El PSC ha estado hoy en una ciudad peculiar en su hiperactiva campaña por las elecciones del 12 de mayo. Terrassa, un antiguo feudo que perdió por la aplicación del 155. Su alcalde, Jordi Ballart, va desgarrar el carné y se fue casa, pero volvió como independiente e hizo tronar y llover. Ganó y desde el entonces en la calle Pallars, la sede heredera de la histórica de la calle Nicaragua, tienen la foto de Ballart como un recordatorio de la excepción que hizo la regla. Es la aldea de Astèrix en una corona metropolitana dominada completamente por los socialistas como Sabadell, Rubí, Santa Coloma de Gramenet, la Hospitalet del Llobregat, Cornellà o Santo Boi del Llobregat.
Todo y el fervor por el exsocialista Ballart, Terrassa se ha mantenido fiel a el PSC en otras votaciones, como los pases generales españoles del 23 de julio. De hecho, los socialistas han llenado el auditorio del FACT en la Rambla Egara. Por eso, el candidato del PSC, Salvador Illa, ha querido hacer parada y fonda en la ciudad. Lo ha hecho acompañado de Eva Candel y Pol Gibert, dos candidatos por Barcelona, uno por Terrassa y uno por Sabadell. Curiosidad ha estado que Gibert, sabadellense de pro haya abierto el acto en Terrassa. Illa tenía que hacer el mitin, apenas después de que a mediodía, Matías Carnero, presidente de UGT en Cataluña y que cierra la lista socialista por Barcelona, haya ensuciado la campaña con una grosería sobre la manera que el candidato de Juntos por Cataluña y presidente al exilio, Carles Puigdemont, marchó al exilio.
Illa, hábilmente, ha dejado la jefa de campaña y número dos del PSC, Lluïsa Moret, que pidiera disculpas por el exabrupto del sindicalista. Así Illa fiel al guion y ha seguido el hilo de los últimos mítines, presentándose como un político que hace cosas y sobre todo, que «toma decisiones». Illa ha pedido el voto para «superar los vetos» y poder «gobernar». «Somos el partido del voto, no de los vetos», ha añadido. «Necesitamos votos y no vetos, que deterioran nuestro sistema democrático», ha remarcado. «Votos y Gobierno», ha exclamado para movilizar los cuadros y militantes a poder gobernar, a la vista que la aritmética de las encuestas no le dejan mucho margen.
La España plural y la B-40
Aprovechando que está en Terrassa se ha comprometido a «acabar la B-40 entera» hablante con los alcaldes. «Lo acabaremos después de 30 años», ha remachado. Una muestra para definir Illa como un político que «toma decisiones» como el aeropuerto del Prat o la energía renovable. En este sentido, ha avanzado que pondrá Cataluña al servicio del «combate» sobre la «manera de entender España plural y diversa» que incluso, ha llevado hacia una manera de entender la política.
