Roxy Music | Análisis críticas | discos
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ROXY MUSIC

1) Re-make/Re-model; 2) Ladytron; 3) If There Is Something; 4) Virginia Plain;

5) 2 H.B.; 6) The Bob (medley); 7) Chance Meeting; 8) Would You Believe;

9) Sea Breezes; 10) Bitters End.

ROXY MUSIC

Año de publicación: 1972

Puntuación:

Los inicios de Roxy Music vienen definidos claramente por tener en su formación nada menos que al mago de la producción Brian Eno, aquí encargado de los sintetizadores y efectos varios. Como productor, sorprende ver en esta faceta a Peter Sinfield, el mismo que cobró celebridad como letrista de King Crimson y del trío Emerson, Lake & Palmer. Aparte de Eno, los otros tres miembros esenciales y que se mantendrían estables hasta incluso en su reunión del siglo XXI son el cantante y teclista Bryan Ferry (verdadera alma del grupo y único compositor en estos inicios), el notorio guitarrista Phil Manzanera y el saxofonista/oboísta Andy Mackay. La imagen que tenían en directo era también impactante, pues contrastaban los trajes y pajarita de Ferry con los looks más estrafalarios del resto, aunque Mackay también solía llevar traje.

 

La carta de presentación de Roxy Music en este debut (‘Re-make/Re-model’) representa la quintaesencia del sonido de la banda. En primer término, da la sensación de ser todo un caos sin sentido alguno, con cada instrumento yendo por su lado sin conexión con los demás. Cuando un@ ya lo ha asimilado (algo que puede tardar en ocurrir), lo que encuentra es un caos realmente controlado donde la guitarra y el saxofón compiten por sonar tanto o más desquiciados que los efectos sonoros metidos por Eno. Justo a continuación, ‘Ladytron’ representaría también la quintaesencia de los Roxy Music más épicos, como una especie de glam-prog del que pocos ejemplos más pueden encontrarse fuera de esta banda. Presenta una larga e inquietante introducción de efectos de sonido que acompañan a una tétrica melodía de teclado, que luego cambia completamente con una pegadiza parte vocal donde no faltan las castañuelas flamencas, para convertirse más adelante en un desenfreno instrumental con la guitarra de Manzanera como protagonista principal. Todo ello en menos de cinco minutos, toda una demostración de genialidad. Si hablamos de composiciones multiparte, no acabamos de salir de ‘Ladytron’ que entramos en la igualmente mutable ‘If There Is Something’. Su primera sección bebe del country hasta que llega un desafiante solo de guitarra que cambia el panorama; más impresionante resulta la entrada del saxofón pasado el minuto y medio mediante una melodía algo sombría pero gloriosa. Bueno, si es el saxofón y no el oboe, o ambos según el momento, pues son instrumentos tocados por Mackay. La última sección con parte vocal que recuerda a David Bowie no baja el listón y es tan memorable como el resto de la composición (por ejemplo, esos coros que dicen “when we were young”).

 

Con lo ya citado hasta este momento, ya nos podemos hacer una buena idea de lo que son estos Roxy Music iniciales. Así, otro buen ejemplo de caos controlado (más controlado todavía) lo encontramos en la canción publicitada como single ‘Virginia Plain’; y dentro de la vertiente épica de la banda ya citada, encontramos también otro buen ejemplo en ‘2HB’, un homenaje a Humphrey Bogart donde incluso Mackay interpreta con su saxofón la melodía de ‘As Time Goes By’ que se hizo universal en la película Casablanca.

 

 

La segunda mitad del álbum es mucho más discreta que la impresionante primera mitad, solo encontraremos una composición floja que es ‘The Bob (Medley)’, donde la variedad en este caso no ofrece un valor añadido. En el polo opuesto, podría destacarse también ‘Chance Meeting’, que es una pieza ambiental donde se combinan sonidos apocalípticos con lo que hubiera sido una sencilla y afectuosa pieza de piano. Pero el resto de temas, los tres que cerrarían el álbum, aun conteniendo los mismos ingredientes que el resto, simplemente pecan de inexperiencia porque no poseen una ejecución tan impecable como el resto y, obviamente, tampoco poseen melodías destacables. De hecho, ‘See Breezes’ busca también la recreación atmosférica pero puede hacerse realmente pesada si no se está mentalizado para este tipo de música.

