No hay ni un solo diseño que salga del estudio de Stella McCartney (Londres, 1971) que no contenga un mensaje. Ya sea explícito, trabajado desde la obviedad literal, o ya sea implícito, desarrollado a partir de una referencia más conceptual. «Lo importante siempre es que diga algo», nos cuenta con rotundidad la diseñadora. Su forma de abordar la moda siempre ha estado relacionada con el inconformismo y con la reivindicación de cuestiones como la sostenibilidad, el feminismo y el pacifismo. «En primer lugar, y por encima de todo, soy una mujer, y diseño para mujeres. Así que cuando se trata de crear, eso es lo más importante: hacer ropa que las mujeres quieran usar y con la que se sientan increíbles. Pero también me veo como una activista, por lo que es importante para mí que estas dos pasiones se unan armoniosamente en mis colecciones». Conseguirlo no ha sido fruto de la casualidad, sino un empeño en el que la británica lleva trabajando desde que fundara la firma que lleva su nombre en 2001 y que simboliza hoy el verdadero poder al que la moda puede aspirar en la industria como motor real de cambio.

Es precisamente esa «narración oculta» a la que hace referencia cuando justifica la necesidad de que sus prendas sean transmisoras de un mensaje. «En la mayoría de los casos no se percibe a simple vista. Sobre la pasarela es un hermoso vestido azul cobalto, por ejemplo, pero en realidad tiene mucho más que decir, porque está hecho con viscosa respetuosa con los bosques, proviene de árboles gestionados de manera sostenible a través de un proveedor que empleó tres años de investigación para desarrollarlo», argumenta.

«UNA COSA QUE NUNCA HARÉ ES RENUNCIAR A LO QUE CREO O IR EN CONTRA DE MI MORAL SOLO PARA GANAR MÁS DINERO»
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Pablo Sarabia HEARST
Americana y pantalón de viscosa sostenible, top de punto asimétrico con aperturas y sandalias de plataforma, todo de Stella McCartney.

McCartney. «Dicho esto, en algunos casos me gusta ser más evidente con mi activismo en las colecciones. Por ejemplo, hace un par de años creé una colección titulada We are the Weather que estaba directamente inspirada en un libro del norteamericano Jonathan Safran Foer sobre el cambio climático. Decidí tomar algunas de las citas más memorables y las estampé sobre prendas a modo de declaración».

Celebrada y reconocida a nivel internacional con numerosos galardones como mejor diseñadora internacional y firmante de la Carta de la Industria de la Moda para la Acción Climática de la ONU en Polonia en 2018, entre otros hitos, el de McCartney ha sido un camino lleno de baches hasta la cima. Porque aunque la construcción de un proyecto propio de moda ética permaneció desde los orígenes de su marca en el núcleo principal de la narrativa (algo que hoy parece estar en el discurso fundacional de cualquier firma de moda que se precie), conviene hacer memoria y recordar que a comienzos del nuevo milenio esta filosofía no era tan común o siquiera tan bien recibida en la industria. «Trabajar de la forma en que lo hago implica desafíos constantes, pero no lancé Stella McCartney para que fuera un paseo por el parque, sino para agitar conciencias y producir un cambio real. Recuerdo que cuando comencé, la gente me llamaba “bicho raro ecologista”, simplemente no entendían por qué quería crear una marca de lujo que no utilizaba ni cuero ni plumas ni pieles. Incluso tuve un director ejecutivo que me preguntó si podíamos empezar a vender bolsos de cuero porque ganaríamos más dinero... Pero una cosa que nunca haré es renunciar a lo que creo o ir en contra de mi moral sólo para ganar más dinero. Escuchar todos esos comentarios no me desanimó, sino que me motivó y me hizo verlo como un desafío. Y creo que puedo decir con orgullo que 21 años después les he demostrado que estaban equivocados», afirma ilusionada.

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Pablo Sarabia HEARST
Vestido asimétrico de viscosa sostenible con aberturas, de Stella McCartney.

