Jennifer Coolidge: la madre de Stifler ha conquistado 'The White Lotus'

¿Por qué todos aman a Jennifer Coolidge? Cómo la madre de Stifler ha conquistado 'The White Lotus'

Repasamos la trayectoria de la ganadora del Emmy a mejor actriz de reparto.
Jennifer Coolidge en 'The White Lotus'
Jennifer Coolidge en 'The White Lotus'
Cinemanía
Jennifer Coolidge en 'The White Lotus'

Hace 20 años, Jennifer Coolidge no se llamaba Jennifer Coolidge, sino Jeanine Stifler. El de American Pie fue su primer gran papel, y también su primera gran oportunidad, una que le abrió las puertas (pequeñas) de Hollywood. Por la calle comenzaban a reconocerla, llamando su atención al grito de “la madre de Stifler”, porque realmente nadie se acordaba de Jeanine. En aquel momento tenía 38 años, un talento natural aún inexplorado para la comedia y una incontable lista de papeles secundarios a los que daría vida. Y de qué manera.

Después de Jeanine vino Paulette, Judith, Megan, Victoria, Amanda, Sophie, y también otras tantas que se cruzaron en nuestras vidas sin pena ni gloria ni nombre. Como las fugaces apariciones de, según una rápida búsqueda en Google, la “madre de Brittany S. Pierce” en Glee, una “policía sexy” en Una noche en el Roxbury, o una “diseñadora de moda” en Zoolander.

Pero antes de ser todas ellas Jennifer Coolidge también fue camarera en un bar junto a Sandra Bullock, un trabajo que vendría seguido de pequeñas intervenciones en series de los 90, como la exitosa Seinfeld o Frasier, y que, con excepción de los largometrajes de Christopher Guest, A Mighty Wind y For Your Consideration, serían el germen de una carrera como intérprete en la que, entre chiste y chiste, el arquetipo tomó forma.

De "rubia tonta" nada

Su imponente presencia, su voluptuosidad, su dicción, su melena rubia y su elocuente sentido del humor, en ocasiones le han valido para refrendar el falso rol de “rubia tonta” al que, durante tantos años, ha estado vinculada. Su aparente ingenuidad y torpeza, aunque simpática y tierna, son rasgos que la han acompañado siempre, para bien y para mal, y que han hecho que resulte difícil lograr diferenciar a la actriz del personaje y, en más de una ocasión, le han impedido acceder a producciones y papeles más “serios”. A pesar de haberse consagrado ya como una reina de la comedia.

Jennifer Coolidge en 'Seinfeld' (1989)
Jennifer Coolidge en 'Seinfeld'
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Puede que, a veces, esa actitud suya tan explosiva y auténtica haya jugado en su contra, pero bien es cierto que también ha hecho posible otorgarle a la actriz un lugar en la memoria colectiva que fructifica ahora en forma de icono pop. “Mucho más ahora que antes”, confesaba Coolidge después de hablar en una entrevista sobre el video viral en el que Ariana Grande la imitaba. “Conecto más con la generación de ahora”, aseguraba la de Boston. Y a ello han contribuido, sin duda, personajes míticos de los 2000 a los que dio vida, como Paulette Bonafonté, en Una rubia muy legal

“Entonces, había un cierto tipo de mujer digamos con una belleza no estándar que siempre hacía de la alocada mejor amiga de las protagonistas, de la secundaria rara. Le dije a mi agente que no me interesaba más hacer eso, que quería hacer monólogos de humor. Y me tiré cuatro años intentando vivir de eso. Hasta que volví a esos personajes”, contaba Coolidge desde Italia, durante el rodaje de la segunda temporada de The White Lotus, la serie que le ha devuelto a esos monólogos de humor.

Jennifer Coolidge y Reese Witherspoon en 'Una rubia muy legal' (2001)
Jennifer Coolidge y Reese Witherspoon en 'Una rubia muy legal' (2001)
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Y entonces llegó Tanya McQuoid...

