Cuando Harry encontró a Sally

Decepcionante comedia romántica que si no fuera por la manía que tenemos de ver cosas distintas, personajes "modernos" y el atrevimiento de ciertas secuencias, pasaría sin pena de gloria. O sería directamente mala. Virtudes tiene pocas. Diría que el planteamiento es original, que Meg Ryan (¿parecido razonable con Alicia Silvertsone?) está guapa y que estos dos han sido muy bien caracterizados durante esos 12 años y trece meses transcurridos. Al principio parecen jovenzuelos de verdad. Pero el resto no hay por donde cogerlo. Muchos diálogos pretendidamente a lo Woody Allen pero que son tontos, aparatosos y forzados. Hay un aire de artificialidad permanente que culmina en la ridícula escena del orgasmo fingido, que aparte de no ser nada simpática, no se la cree nadie. ¿En la vida real, quién haría eso? ¿Lo hemos visto nosotros alguna vez? Y por si fuera poco, Harry (Billy Cristal) es un completo impresentable, desagradable y grosero. Me cae fatal desde el primer momento. Es un fresco y no lo oculta. Pero lo bueno está en que la chica tiene que tragárselo. Ya verá como funciona.

Claro que no nos engañemos. "Cuando Harry encontró a Sally" tiene muy poco de comedia y menos aún de romántica. Apenas te ríes y cualquier cosa parecida al concepto de "romántico" es pura coincidencia. Me aterroriza que haya gente que sueñe con tener una relación tan petarda como ésta. Quizás es porque son tan modernos que pasan olímpicamente del deseo, la pasión o el amor, cosas muy reaccionarias, por lo que se ve. Pueden tener una relación, darse unos besos o acostarse pero detrás de esto no hay nada. De ahí a que se vea como un accidente, un error, algo no premeditado, que sucede y ya está, sin darle más vueltas. Diría que son tan avanzados que ni siquiera se gustan. De hecho se pasan años haciendo el panoli como amigos estos dos porque no se atraen. De lo contrario no hubieran necesitado tanto tiempo para darse cuenta de lo que sienten. A mí, en cambio, desde que era niño, cuando me gusta una chica, me doy cuenta en cuanto la veo. Ya sabéis, el corazón nos late más fuerte, nos ponemos tontos y demás. Comprendo que es un atraso pero qué le vamos a hacer.

Atención especial merece la pregunta de si "¿Pueden un hombre y una mujer ser sólo amigos?". Evidentemente sí, pero no es frecuente, siempre que se entienda esta amistad como profunda, de las de "mi mejor amigo" o "mi mejor amiga". De todos modos, la respuesta no es tan importante como la fascinación que despierta en las chicas esta posibilidad. Me parece que este deseo esconde una visión, en cierto modo progresista, de las relaciones humanas consistente en neutralizar la sexualidad, sospechosa de atentar contra la libertad y la igualdad de las mujeres. No me refiero a tener sexo, sino a desearlo. Poniendo un ejemplo extremo, para que el varón no se encienda, las musulmanas tienen que permanecer en casa e ir cubiertas de los pies a la cabeza. O sea, se ven coartadas seriamente en su libertad y su igualdad. Y como esto no lo podemos permitir, tenemos que negar el deseo que es lo que impide la amistad y hasta la normalidad en la vida social. Lo peor es que de esta forma se elimina esa virtud femenina, que la hacía sentir poderosa, que es la capacidad ilimitada de seducción.

Cuando una peli se hace descansar, más que en las situaciones que en ella se suceden, en los diálogos de sus protagonistas, se corre el riesgo de fabricar un muermo sesgado además por la forma de pensar de director y guionistas. Sin embargo también se puede conseguir un film ágil que, aparte de divertido, te haga preguntarte cosas. Woody Allen lo consiguió a menudo, según opino humildemente, durante los 80 y primeros 90. Y por lo que se ve, Rob Reiner también, en esta película... aunque sólo por el hecho de haber rodado "La princesa prometida" ya se haya ganado el cielo.
La pareja que componen Meg Ryan y Billy Crystal es de aúpa. No hay sólo química, está todo el Quimicefa al completo. Bellísimos los dos. No es una comedia usual para lo que se hacía en aquella época, finales de los 80. Yo la encuentro mucho más atrevida, es capaz de hablar de sexo, relaciones, amistad, amor, y tratar al espectador como un adulto (cosa que no es nada fácil nunca, ni siguiera hoy). Me gustó, me hizo disfrutar y...

