Vivienne Westwood, uno de los nombres más influyentes de la moda durante el siglo XX y XXI, conocida también como la creadora de la estética punk, murió el 29 de diciembre de 2022 en la ciudad de Londres. Durante las muy memorables cinco décadas en las que se desempeñó en la industria, la prolífica diseñadora británica acumuló una inmensa lista de seguidores y de momentos de la moda que merecen estar en los libros de historia. Para decirlo simple, si es que se puede, Westwood redefinió de manera continua la manera en la que vestimos, ganándose un inmenso respeto y reconocimiento mundial, así como también el título de Dama del Imperio Británico.
Para celebrar su magnífica obra y su sello en la moda, Vogue escarba en los archivos para intentar resumir los momentos que definieron la carrera de Vivienne Westwood, y le han dado forma a la historia reciente de la moda.
430 Kings Road, Chelsea, de 1971 a 1980
Cuando Vivienne Westwood conoció a Malcolm McLaren, el manager de la banda fundadora del punk Sex Pistols (con quien más tarde tendría un hijo), abrieron juntos una boutique en Chelsea, en Londres, en 1971. La tienda en el número 430 de Kings Road cambiaba su nombre para hacerlo coincidir con las colecciones que lanzaba: de ‘Let It Rock’ y ‘Too Fast To Live’, a ‘Too Young To Die’ y ‘Sex’, en 1974.
En 1977, justo cuando el gran hit de Sex Pistols, God Save The Queen, llegó a estar de primero en la lista de NME, la tienda pasó a llamarse Seditionaries, buscando reflejar la nueva estética y la actitud que daba vida a un movimiento entero, que llegaría a conocerse como el punk rock.
Una nueva era romántica, de 1981 a 1986
En 1981, Westwood y McLaren hicieron debutar sus looks en las pasarelas de Londres, donde su colección Pirates fue aclamada como una liberación de las constreñidas siluetas de los años 70. Y aunque su trabajo con McLaren terminara poco después, Westwood continuó dominando el mundo de la moda con diseños que definieron una era.
Fue reconocida por tomar detalles de vestidos históricos, especialmente del romanticismo de la era victoriana. Para ilustrarlo mejor: Mini-Crini, Primavera-Verano 1985, donde en lugar de incluir los hombros masculinos que reinaron durante los años 80, se lanzó con vestidos inspirados en los más conservadores del siglo XVII, pero ajustándolos sensualmente, para llamar la atención sobre las curvas. Y, por supuesto, no podemos olvidar los icónicos zapatos rocking horse, que sacó en esa misma época.
Los años paganos, de 1987 a 1992
De apoyar al movimiento punk a parodiar a las clases altas: un gran salto se hizo evidente en los tardíos años 80, a los que Westwood se refiere como ‘los años paganos’. Su influyente colección de Harris Tweed en Otoño-Invierno 1987 se inspiró en una niña a la que vio un día en el tren. ‘No debe haber tenido más de 14. Llevaba un moño alto, una chaqueta Harris Tweed y un bolso con un par de zapatillas de ballet dentro de él. Se veía tan cool, tan compuesta, allí parada…’, le dijo Westwood a The Independent, en 2011.
En 1992, Westwood recibió la Orden del Imperio Británico por sus servicios en la moda, un momento que pasó a la fama además por el hecho de que no llevaba ropa interior cuando aceptó el reconocimiento de manos de la reina en el palacio de Buckingham.
Anglomanía y el auge de las supermodelos, de 1993 a 1999
En los años 90, Westwood volvió a cambiar su estética, mezclando referencias históricas tanto inglesas como francesas, mientras jugaba con proporciones más modernas y sastrería muy precisa. En 1993, Westwood se casó con el austríaco, Andreas Kronthaler, por entonces un estudiante de diseño. La pareja formó una asociación muy exitosa, tanto en la vida como en el trabajo, que perduró hasta el final de su vida.
En cuanto a los momentos memorables en la pasarela de Westwood durante esos años, recordamos a Naomi Campbell trastabillando en unas plataformas de nueve pulgadas en el show de Otoño-Invierno 1993, así como los corsets en Otoño-Invierno 1994. Tampoco olvidamos a Kate Moss, maquillada como María Antonieta y recorriendo la pasarela topless, mientras se comía un helado en el show Erotic Zones, Primavera-Verano 1995. Todos estos momentos fundacionales de la moda, todavía hoy son materia de referencia.
Activismo y androginia
En los años 2000 ya Westwood comenzaba a usar sus colecciones y sus shows de pasarela como plataforma política, especialmente con todo lo relacionado con el ambientalismo y la lucha por salvar al planeta. ‘El cambio climático es mi prioridad en este momento, no la moda’, le dijo a The Guardian en 2014. A partir de este momento, todo lo que ha lanzado lleva implícito un mensaje social y político, desde prendas con slogans (que evocan su época punk) hasta protestas en la pasarela contra el Brexit y el calentamiento global y a favor de la libertad de expresión.
Su colección para Otoño-Invierno 2015, Unisex, fue probablemente una de las primeras en traer looks andróginos ante el público general, abriendo el camino, una vez más, para una era de progresismo e inclusión en la moda.
Es evidente que la ‘grande dame’ de la moda británica no sólo sacudió una y otra vez la manera en la que vemos el diseño, sino que también tomó acciones urgentes sobre los asuntos globales más importantes en los que cree con firmeza. El legado de Vivienne Westwood en la moda es innegable y su pérdida deja un vacío que será muy difícil de llenar.
Artículo originalmente publicado en Vogue.co.uk.