Gianni Versace sabía que pronto llegaría el día en que su hermana pronto llegaría tendría que hacerse cargo de todo su imperio.
Detrás del mundo de la moda, hay grandes historias que contar, que van más allá de los bocetos y las telas. Narrativas de amor y hermandad inolvidables que han marcado un parteaguas importante en el presente de muchas firmas y los diseñadores en sí.
Una de ellas es la historia de amor y complicidad entre Gianni y Donatella Versace, que va más allá de los diseños inconfundibles y las pasarelas, algo que pudimos visualizar en la producción «The Assassination of Gianni Versace: American Crime Story» de aquel 2018.
El amor de Gianni a Donatella
El objetivo de Gianni Versace desde la fundación de su firma fue empoderar a las mujeres a través de sus diseños, darles una segunda piel que fuera como un herramienta de presentación y fuerza, entre tantas musas a las que después adjudicó el término «supermodelos», tuvo una en particular de la que vivió inspirado hasta su último día: Su hermana menor, Donatella.
Hablar de ambos hermanos nos remonta a los estampados de gregas, a su monograma y a la medusa, sin embargo ellos fueron más que eso, fueron un ejemplo de fraternidad hasta el final, desde mucho antes que Gianni fuera diagnosticado con cáncer.
Donatella, la eterna musa de Gianni
Sin saber cuál sería su futuro y sin imaginar su trágico fallecimiento el 15 de julio de 1997, Gianni Versace estaba consciente de algo desde mucho tiempo atrás, todo el imperio que un día construyó sería para su hermana Donatella, su eterna musa y compañera.
Aunque en un principio Donatella no confiaba en ella misma y lo mucho que podía hacer para la firma, Gianni siempre creyó en ella, a pesar de los desacuerdos que todos los hermanos en algún momento puedan tener, es así como decidió diseñarle un vestido que le abriera su propio camino en el mundo de la moda, para dejar de ser su sombra y hacerse de su propio nombre.
El vestido de latex que Gianni diseñó para su hermana Donatella
En camino a la MET Gala de 1993, al ser consciente de las inseguridades de Donatella, Gianni decidió diseñar un vestido que rompiera estigmas y del que todo mundo pudiera hablar, pero más que nada, que complementara la esencia de la mujer que lo portara.
El proceso y la musa fueron un secreto hasta el día que estuvo terminado, ¿Naomi o Cindy?, ¿quién sería la encargada de portar aquel diseño exclusivo? Entre látex, cinturones y detalles dorados, ya era uno de los diseños más emblemáticos del desaparecido diseñador italiano.
Llegó el día develar el vestido y la elegida para llevarlo a la MET Gala de 1993 fue: Donatella Versace, Gianni quería presentar a su hermana y sucesora en el mundo de la moda, ¿y qué mejor que con un diseño disruptivo y en el evento más importante de la industria?
Aunque en un principio la diseñadora se negó, cediendo el modelo a cualquier supermodelo, al final aceptó para así llegar a la alfombra de la MET Gala de 1993, del brazo de su hermano.
Gianni y Donatella Versace en la MET Gala
Gianni y Donatella llegaron a la famosa gala, y cuando todos los reflectores apuntaban al diseñador, ella se quitó el abrigo que la cubría para mostrar el vestido que su hermano había diseñado para ella.
Para que ella viviera su propio momento de protagonismo. Los flashes se posaron sobre ella como hasta el día de hoy, la mujer que tomaría el cargo de Gianni Versace estaba en el mapa.
Poco más de 20 años después de esa hazaña de moda, hoy Donatella Versace es reconocida por su nombre, pero sobre todo, por rendir honor al legado de su hermano en cada uno de sus pasos, mantenerlo vigente y elevarlo, en conjunto con su propia esencia, que la han convertido en una de las diseñadoras más queridas y famosas del mundo de la moda, lo que siempre soñó su hermano Gianni.
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