Es una ciudad dise�ada con escuadra y cartab�n. Orden total. San Crist�bal de La Laguna est� trazada con tal esmero que fue tomada como ejemplo para el desarrollo de las nuevas ciudades en el continente americano. La Unesco no pudo resistirse en aceptarla en su club Patrimonio de la Humanidad. "Esta fue la primera urbe espa�ola sin amurallar. Sigue la filosof�a de ciudad abierta, ciudad de paz. Esto para el siglo XVI era como tener un iphone 35, es decir, super avanzado", se�ala con vehemencia el gu�a.
Pasear por La Laguna es sumergirse en una explosi�n de color. Dicen en la isla que las casas se pintaban con el sobrante de pintura que se utilizaba en los barcos, casi siempre de colores vivos. Aqu� las casas se�oriales tienen el fulgor del albero, el rojo fuerte, el azul�n... La calle de San Agust�n es el ejemplo m�s bello.
Muchos edificios cuentan con robustos portones de pino canario, como la Casa Olivera, del siglo XVIII, y patios secretos, como la Casa Salazar y el Museo de Historia y Antropolog�a. En el antiguo convento de San Agust�n, el jard�n est� a la entrada. F�jense en sus balcones, donde brotan bejeques por doquier, esas inusitadas plantas que se agarran a todo y que decoran como arbolillos verdes cualquier rinc�n insospechado de la ciudad tinerfe�a.
La calle del Obispo Rey Redondo es m�s monumental, con palacetes como la Casa del Corregidor, uno de los edificios m�s antiguos, o la Casa de la Alh�ndiga. Que no d� la impresi�n de ciudad de cart�n piedra. No es as�. La Laguna, con una universidad desde el siglo XVII, tiene sobrada vidilla y se palpa a simple vista en sus tiendas, caf�s y sabrosas tascas.
La Laguna y Santa Cruz de Tenerife est�n unidas. No sabes d�nde acaba una y empieza la otra. Pero qu� diferentes son. Dos obras arquitect�nicas en la actual capital de la isla lo confirman: el TEA (Tenerife Espacio de las Artes), dise�ado por los arquitectos Herzog & De Meuron y el Auditorio que firma Santiago Calatrava.
Del primero, a orillas del barranco de Santos, da mucha envidia su biblioteca y sala de estudios que se puede observar desde la calle. El auditorio, por su parte, es sencillamente espectacular. No es extra�o que se haya convertido en el icono de la ciudad.
Merece la pena pasear por el centro, aunque sabemos muy bien que esa tranquilidad que se respira bajo dragos, palmeras y flamboyanes en parques como el Garc�a Sanabria o plazas como la del Pr�ncipe de Asturias, desaparece con las famosas murgas burlonas en cada Carnaval.
En la parte hist�rica hay que visitar la iglesia de la Concepci�n y la calle de la Noria, con casas de unos 300 a�os, trasladan al visitante al siglo XVI y XVII. Mientras, el cercano Mercado de Nuestra Se�ora de �frica invita a probar los sabores locales. Esa papa negra que hay que tomar luego en el restaurante (arrug� y con mojo verde o pic�n) no se regala: el oro negro canario sale a unos 8 euros el kilo.
Muchas de estas exquisiteces llegaron de Am�rica en barcos que con frecuencia sufr�an ataques piratas. Pero en Santa Cruz recuerdan con m�s fervor a otros villanos: los ingleses de la Royal Navy que osaron conquistar el archipi�lago en 1797. El la plaza de Espa�a, bajo su lago artificial, no hay que perderse el Centro de Interpretaci�n Castillo de San Crist�bal. Su tesoro es el m�tico ca��n de bronce El Tigre con el que los canarios derrotaron a nada menos que el almirante ingl�s Horacio Nelson. El h�roe de Trafalgar nunca hab�a perdido una batalla. Aqu� perdi� la batalla y el brazo izquierdo.
GU�A PR�CTICA
Llegar. Varias aerol�neas conectan la pen�nsula con los dos aeropuertos, Tenerife Norte y Tenerife Sur.
Dormir. Hotel Laguna Nivaria (www.lagunanivaria.com). En la Plaza del Adelantado, pleno centro hist�rico de La Laguna.
Comer. En Santa Cruz, Et�reo by Pedro Nel (etereobypedronel.com). Entre lo latino y lo canario. Toda una experiencia.
M�s informaci�n: En la web de Turismo de Tenerife: www.webtenerife.com
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