Exciter - Heavy Metal Maniac

Exciter, combo canadiense que tomó su nombre de un tema de los mismísimos Judas Priest (influencia notable), nos escupió en 1983, año maravilloso para el reino metálico (era de movidas como "Piece of Mind", "Show No Mercy" o "Kill' em All"), "Heavy Metal Maniac". Debut de acero, y bañado en cromo.

Speed Metal primigenio, muy anclado en la N.W.O.B.H.M, y que nace con vocación de valiente, de revienta-cuellos. Un deleite, chato. En plena era dorada del Heavy Metal, Exciter, pasados de rosca, mega-salvajes, armados hasta los dientes de buena mercancia riffera, se disponen a volarte el cabezón. Y no puedes hacer nada. No puedes esconderte, pues te encontrarán. El sonido de su guitarra y la cólera de su mensaje te olerá a kilómetros e irá directita a ti, a comerte vivo, a no dejar de ti ni un mísero zapato. Canadienses hijos de mala madre. Ideales para darle cera a un vehículo cañón.

La fotografia que ilustra "Heavy Metal Maniac" me encanta, tio. Simple. Directa. Negro y rojo, a lo "Sin City", para resumir la historia que nos aguarda. El negro va por el luto que vestirán nuestras madres después de que nosotros, pobres diablos ignorantes, le hayamos dado al play. El rojo, claro, es la sangre, el rastro que hemos dejado. Eso nos pasa por acercarnos tanto al Marshall de la portada.

"The Holocaust", intro misteriosota, que juega bien sus cartas y ya hace que desde el primer segundo nos interesen Exciter, nos planta ante "Stand Up and Fight", un ente tan veloz como el puto Flash (el personaje de DC Comics, empanao) y tan fuerte, tan iroso, como el jodido Hulk. La voz de Beehler, que también se encarga de la batería (y con nivel), funciona a la perfección conjugando lo bravo con lo agudo. Ricci, el seis cuerdas, joder, se sale. Una pasada. Técnica, fluidez, ideas, visión y, ante todo, fuego creativo. Un estado de gracia total. Momento dorado que todos debían aprovechar. Pureza metálica, alaridos infernales, pegada y épica. Cojonudo primer track, oye.

"Heavy Metal Maniac", todo un himnazo que no reniega del amor a Judas Priest, pero que se lanza a la piscina de la máxima garra, a por todas, le deja el paso libre a la oscura y mediotiempera "Iron Dogs", a la sabbath-priestera-venomista "Mistress of Evil" y a "Under Attack", que tira la casa por la ventana en cuestión de potencia, de pura caña brava. Tres tios que hacen tanto ruido como 300. Unos Motörhead en el Speed, tio. Y con un nivelón para quitarse el sombrerete.

"Rising of the Dead" (con mucho poso punkarra-venomista) se planta ante "Black Witch". Es hora de sumergirse en una paranoia oscura, en todo un viaje. Enciende el mechero, pero no por que vayas a vivir una balada (si es lo que piensas), sinó para ver. Para poder ver algo a través de la oscuridad que te envuelve. El tema, que navega poco a poco, que se toma su tiempo, acaba arrancándote la piel a tiras. Atmósfera y el sonidazo de mil tormentas. Un bajo que hace un trabajo excepcional, un guitarra perfecto y un vocalista-batería que vale su peso, que no es poco, en oro. Poco más se le puede pedir a un debut. Magia metálica. Un fuego que lo consume todo y que avanza sin parar. Eso son Exciter. Fuego, sentimiento, pasión, arrojo y agallas de King Kong.

"Cry of the Banshee", el último track (el disco se pasa de rápido que parece broma. Lo que habla muy bien de la ofrenda 83, claro), apuesta por la velocidad, por el impacto total, por el arrase del oyente. Y bien que hace, leches. En la cima, colega. Ando en el puto Everest del patadón que he recibido de Exciter. Qué mala uva tienen los canadienses. Qué salvajada. Y pensad que estábamos en 1983. Partiendo la pana como maestrazos.

4 cuernos (altísimos) para "Heavy Metal Maniac". Puro ataque. Violencia speedico-metálica, distorsión y la cólera de mil demonios. Excitantes hasta decir basta. Agitadores totales.

Exciter siempre han sido sinónimo de calidad. Debut que debes conocer. Y más, chatín, si te las das de metalero.