Tanto estética como éticamente, las dos figuras que han ejercido de brújula inamovible en la vida de Stella han sido sus padres. Mientras que el legado de Paul resuena (literalmente) como banda sonora de sus desfiles, o como grafismos en los estampados que ha realizado recuperando ilustraciones de portadas de discos de The Beatles, las enseñanzas de Linda son infinitas. «Mi madre fue una adelantada a su tiempo en su forma de vestir, tan andrógina y fluida. Su naturaleza rebelde que poseía me sigue inspirando en todos mis diseños. No creo que haya pasado una temporada en la que no aparezca en mi muro de inspiración. Era un verdadero icono de estilo. Pero también fue una visionaria respecto a su activismo, lo que la llevó a crear su empresa de comida vegetariana hace más de 30 años», confiesa. «En términos de la forma en que dirijo mi negocio, todo comenzó también con ellos. Su sólida ética me abrió los ojos por completo, incluso siendo sólo una niña. Siempre fue obvio para mí que llevaría estos valoresa mi propio trabajo, y supe que sólo tendría una marca de moda si podía hacerlo sin tener que usar cuero o pieles. A partir de ahí, cuanto más aprendí sobre la conexión de nuestras acciones como humanos y sus efectos sobre el cambio climático, mi trabajo realmente se ha disparado y ahora más estoy enfocada en encontrar soluciones en todas las áreas de mi negocio».

«LAS GENERACIONES MÁS JÓVENES SON ACTIVISTAS NATOS QUE ESTÁN DISPUESTOS A PLANTARSE Y DECIR NO AL ‘STATUS QUO’»
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Pablo Sarabia HEARST
Mono con aberturas de viscosa sostenible y sandalias con plataforma, ambos de Stella McCartney.
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Pablo Sarabia HEARST
Vestido de seda de Stella McCartney.

Sin embargo, Stella también escucha a las voces jóvenes entre las que encuentra referentes. «Greta Thunberg es una estrella de rock absoluta. Es increíble cómo ha puesto rostro a toda una generación que se alza y nos dice que nuestra casa está en llamas y que los gobiernos deben despertar y actuar. Durante mi visita a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático de Glasgow en noviembre –la primera vez que la industria de la moda estaba representada en una reunión de estas características–, tuve la suerte de conocer a la activista ugandesa Vanessa Nakate, quien con sólo 25 años ya ha llamado la atención sobre los problemas urgentes de la selva tropical de la cuenca del Congo. Fue un recordatorio inspirador del poder de la próxima generación que son las voces del mañana». Sobre el eterno debate de si deben ser las empresas quienes lideren este cambio o si la pelota está en el tejado de los consumidores, la diseñadora resuelve que cada vez la presión colectiva surte un efecto más notable: «Desde mi experiencia he visto que son los clientes los que están demandando el cambio, se interesan por la trazabilidad de un producto, de que se haga de manera responsable. En realidad, es la generación más joven la que lidera esta conversación. Nunca me he sentido más inspirada ni más segura y esperanzada sobre el futuro de nuestro planeta sabiendo que esta tribu de agentes del cambio global ya está haciendo todo lo posible para luchar por el cambio. Desde el movimiento Extinction Rebellion, entre otros, nos han demostrado una y otra vez que son activistas natos y que están dispuestos a plantarse y decir no al status quo», relata McCartney, madre de cuatro hijos de entre 17 y 12 años. Tampoco quiere dejar fuera de la ecuación a las grandes firmas de fast fashion, cuya aportación le parece cualquier cosa menos trivial. «Pueden ser parte de la solución ya que tienen un gran poder para cambiar el curso de la industria. Les beneficia su tamaño y el dinero para invertir e implementar las innovaciones de materiales sosteniblesque están surgiendo. Eso, por supuesto, si realmente se lo toman en serio».

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Pablo Sarabia HEARST
Top fruncido y pantalones, ambos de Stella McCartney. Maquillaje y peluquería: José Luis Ruzafa (TEN). Agradecimientos: Los Peñotes.
«ESTOY ENTUSIASMADA CON EL FUTURO Y CON TODO LO QUE PODEMOS LOGRAR COMO MARCA EN ESTE VIAJE SIN FIN»

Lo que sí es real son los avances que las colecciones de McCartney demuestran sobre la pasarela. Algo en lo que la información y la transparencia juegan un papel clave que ella misma practica publicando anualmente desde 2016 un informe de impacto ecológico con el que arroja datos como que más del 60% del impacto positivo que tiene su empresa proviene de su abastecimiento, o que ejerciendo la agricultura regenerativa conservan y rehabilitan la biodiversidad y revierten el cambio climático. Desde los programas de algodón regenerativo en colaboración con granjas de Turquía al desarrollo de un tejido de aspecto muy similar al cuero hecho con residuos de uva de bodegas italianas y con los que se han confeccionado algunos de los bolsos y zapatillas de la próxima colección de Otoño-Invierno 22/23. «Aplicar todas estas innovaciones a mi trabajo es por lo que me levanto cada mañana.

Estoy entusiasmada con el futuro y con todo lo que podemos lograr como marca en este viaje sin fin», reconoce. Y este es, claramente, un mensaje que no admite malentendidos.