Schweinsteiger, el rebelde que supo unir lo mejor de la vieja y la nueva Alemania
Schweinsteiger, el rebelde que supo unir lo mejor de la vieja y la nueva Alemania
una de las claves de la alemania de Löw

Schweinsteiger, el rebelde que supo unir lo mejor de la vieja y la nueva Alemania

Bastian Schweinsteiger fue una de las claves del rodillo alemán ante Brasil y también el rostro del esfuerzo en la final que Alemania ganó a Argentina

Foto: Fue de los mejores en la semifinal y la final (Reuters)
Fue de los mejores en la semifinal y la final (Reuters)

Muy poco antes de que terminara la final del Mundial, Messi tuvo la última oportunidad para forzar los penaltis y disipar las críticas por su mediocre torneo. Era una falta no muy lejos del borde del área, en un perfil ideal para él. Mientras se preparaba, con todo el mundo pendiente de él, un jugador abandonaba el campo cojo, dolorido por los golpes que se había llevado durante el partido. Era Bastian Schweinsteiger, el rostro del esfuerzo alemán, con una brecha en la cara, las piernas llenas de golpes y un encuentro descomunal a su espalda.

Schweinsteiger se convirtió, a medida que avanzaba el Mundial, en la clave del centro del campo alemán. Joachim Löw rectificó su idea inicial de darle el mando a Philipp Lahm, como había hecho Pep Guardiola en el Bayern, y lo recolocó en el lateral derecho para dar entrada a Schweinsteiger como mediocentro. Eso, junto a la elección de Klose como delantero, equilibró el juego de los alemanes, que acabaron siendo el mejor equipo de entre los 32 que viajaron a Brasil. Buena parte de culpa de ese éxito le corresponde a 'Schweni', que realizó una labor silenciosa pero eficaz y necesaria para que el resto de centrocampistas de la 'Mannschaft' brillara. A partir de él se activaba la salida de balón y en torno a él se movían Kroos, Khedira, Müller y Özil.

El entrenador que lo hizo debutar en el primer equipo del Bayern en el 2002, el suizo Ottmar Hitzfeld, lo definió como un "jugador instintivo". "No gasta mucho tiempo en pensar", dijo durante la Eurocopa del 2004 a la página web de la UEFA. Aquel fueel primer torneo intternacional del joven centrocampista. Porentonces, Schweinsteiger jugaba en la banda y hacía gala de su rebeldía dentro y fuera del campo. Era un jugador mucho menos templado de lo que es ahora. No fue hasta la llegada de Van Gaal al club bávaro, en el 2009, cuando comenzó a jugar definitivamente como mediocentro, posición en la que se ha mantenido luego con Jupp Heynckes y Pep Guardiola. Y también en la selección alemana, donde es clave para Löw.

El capitán del equipo nacional es Lahm, pero el centrocampista de Rosenheim tiene mucho peso en el grupo. No en vano, acumula más de 100 partidos internacionales desde que debutara en el 2004. Él, su compañero en el Bayern Lahm, Podolski y Klose son los únicos campeones del mundo en Brasil que ya estaban presentes en el equipo que fracasó en la Eurocopa del 2004 con Rudi Völler al frente. Ellos cuatro han compartido casi un centenar de partidos en la selección y han vivido completamente el proceso de tansformación iniciado por el fútbol alemán en el 2004 y que ha terminado con la victoria mundialista. Pero quizá sea Schweinsteiger el que mejor lo represente.

En sus primeras temporadas como profesional fue catalogado como el típico producto alemán: rápido, fuerte, con buen golpeo, no exento de calidad, pero cuyo fútbol consistía en no pensar, como dijo Hitzfeld. Sin embargo, Schweinsteiger no es solo eso, sino que reúne lo mejor de la vieja y la nueva Alemania. Él mismo lo explicó tras vencer a Argentina por 1-0 en Maracaná: "Lo más importante es que tenemos jugadores con clase, pero aún más importante es que tenemos tradición en nuestro juego: la mentalidad de los alemanes. Como los chicos de los 90, podemos correr, presionar, defender".

Schweinsteiger aún tiene 30 años y le quedan unos cuantos al primer nivel, tanto en el Bayern como en la selección. Con su slub lo ha ganado todo y aún está en disposición de volver a hacerlo. Con la selección le queda ganar una Eurocopa. Estuvo cerca en el 2008, pero Fernando Torres lo impidió. Si llega al Mundial de Rusia en el 2018 (tendrá 34 años), podrá tener la oportunidad de superar el récord de más partidos en fases finales de la Copa del Mundo. Lleva 20 y el récord es de 25, en posesión de su compatriotaLothar Matthäus. Después de todo, parece que eligió bien cuando siendo un adolescente tuvo que elegir entre el esquí y el fútbol.

Muy poco antes de que terminara la final del Mundial, Messi tuvo la última oportunidad para forzar los penaltis y disipar las críticas por su mediocre torneo. Era una falta no muy lejos del borde del área, en un perfil ideal para él. Mientras se preparaba, con todo el mundo pendiente de él, un jugador abandonaba el campo cojo, dolorido por los golpes que se había llevado durante el partido. Era Bastian Schweinsteiger, el rostro del esfuerzo alemán, con una brecha en la cara, las piernas llenas de golpes y un encuentro descomunal a su espalda.

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