Era el minuto 59' y el Barça trataba de recuperarse del segundo gol del PSG cuando Cancelo cayó en la trampa de Dembélé y le hizo penalti. En toda la eliminatoria el lateral portugués ya había estado merodeando poder hacer una pena máxima al entrar sin temporizar a un extremo tan eléctrico como el francés, pero fue en la jugada más 'tonta' en la que el futbolista cedido por el Manchester City llegó tarde y cometió falta dentro del área contra el 'Mosquito'.
Tras eso ya solo quedaba el 'juego de pistoleros' entre Marc André Ter Stegen y el lanzador, Kylian Mbappe. La 'tortuga' quería poner el tanto de la remontada en una eliminatoria en la que había pasado desapercibido y el alemán arrancaba a hacer su clásico ritual previo al lanzamiento de la pena máxima. Fue empezar los primeros movimientos laterales encima de la línea y el alemán pasó a tener un 'nuevo enemigo': István Kovács.
El Barça quedó muy insatisfecho con la actuación del colectivo arbitral y en especial con las decisiones del rumano, que también tuvo un rifirrafe con el portero culé. Con la última normativa, el guardametas solo pueden moverse sobre la línea de meta y en el momento del golpeo del balón por parte del lanzador tendrán que tener al menos un pie sobre la raya o por detrás de ella, por lo que Ter Stegen no estaba haciendo nada ilegal. De ahí la incredulidad del mismo ante el aviso y desafiamento de Kovács.
Una imagen extraña y sorprendente, ya que antes de un penalti los porteros necesitan la máxima concentración posible y el colegiado no se la dio. Finalmente Ter Stegen, ya fuese por la intervención de Kovács o no, poco pudo hacer al lanzamiento de Mbappé y el francés puso el 1-3.