El nuevo ministro de Economía argentino, Sergio Massa, se estrenó este miércoles en el cargo buscando un cambio de rumbo. Con la intención de corregir las cuentas públicas, prometió "orden fiscal", cumpliendo con el objetivo de déficit del 2,5% y reorientando las maltrechas cuentas públicas.
Entre las medidas anunciadas planteó recortar subsidios energéticos y limitar la financiación vía emisión, una de las causas de la inflación superior al 60%. La idea es aprovechar los ingresos por impuestos y la financiación privada que se pueda lograr. También se buscará aumentar unas reservas de divisas que están al límite -las que se pueden usar de inmediato rondan los 4.000 millones de dólares- incentivando la exportación.
“El desafío es enorme y si bien las dificultades son muchas, el contexto global puede transformarse en una enorme oportunidad para Argentina”, afirmó tras jurar el cargo. Apodado "superministro" por todas las áreas que comandará (finanzas, producción y agricultura) dijo que no era "super nada, ni un mago ni un salvador", señalando que lo que trae es trabajo duro.
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Massa pidió que todos los sectores se aúnen y trabajen para resolver "la doble cara de Argentina, que crece al 6% anual y genera empleo, pero que tiene una enorme falta de confianza en su moneda, desorden del gasto, brechas de inversión pública y una enorme injusticia en la distribución del ingreso".
El gran objetivo es cumplir con el objetivo de déficit primario -antes del pago de la deuda- del 2,5% recogido en los presupuestos y acordado con el FMI en el programa de 44.000 millones vigente. En una de las medidas para atajar el gasto, se confirmó que se congela la contratación en la Administración pública y las empresas estatales.
El ministro descartó una devaluación del peso para ganar competitividad. "Los shocks devaluatorios lo único que producen es pobreza y una enorme transferencia de recursos”, apuntó. Los precios son el gran frente. “Tenemos que enfrentar la inflación con determinación porque es la mayor fábrica de pobreza que puede tener cualquier país”, dijo.
El presidente Alberto Fernández y Sergio Massa, ayer
Para financiar el sistema, se dejará de tirar del apoyo del Banco Central al Tesoro y se buscarán nuevos acuerdos con instituciones internacionales del orden de 1.200 millones de dólares. En este sentido, se mantuvo una "productiva" reunión con el FMI, comprometiéndose a cumplir con los pagos de la deuda.
Una de las grandes medidas pasaría por acotar los subsidios energéticos. Impactará en unos 9 millones de hogares, que podrían ver triplicarse la factura eléctrica. Unos 4 millones perderán las subvenciones tras no inscribirse en un registro o por haber declarado ingresos altos en el trámite, mientras que otros 5 millones tendrán la ayuda topada. También aumentarán las tarifas de gas.
Impacto
La inflación, "la mayor fábrica de pobreza"
En el capítulo de reservas, la idea es ingresar unos 5.000 millones de dólares en dos meses gracias a facilitar la exportación, mejorando las condiciones actuales, ya que tienen que vender a un tipo de cambio inferior al del mercado paralelo. Sin mayores detalles apuntó que se darían beneficios especiales a la agricultura, los hidrocarburos, la minería y la pesca.
En otras medidas, se reordenarán los planes sociales, ayudas a hogares con menores ingresos, que se auditarán y suspenderán en caso de no cumplir condiciones.
Massa toma el relevo en medio del ruido político
Massa, de 50 años y abogado de profesión, sucede en el cargo a Silvina Batakis, quien apenas duró tres semanas como ministra de Economía tras la renuncia de Martín Guzmán, en medio de fuertes divisiones en la coalición gobernante -Frente de Todos- entre el kirchnerismo liderado por la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y el sector del peronismo alineado con Alberto Fernández.
Massa, por su parte, lidera el Frente Renovador, la tercera fuerza con mayor peso dentro del Frente de Todos.