Seguro que la habreis visto en más de una ocasión. Una de las comedias más logradas y de mayor éxito de los años 80. Es ya clásica la escena del orgasmo en el restaurante, aunque lo mejor de todo son sin duda los diálogos, brillantes y originales que giran en torno a este tema principal: los hombres y las mujeres no pueden ser solo amigos. Interesante cuestión sobre la amistad y el amor que dos amigos debatirán sin que parezcan llegar nunca a un acuerdo, a pesar de que se sienten atraidos el uno por el otro aunque no lo quieren reconocer. Para él, un hombre y una mujer no pueden ser amigos si se ven atractivos entre sí, aunque ella piensa lo contrario. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Curiosa la aparición de Carrie Fisher (princesa Leia en Star Wars) con unos kilitos de más y sobre todo la de Billy Cristal que borda su papel. Meg Ryan, en la linea de sus comedias románticas, aunque en ésta, la pareja protagonista transmite esa química que en otras falta.

Esta es una de esas películas que puedes ver más de una vez y seguir riéndote cada vez que la ves. Muy divertida y entretenida.

Cuando Harry encontró a Sally es la comedia romántica emblemática de la década de los ochenta. Con un material que actualizaba la clásica guerra de sexos en el género, y el eterno dilema que existe entre los hombres y mujeres cuando se mezcla la amistad y el amor, el director Rob Reiner (entonces en la cumbre de su carrera) y la guionista Nora Ephron (que había escrito las maravillosas Silkwood y Se acabó el Pastel, y que más tarde se consagraría con Algo para Recordad y Tienes un e-m@il), relatan en Cuando Harry encontró a Sally una prototípica historia de chico-conoce-chica y todo lo demás, cuya mayor virtud está en la sinceridad que emana de su guión.

Éste en ningún momento peca de ponerse trascendente o de aleccionar en algo tan aleatorio como el amor, sino que aprovecha la cotidianidad y la honestidad del día a día de una relación de amistad contemporánea. Puede que a día de hoy, algunos de los dilemas a los que se enfrentan sus protagonistas ya estén superados, y suenen algo anacrónicos, pero la fábula de Cuando Harry encontró a Sally sigue funcionando gracias a ese guión, recordemos, nominado al Oscar, que siguiendo los patrones de la comedia clásica, supo crear personajes verdaderos en su tiempo y poner en su boca palabras que nunca se exceden en la sensiblería y el tópico.

Y por supuesto, otro gran mérito de la cinta es su pareja protagonista. Aunque con los años las carreras de Billy Crystal y Meg Ryan hayan revelado su falta de versatilidad y alguna decisión equivocada, es innegable el encanto y la química que desprenden Harry y Sally gracias a ellos. Ambos aportan el necesario toque de carisma y sensibilidad a una bonita historia que habla en profundidad de lo que significa ser amigos y amantes.

¿Puede existir verdaderamente la amistad entre dos personas del sexo opuesto? ¿O, por el contrario, las relaciones entre personas de sexos diferentes han de desembocar indefectiblemente en el amor? ¿Puede perdurar una relación entre hombre y mujer sin que haya sexo o, de mantenerse, conduciría al fracaso? Estas preguntas y muchas más se las ha hecho seguramente cualquier ser humano en alguna etapa de su vida, especialmente en las de fiebre sentimental. Finalmente, cada uno piensa de acuerdo con sus propias experiencias.

La autora del guión del film, la escritora y ocasionalmente directora de cine, Nora Ephron, tiene también la suyas, no en balde fue esposa de Carl Bernstein, uno de los dos famosos periodistas del “Watergate”, cuyo matrimonio terminó como el rosario de la aurora tal como lo prueba su libro y la película “Se acabó el pastel”, con Meryl Streep y Jack Nicholson, un film muy recomendable para ver cómo en un relato una escritora dice blanco y en otro dice negro. El vil metal es capaz de todo tipo de corrupciones.

“Cuando Harry encontró a Sally” es una atractiva comedia romántica apoyada en un guión brillante, su construcción resulta modélica y está repleta de situaciones ácidas y sugestivas con diálogos malévolos e intencionados. Y la realización de Reiner, sabe aprovechar el atractivo material, potenciando los aspectos más interesantes y adornándolos con algunas ideas de puesta en escena. El film narra la peculiar relación entre Harry Burns (Billy Crystal) y Sally Albrigt (Meg Ryan) establecida en tres tiempos. En el primero son dos jóvenes universitarios sin experiencia; en el segundo se reencuentran casualmente; en el tercero, años después del anterior se vuelven a encontrar en Nueva York, donde ambos residen.

Esas pautas temporales marcan la evolución emocional de la pareja, que aunque al principio es totalmente discrepante, convirtiéndose en una guerra de sexos, a medida que avanza el tiempo y las experiencias personales, van acercándose las posturas hasta desembocar en una situación tradicional, el sexo suele estropear la amistad entre un hombre y una mujer, pero siempre queda el amor, puro y simple. Con todos estos ingredientes mezclados con mucho ingenio, la cinta resulta simpática, sobre todo por la química que surge entre la pareja protagonista.