No obstante, a sus 61 años, esta mujer —que estudió en la Academia Estadounidense de Arte Dramático, que es hija de Gretchen Knauff y Paul Constant Coolidge fabricante de plásticos, que es hermana de otros tres, mayores y pequeños, que fue adicta a la cocaína durante casi cinco años— dedicada en cuerpo y alma a la actuación no siempre se sintió tan optimista como mostraba en público y estuvo a punto de tirar la toalla, de dejar su carrera a un lado y abrir una floristería, o eso decía, hasta que conocimos (conoció) a Tanya McQuoid.

En una entrevista, Jennifer Coolidge llegó a contar que nadie le había pedido “ser la protagonista de su historia hasta que llegó él”. “Es como que él dio permiso al resto de la industria para darme ese tipo de papeles”. Habla de Mike White, creador de la serie de HBO The White Lotus.

Jennifer Coolidge en 'The White Lotus'
Jennifer Coolidge en 'The White Lotus'
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Lo cierto es que la estrecha relación entre Coolidge y White viene de mucho antes, justo cuando el nombre de la de Boston empezaba a resonar por las esquinas. Se conocieron en 2009, cuando tuvieron que interpretar a una pareja de novios en la comedia independiente Gentlemen Broncos, de Jared Hess. Desde entonces, y durante 15 años de amistad, White le estuvo jurando y perjurando que escribiría una serie o película en la que ella fuera la pieza clave y brillara como nunca.

Quería ser capaz de escribir algo que le permitiera mostrar a la persona que yo conozco, no al personaje”, confirmó White a Vulture. Ese momento llegó gracias a esta serie y a una de sus irritantes huéspedes protagonistas: Tanya, una delirante heredera millonaria con un turbio y traumático pasado familiar y a la que, de manera inevitable y atropelladamente, hemos aprendido a adorar.

.. y una estrella renació

Sus looks, su manera de andar, de hablar, de reír, de llorar, de traicionar, de comer, de montar en moto a lo Monica Vitti. Su dolce vita, en general, nos ha conquistado. Un personaje en el que vemos mucho de Jeanine, de Paulette, de Judith, de Megan, de Victoria, de Amanda, de Sophie. Y de Coolidge. Aunque a punto estuvo de no ser así.

Después de salir de un papel secundario tras otro, de realizar cameos e intervenciones públicas desastrosas que no hacían más que alimentar los prejuicios y etiquetas que le rondaban, la actriz casi rechaza la propuesta de White, sumida en las inseguridades y decepciones del pasado. “Muchos actores somos tan inseguros y tenemos tanto miedo al fracaso que echamos a perder nuestras propias oportunidades”, se sinceraba para The Guardian, mientras charlaban, no sin sarcasmo, sobre la posibilidad de ser Melania Trump en un biopic.

Jennifer Coolidge en 'The Watcher'
Jennifer Coolidge en 'The Watcher'
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Hace 20 años, cuando la joven chica guapa y delgada era la protagonista de la historia, cuando al cumplir 40 las llamadas de los agentes empezaban a flaquear, y cuando aún no conocíamos a Tanya McQuoid, Jennifer Coolidge no se llamaba Jennifer Coolidge, sino Jeanine Stifler. Hace 20 años, Jennifer Coolidge no imaginó que a los 60 ganaría un Premio Emmy en la categoría de mejor actriz de reparto, ni que coprotagonizaría con Naomi Watts una serie de Netflix, Vigilante, creada por Ryan Murphy.

Hace 20 años, cuando todo comenzó, la gente no se imaginaba que acabaría relanzando su carrera a estas alturas y subida en el escenario de los Emmy bailando, reivindicando, celebrando. Porque Jennifer Coolidge es Jeanine, y Paulette, y también Tanya. Porque ha demostrado que talento le sobra para ser quien quiera ser. Porque ha renacido una estrella (y ni lo sabíamos).

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