'Sí, buenas noches, ¿dígame? El cine según Carlos Pumares' (Episodio II): El boli de Hannibal Lecter

'Sí, buenas noches, ¿dígame? El cine según Carlos Pumares' (Episodio II): El boli de Hannibal Lecter

El segundo capítulo del podcast de La Libreta para CINEMANÍA recuerda las películas por las que más preguntaban al crítico sus oyentes.

Episodio II del podcast 'Sí, buenas noches, ¿dígame? de @lalibreta para CINEMANÍA
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Cinemanía
Episodio II del podcast 'Sí, buenas noches, ¿dígame? de @lalibreta para CINEMANÍA

Aunque gran parte de ‘Polvo de estrellas’ se sustentaba en las llamadas de los oyentes, en muchas de ellas el sufrimiento de Carlos Pumares traspasaba las ondas hasta hacerse bien palpable al otro lado de la emisión. En ocasiones, para torcer el morro le bastaba escuchar cómo respondía el interlocutor a su “Sí, buenas noches, ¿dígame?” No se esforzaba mucho en disimularlo.

Pumares odiaba las listas. Si el oyente empezaba a pedirle su mera opinión sobre una serie de películas, sin posibilidad de dar una mínima profundidad a la conversación, le despachaba lo antes posible y daba paso al siguiente, a ver si había más suerte y surgía una charla con la que pudiera disfrutar él y, por tanto, la audiencia.

También le sacaban de quicio las preguntas repetidas, esas que aparecían varias veces al mes, a la semana e incluso podían repetirse en sólo unos minutos. Había reiteraciones a corto y a medio plazo. Películas como Jaque al asesino o Juego de patriotas daban la tabarra durante unos meses y luego desaparecían al mismo tiempo de la cartelera y del programa. Otras en cambio llegaban para quedarse. Como Terminator. Como Ghost. O como Blade Runner. Cuando le preguntaban por la película de Ridley Scott, Pumares no sólo decía que no le gustaba, sino que solía aprovechar para recordarnos que muchos de sus colegas, en su día, la pusieron a caldo y luego se bajaron del burro. Justo lo que hizo él con Sin perdón, a la que machacó tras verla por primera vez. “Es verdad lo que le oí decir a alguien al salir del cine: no tiene perdón”. Con el tiempo rectificó y colgó al western crepuscular de Clint Eastwood una de sus etiquetas características: “Obra maestra”.

A veces, los oyentes recurrían al programa para entender el final de una película. En el caso de 2001, una odisea del espacio, la explicación tenía lugar cada verano, en un programa especial al que Pumares llamaba 'El monolito’. En otros casos, le pedían ayuda con películas de actualidad, bastante menos crípticas, como Instinto básico —"Entonces... ¿la asesina es la rubia o la morena?”— o El silencio de los corderos. Pocas películas provocaron más preguntas y durante tanto tiempo. ¿Qué había querido decir Hannibal Lecter al final de la película? Y sobre todo, ¿cómo demonios había hecho para coger ese bolígrafo con el que luego...?

En 1992, Pumares viajó a Los Angeles para retransmitir en Antena 3 Televisión la ceremonia de los Oscar que encumbró, precisamente, a la película de Jonathan Demme. Era la primera vez que una televisión privada emitía la gala en España, y también la última que pudo verse en abierto. Esa vez Pumares no pudo llevar consigo su reproductor de vídeo, como tenía por costumbre cada vez que viajaba en coche a los festivales. Aquellas crónicas narrando lo que había disfrutado o padecido en Cannes, Berlín, San Sebastián, Valladolid o Sitges alteraban la rutina de un espacio en el que los oyentes escribían una parte importante del guion. Y no siempre acertaban, claro.

Episodio II: 'El boli de Hannibal Lecter'

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