Mucho más que un gran portero. Santiago Cañizares es leyenda viva del Valencia CF y para muchos el mejor de la historia de la entidad en su demarcación. El de Puertollano es un personaje público, que se ha adaptado a los nuevos tiempos para dejar su impronta de manera regular acerca de los temas de relevancia en el mundo del fútbol, pero que ha sentido la necesidad de hacer un ejercicio de retrospección de la mano de Alberto Gil y César Toldrá en un relato («Cañete», editorial Sargantana) que traspasa lo biográfico para repasar no solamente su carrera y todo lo que vino aparejado a ella, sino también aspectos clave de su vida: «Es el producto de un año de trabajo, grandes ejercicios de memoria y lo que no he contado es porque no me acuerdo. No siempre estará bien todo lo que digo, pero es siempre sincero», explicó.

Campos de fútbol, circuitos de rallies, micrófonos, redes sociales y el medio rural. Cañizares ha tenido y tiene una vida intensa que ha tratado de poner en orden en un libro en el que explica que todo lo que cuenta es «rigurosamente verdad» y que si se ha dejado algo es porque no se acuerda, señalando que el triste episodio del fallecimiento de su hijo le hizo resetear la mente. El exportero se mostró muy contento de poder contar que su «pasión y vocación» se convirtieran en su profesión, además de recordar con cariño su infancia, cuando ir a ver los partidos del Calvo Sotelo manchego le hizo enamorarse del fútbol.

Y es que ya no solo el Valencia, sino la propia tierra se ganaron un sitio en el corazón del portero: «Valencia ha cambiado mi vida. Llevo aquí 24 años. Seis de mis siete hijos son valencianos. Me han pasado muchas cosas aquí. Encontré el lugar que andaba buscando, un club de primer nivel, bien organizado, en mi época lo estaba, y disfruté muchísimo. Me quedé aquí a vivir porque es un sitio para vivir. Uno no puede elegir donde nace, yo no soy valenciano, pero aquí me noto muy acogido», expuso.

Cañizares volvió a mostrarse muy crítico con Meriton y Peter Lim: «Veo mal el futuro del Valencia. Desde que se decidió vender. Fue una mala decisión vender el club a cualquiera y muy mala decisión a hacerlo a alguien sin bagaje ni experiencia en fútbol. El contrato que pactó luego no se reflejó por escrito. Los números que contaban Aurelio y Salvo no me engatusaron, no me los creí. A lo largo de los años lo único que hace Lim es dar la razón a que fue una mala decisión. Creo que el club hubiese podido subsistir sin venderse y a través de otra vía. Desde que legó, salvo un impasse de dos años de la mano de Mateu Alemany, en los que el Valencia se volvía a parecer al Valencia y ganamos un título, hablamos de fútbol, nos metimos en Champions, ha sido una decadencia. Echar a Mateu es la decisión más sangrante que recuerdo en el mundo del fútbol».