Till Death. Hasta que la muerte nos separe (2021), de S.K. Dale

Emma celebra las Bodas de Hierro, o sea los seis años de matrimonio con Mark, adinerado dueño de un bufete de abogados, al que oculta que le pone los cuernos con Tom, estrella en ascenso de la firma. Durante la cena en un restaurante de lujo, Mark desprecia su regalo, unas entradas para un evento deportivo, y trata con poca consideración a su esposa, a la que recuerda en todo momento que la ‘rescató’, pues la conoció como fotógrafa con apuros económicos. Guarda una sorpresa para ella, pues ha hecho que limpien la cabaña que posee junto a un lago en medio de un paraje aislado, donde ambos pasaran la noche. Pero cuando Emma despierta descubrirá que su cónyuge ha preparado un retorcido plan para hacérselo pasar mal…

S.K. Dale debuta como realizador con un thriller bastante sencillo, y con algún giro forzado, pero tan bien ejecutado y con un ritmo tan trepidante que engancha desde el primer momento. El cineasta se perfila como un eficaz compositor de secuencias de suspense. Saca mucho partido al escenario casi único en el que se desarrolla la acción y a los pocos actores, sólo cinco tienen más de un diálogo. El film no se toma muy en serio a sí mismo, lo que permite que se disculpe su falta de profundidad a la hora de hablar de relaciones matrimoniales, infidelidad o parejas tóxicas.

Megan Fox aprovecha la oportunidad de crear un personaje más complejo que las chicas sexys a las que la industria le había relegado durante años, donde parecía más importante que saliera en bikini que su interpretación. No recibirá una candidatura al Oscar, pero sale adelante, lo que le sirve para reivindicar que no sigan subestimándola de cara al futuro. También sale bien parado del film Jack Roth, hijo de Tim Roth, como el menor de dos hermanos criminales. A sus compañeros de reparto les han tocado personajes más planos, pero los consiguen defender.