La infanta Margarita en azul (1659). Velázquez - 3 minutos de arte

La infanta Margarita

Cuadros Fundamentales para entender la historia de la Pintura

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La infanta Margarita en azul (1659). Velázquez
Óleo sobre tela. 127 cm x 107 cm
Museo de Historia del Arte. Viena, Austria

 

Éste es un cuadro donde el verdadero protagonismo no lo tiene la niña (que ya ha sido protagonista de Las Meninas) sino su vestido.

La obra es un modelo del virtuosismo del pintor en su etapa más madura (ya se aproxima al final de sus días), ese virtuosismo que lo hará ser tan admirado por otros pintores de los siglos venideros como el más grande de todos los tiempos (una nota de color: hasta el bigotito del mismísimo Dalí es un homenaje a Velázquez). Pero más allá de ello, el tratamiento del vestido tiene una importancia inimaginable.

La sensibilidad de Velázquez y su técnica genial hacen que, en cada obra de su madurez, capte como nadie los efectos de la atmósfera que rodea a los cuerpos, el reflejo de la luz, la vibración de los colores. Para lograr eso es fundamental esa pincelada rápida, suelta, libre, vibrante. Es también una pincelada que en su velocidad puede verse “imprecisa”, y dar a la obra un aspecto “abocetado”, inacabado. Pero es ese mismísimo efecto lo que le da a las escenas y a los personajes de Velázquez una fuerza vital sin precedentes.

En el vestido azul, con esas pinceladas, el artista aplica pequeños toques de colores puros (hay que ampliar la imagen para ver en detalle), toques de colores cálidos sobre fondos oscuros y fríos. Y, como podemos sospechar, ésa será una de las grandes influencias que recibirá el Impresionismo. Algo que sucederá cuando Manet y Renoir vean este cuadro de cerca, más de 200 años después de ser pintado.

Manet declarará que Velázquez es el pintor más grande que ha existido y lo llamará “pintor de pintores”, un título que nadie se ha atrevido a cuestionar hasta hoy.

Algo gracioso es que en su propia época Velázquez es criticado, no es tan popular, ya que ese aspecto inacabado de sus cuadros resulta controversial. Pero bueno, una de las características de la genialidad es que justamente tarda en ser comprendida por los demás (o como diría el escritor Johnathan Swift: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él”).

Velázquez pinta este vestido azul un año antes de morir. Y en él, como si fuera su testamento, le deja a la historia de la Pintura una herencia de un valor incalculable.

 

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1 comentario

CECILIA · 6 junio, 2020 a las 11:03 pm

excelente public.

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