Wonka (2023), de Paul King

Original y vistosa película sobre Willy Wonka, el enigmático personaje creado por Roald Dahl en su novela “Charlie y la fábrica de chocolate”, una obra que ya dio lugar a dos importantes adaptaciones al cine, de 1971 y 2005, en donde el personaje de Wonka era interpretado por Gene Wilder y Johnny Depp, respectivamente. En el caso de Wonka la historia no parte de un texto previo sino que ha sido creada para la ocasión por el director Paul King, quien ha escrito el guión con Simon Farnaby. Ambos cineastas colaboraron felizmente en Paddington 2 y ahora, seis años después, repiten imaginando los orígenes del personaje de Wonka, cuando siendo un muchacho llega a la gran ciudad dispuesto a abrir la mejor tienda de chocolates. Y lo hacen en forma de musical, con numerosas canciones repartidas a lo largo de la historia y siempre con la idea de fondo de que nunca hay que dejar de perseguir los propios sueños.

Wonka posee un corazón generoso y despreocupado, lo que provoca que el mismo día de llegar se quede sin dinero. Encontrará cobijo en una especie de pensión regentada por la Sra. Scrubbit, quien le permite pernoctar después de firmar un contrato. Wonka firma porque está seguro de que al día siguiente su negocio de chocolates arrancará con éxito en su lugar soñado, las Galerías Gourmet. Sin embargo, Wonka ha sido engañado y queda atrapado con una deuda millonaria, por lo que tendrá que quedar recluido trabajando en la pensión. Su sorpresa será que no es el único en ese siniestro lugar, sino que otras personas han corrido la misma suerte que él. En realidad todo forma parte de una conspiración orquestada por los más importantes chocolateros de la ciudad, unos mafiosos que tienen engañada a la población y que están empeñados en evitar que el recién llegado prospere en el negocio.

Lo que mejor funciona en la película es sin duda el risueño personaje de Wonka, mucho más cercano y encantador que el de las otras versiones. Aquí se mantiene el enigma en cuanto a sus talentos mágicos y su capacidad creativa, pero no tiene un ápice de las intenciones ambiguas o incluso del turbio corazón que desprendía el personaje en otras adaptaciones. El Wonka de esta película es un soñador de corazón puro, un jovenzuelo alegre que desea explotar su don de crear los más deliciosos sabores con chocolate y gracias a ello hacer felices a los demás. Por contra, sorprende que el guión añada un burdo toque anticlerical al convertir la catedral en el nido de los malvados y que pinte a los clérigos como una especie de secta a su servicio. Aunque ciertamente la presencia del obispo Rowan Atkinson rebaje algo el impacto de esa chusca decisión.

Wonka destaca mucho por su cuidado diseño de producción, con una ambientación que recuerda el mundo victoriano de Oliver Twist, aunque ese estilo dickensiano se pierda en numerosos momentos debido al colorido y a las numerosas situaciones fantasiosas que pueblan el relato, incluidas las apariciones del divertido Oompa-Loompa interpretado por un gracioso y anaranjado Hugh Grant. Y por supuesto funcionan los variados números musicales, con letras optimistas y coreografías más o menos sencillas, entre los que destaca sin duda el ferial pasaje de la apertura de la tienda. Entre el reparto es justo reconocer que Timothée Chalamet, ese actor con perpetuo aspecto de imberbe efebo, logra una estupenda composición como protagonista y además aprueba con nota a la hora de interpretar también los temas musicales. El resto del reparto cumple eficazmente, especialmente la chiquilla Calah Lane y la veterana Olivia Colman.