¿Qué es real y qué es ficción en 'La reina Carlota'?

¿Qué es real y qué es ficción en 'La reina Carlota'?

'La reina Carlota', el spin-off de 'Los Bridgerton'
'La reina Carlota', el spin-off de 'Los Bridgerton'
Netflix
'La reina Carlota', el spin-off de 'Los Bridgerton'

No importan cuántos archivos históricos se consulten: Los Bridgerton no figuran en ellos. Y no lo hacen, sencillamente, porque no existieron. Daphne, Anthony o Penelope Bridgerton son producto de la invención de la showrunner Shonda Rhimes. ¿Ocurre así, también, con los personajes de La reina Carlota, precuela de esta serie?

En absoluto. Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, la protagonista de la nueva producción de Netflix, existió en realidad, al igual, por supuesto, que el rey Jorge III. Sin embargo, tampoco estamos antes una rigurosa biografía de la reina Carlota, sino más bien al contrario. Así que, ¿cuánto hay de verdad y cuánto de ficción en el flamante fenómeno de Netflix? 

'La reina Carlota: Una historia de los Bridgerton'
'La reina Carlota: Una historia de los Bridgerton'
Cinemanía

Lo que sucedió

Un romance real

Con la muerte de su abuelo, Jorge II, Jorge III sube al trono a la edad de 22 años. Pero lo hace soltero: aún no se había designado una consorte para el joven rey. Cuando aún era príncipe, Jorge III se había enamorado de Sarah Lennox, hija del segundo Duque de Richmond, pero su madre, la princesa Augusta, rechazó este matrimonio porque, hasta ese momento, todas las reinas habían sido alemanas

De mala gana, el ya coronado Jorge III accedió a buscar una mujer germana y, para evitarse nuevos desencantos, le encomendó esta tarea a su madre. La elegida entre las protestantes fue una doncella de diecisiete años, que no hablaba una palabra de inglés y era hija menor del duque Carlos Luis Federico de Mecklemburgo. Su nombre era Carlota. 

Aunque los inicios del matrimonio no fueron muy halagüeños, con la reina Carlota como desdeñosa segunda opción, el enlace entre la alemana y el inglés terminó siendo un acierto. La reina Carlota daría a luz a quince niños, aunque no todos sobrevivieron y, como parece deducirse de las cartas que los reyes intercambiaron al ser separados, ambos estaban tan enamorados como se muestra en la serie de Netflix. 

Una enfermedad misteriosa

La citada separación también ocurrió en realidad, y las causas no fueron supuestas desavenencias entre Jorge III y la reina Carlota, sino la enfermedad mental que sufría el primero, que lo volvió inestable y, finalmente, una amenaza para su propia mujer.

Según la novelista Frances Burney, coetánea de los reyes, la reina Carlota se pasaba los días vagando por los pasillos de palacio mientras repetía, insistentemente, “¿Qué será de mí? ¿qué será de mí?”.  

La enfermedad que padecía Jorge III nunca ha resultado fácil de desentrañar para los historiadores. Durante años, se apuntó hacia la porfiria, pero investigaciones posteriores han sido críticas con este diagnóstico.

Actualmente, suele contemplarse el trastorno bipolar como la afección que atormentó a Jorge III, del que se dijo que perdió las colonias en América y la cabeza en Inglaterra. 

Pese a que las crisis que atravesaba en ocasiones acabaron por ahuyentar a su mujer, que exigió un cuarto separado del rey, el matrimonio mantuvo una relación epistolar a lo largo de toda su vida: la reina Carlota moriría en 1818 y Jorge III, en 1820.

Fotograma de 'La reina Carlota'
Fotograma de 'La reina Carlota'
Netflix

Lo que no sucedió

Un matrimonio condenado

En la serie de Shonda Rhimes, Jorge III muestra síntomas de su enfermedad al poco de casarse con la reina Carlota, en 1761. En realidad, el matrimonio disfrutó de algunos años de tranquilidad antes de que el estado de Jorge III se agraviase.

Concretamente, hasta 1765, cuando la salud del monarca, que hasta entonces había sido envidiable, empezó a flaquear. En la producción de Netflix, estos cuatros años de paz, paseos por los jardines de Kew y cacerías en el parque de Windsor no duran apenas un segundo.

El gran experimento

¿Fue el reinado de Carlota el rompehielos de la igualdad entre blancos y negros en la Inglaterra del siglo XVIII? Pues no. En la serie, la llegada de la consorte alemana da pie al llamado “gran experimento”: la inclusión de personas de color en la alta sociedad, con el objetivo de demostrar que para ellos también había espacio en la aristocracia. 

Aunque sin duda lo había, “el gran experimento” es una invención no menos grande de Shonda Rhimes. Durante la Regencia, se estima que la población negra superaba las 20.000 personas, pero la mayoría pertenecían a los estratos más bajos. La esclavitud, de hecho, no se abolió en Inglaterra hasta 1833, con lo que cualquier esperanza de una sociedad igualitaria aún quedaba muy lejos. 

'La reina Carlota: Una historia de Bridgerton'
'La reina Carlota: Una historia de Bridgerton'
Netflix

¿Una reina negra?

Tal vez el rasgo más impactante de la serie sea el color de piel de la reina Carlota. La consorte de Jorge III, tal y como se cuenta en la ficción de Shonda Rhimes, proviene de Alemania, país en el que su padre ostenta el título de duque. 

En ningún archivo real se hace alusión a que la reina Carlota fuese negra, así como a que lo fuese alguno de sus antecesores. Y, sin embargo, la pregunta que nos hacíamos antes no es en absoluto fácil de responder.

Desde mediados del siglo XX, algunos historiadores, como el jamaicano Joel August Rogers, han defendido que la reina Carlota tenía sangre subsahariana o negra en sus venas. Y no en una cantidad marginal precisamente: tras analizar sus retratos, muchos han señalado en la reina facciones propias de una mujer negra, como los gruesos labios y las amplias aletas de la nariz. 

La auténtica identidad de la reina Carlota se ha convertido en una cuestión de orgullo para muchos afroamericanos radicados en Charlotte (Carolina del Norte), ciudad epónima de la reina consorte, tal como señaló Bethany Rebekah Holt Gregor en su tesis, dedicada a Carlota Mecklemburgo. 

No obstante, un gran número de académicos han desestimado estas teorías, que rebrotaron no ya con el estreno de la serie en Netflix, sino con el enlace entre el príncipe Harry y Meghan Markle. David Buck, portavoz de Buckingham, zanjó la cuestión en una entrevista concedida al Boston Globe: “Sobre esto han existido rumores desde hace años. Y, sinceramente, creo que hay cosas más importantes de las que hablar”. 

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