Testamento de Carlos II (3 de octubre de 1700)

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Carlos II, niño

Carlos II fue el último Habsburgo del Imperio Español. El 3 de octubre de 1700, plenamente consciente que se moría con apenas 38 años, firmó un polémico testamento en el que lucidamente dejaba como futuro rey del Imperio Español a un nieto de Luis XIV de Francia, tradicional enemigo de España y que no fue hasta 1697, con el tratado de Rijswijk, no había dejado de estar en guerra contra la monarquía de los Habsburgo. Parecía talmente una sinrazón, producto de una mente enferma debido a los sucesivos matrimonios endogámicos de sus antepasados. Pero no todo es la que parece y mucho menos en la historia de España, donde tantos lugares comunes y tantas mentiras se han escrito.

 La historia oficial afirma que Carlos II era un pobre hombre, impotente y con escasas luces. La realidad era que se encontraba seriamente debilitado por la nefasta costumbre de casarse entre familiares cercanos, lo que le produjo un deterioro generalizado de su cuerpo y esterilidad. Lo que no es tan claro es que sus capacidades mentales estuvieran seriamente mermadas. De hecho las acciones que se  desarrollaron durante su reinado, fueron el comienzo de la recuperación de España como imperio.

Carlos II tenía una opinión de sí mismo, peor de lo que nos podemos imaginar. No confiaba en su criterio ni en sus capacidades pero sorprendentemente supo rodearse de personas con capacidad para enderezar el rumbo de un imperio que había comenzado a desmoronarse con su padre.

Se suele afirmar que sus validos, las personas que realmente llevaban la carga del gobierno, no estaban a la altura de las circunstancias. Pero analicemos la secuencia de estos personajes. El primer hombre de confianza fue Juan Everardo Nithard, nacido Johann Eberhard Nithard, o sea nacido en Austria. Jesuita formado en su tierra, tuvo más influencia en los aspectos espirituales que en los políticos. Se le reprocho el Tratado de Lisboa, por el que se reconocía la separación de Portugal de la Corona, pero por otro lado se ignora que la guerra con Portugal era una sangría que, en caso de éxito, escaso beneficio iba aportar al Imperio. Sus ideas en el terreno económico, con una contribución única y rebaja de los impuestos al consumo, no llegaron a implementarse.

Después vino  Fernando de Valenzuela, fue el primer valido que recibió el nombramiento específico de primer ministro, no es una cuestión baladí, por que le permitió reunir con un único criterio los esfuerzos reformadores. A continuación nos encontramos a Juan de Austria, hermanastro que empezó como primer ministro en febrero de 1677. Era un hombre extraordinario de gran capacidad, pero murió apenas dos años más tarde. Carlos II había elegido bien, pero la muerte se llevó a una persona inteligente y activa en el cual muchos españoles habían depositado sus esperanzas.

Vemos llegar en 1680 a el duque de Medinacelli (1680-1685), que pasó sus cinco años de gobierno, luchando contra la oligarquía aristocrática para podar sus múltiples privilegios. Fundamentalmente, intentó repartir mejor las cargas fiscales entre los distintos estamentos.

A continuación toma el cargo el duque de Oropesa, que se esforzó a recuperar la economía española, reformar y adelgazar la burocracia, así como aumentar la aportación de la Iglesia Católica a las arcas estatales.

Después se repartió el cargo entre diversas personas, Juan de Angulo, Alonso Carnero, el duque de Montalvo y el conde de Melgar. Se les acusa de actuar a voluntad sin unas directrices claras, pero la realidad es que consiguieron doblegar la inflación galopante y revertir una situación de déficit crónico. Puede que los gobiernos actuales, deban revisar la historia y aprender de ella.

Por último el famoso testamento. Claramente, el objetivo último era el de evitar el reparto de los territorios de la Monarquía. Adicionalmente se firmaría definitivamente la paz con Francia y se podrían llegar a alianzas a largo plazo. El primer objetivo se alcanzó y Luis XIV se encontró en una situación jamás imaginada en la cual no podía aspirar a reclamar territorios que estaban bajo un pariente cercano.

Lo que fue aceptado por nuestro tradicional enemigo no lo fue por otros en Europa y todo terminó en una guerra generalizada, que se hubiera producido en cualquier caso, que duró cerca de trece años y tuvo un alcance mundial, pero España mantuvo su integridad territorial. Carlos II no podía predecirlo todo, pero debemos reconocer que su testamento fue crucial para España y ciertamente beneficioso para ella.

Manuel de Francisco Fabre

https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_II_de_Espa%C3%B1a

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