La comunidad autónoma de La Rioja se suele relacionar con la cultura vinícola, una de las más célebres de España y del mundo entero. Pero lo cierto es que en la ribera del Ebro hay ciudades apasionantes que son mucho más que sus vinos, como lo es Logroño. La capital de la región es una de las urbes más desconocidas a la par que fascinantes del interior de la Península Ibérica, por eso es perfecta para hacer una escapada.
Desde increíbles paseos a la orilla del río y visitas a monumentales edificios históricos hasta degustar los mejores vinos en viñedos de ensueño, Logroño es una ciudad ideal para pasar un fin de semana. Los increíbles lugares para visitar y las numerosas actividades que se pueden realizar en la capital de La Rioja son inigualables y por ello es una de las urbes más especiales de toda España.
Día 1 en Logroño: sus lugares más importantes
Para comenzar el día en Logroño, lo mejor es visitar los restos de la antigua muralla ciudad, especialmente el increíble Cubo del Revellín, que data del siglo XVI, y la Puerta del Camino, erigida en esa misma época y que todavía sigue en pie. Además, muy cerca de allí se encuentra el precioso Convento de la Merced, que actualmente es la sede del parlamento autonómico. A apenas unos metros se ubica otro de los lugares más bonitos de la urbe, el Museo de La Rioja, que en realidad es un palacio barroco del siglo XVIII que sirvió de centro social para personas de la aristocracia.
Tras degustar un increíble vino y la exquisita gastronomía logroñesa, por la tarde se puede reanudar la visita en la concatedral de Santa María de La Redonda, un imponente edificio del siglo XV de estilo gótico y barroco donde descansan los restos del general Espartero y que está construido sobre varios templos primitivos. Muy cerca de ahí se encuentran dos iglesias que ningún turista puede perderse, como son la de San Bartolomé, la más antigua de Logroño y que data del siglo XII, y la de Santa María de Palacio, cuyo retablo es una verdadera maravilla.
Día 2 en Logroño: viñedos y más lugares increíbles
No puedes irte de Logroño sin hacer una excursión a un viñedo cercano. La Rioja se caracteriza por la espectacular calidad de sus vinos, por lo que realizar una cata en una bodega cercana es casi una obligación. De vuelta en la urbe, la última tarde se puede aprovechar para conocer el resto de lugares imperdibles de la ciudad, como la iglesia de Santiago el Real o la preciosa Casa de las Ciencias, todo ello mientras se da un agradable paseo a orillas del río Ebro y se cruzan algunos de los puentes más bonitos, como el de Puente de San Juan Ortega o el de Hierro.
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