 

Así pues, esta segunda mitad del álbum hace bajar la valoración global, pero aun así es un estimable debut de una banda que presentaba un sonido novedoso y precursor en muchos aspectos de la libertad creativa que caracterizaría la New Wave varios años después. Es curioso que hasta Steve Jones de los Sex Pistols los citara como una influencia.

FOR YOUR PLEASURE

Año de publicación: 1973 

Puntuación:

1) Do The Strand; 2) Beauty Queen; 3) Strictly Confidential; 4) Editions Of You;

5) In Every Dream Home A Heartache; 6) The Bogus Man; 7) Grey Lagoons;

8) For Your Pleasure.

Mayor sensación de lujuria y glam pretendían transmitir de entrada con la famosa portada en la que aparece la andrógina Amanda Lear, musa también del ávido Dalí, enfundada en cuero negro. La música también mantiene las características del disco anterior, que obviamente incluye la influencia del glam-rock, pero aquí notamos un tono más atmosférico y decadente. Como si el hedonismo fuera simplemente la respuesta a un final apocalíptico de la civilización. En el seno de la banda ya habían surgido las tensiones entre Brian Eno y Ferry, lo que provocaría la salida del primero, pero aquí todavía están en su esplendor y con mayor confianza y experiencia tras el buen resultado de su debut.

 

He de confesar que antes de descubrir la discografía de Roxy Music lo único que había escuchado de ellos, aparte de sus omnipresentes éxitos de los ochenta, fue también visualmente una actuación en televisión de la época en la que interpretaban ‘Do The Strand’. La imagen que tenían me impresionó porque tenían un carisma especial, no solo por la apariencia de crooner de Bryan Ferry, sino también por lo excéntrico de sus compañeros y sus movimientos en escena. Eso sí, la citada canción no me impresionó lo más mínimo en aquella ocasión y por ello tardé mucho tiempo en descubrir sus brillantes obras de los setenta. Pero no podía estar más equivocado, porque ‘Do The Strand’ es una especie de fusión entre rock, music-hall, glam y tango (o quizá de todos los géneros que se nombran en la letra), que desconcierta en primera instancia pero cuando se ha asimilado es cuando un@ comienza a diseccionarla y comprobar su inteligente estructura y los admirables arreglos que pueblan la composición de detalles sonoros.

 

Es otra de esas composiciones que son ejemplo de la vertiente tipo “caos controlado” de la banda, de la que encontramos otro fenomenal ejemplo en la más desenfrenada ‘Editions Of You’. La confianza que han ganado les permite, esta vez sí, crear un fenomenal crescendo ambiental en ‘Strictly Confidential’, que con esas guitarras estridentes y envolventes parece un tema de King Crimson cantado por Bryan Ferry. Por otro lado, ‘Beauty Queen’ es una de esas composiciones que sirven de base para que Ferry haga más de crooner que nunca. Cuando parece que va a transcurrir sin mayores sobresaltos, hacia la mitad llega un descomunal intermedio instrumental que nos recuerda que Roxy Music no son cualquier cosa. Mucho más democrático resulta Grey Lagoons’, pues más o menos se van turnando para que cada uno de los músicos tenga su momento de gloria, excepto la batería porque un solo de ella sí que habría resultado pesado.

 

La estrambótica oda a una muñeca hinchable que es ‘In Every Dream Home A Heartache’ se divide en dos partes: la minimalista primera parte es la recitación del perturbado narrador, donde se crea un clima de inquietud y agobio porque tampoco sabemos bien a qué o quién está referida la enfermiza obsesión del protagonista; después llega la explosión sonora donde se desata la furia contenida de éste, todo un vendaval sonoro que presenta un falso final con retorno distorsionado, un poco al estilo de la coda de ‘Helter Skelter’ de The Beatles. Dos temas son los realmente controvertidos de este álbum y son además los más largos y donde más se deja ver la mano de Eno. Por un lado, en ‘Bogus Man’ se marca un dinámico ritmo que sirve de base para las improvisaciones atonales del resto de miembros de la banda. Sobrepasa los nueve minutos de duración, pero crea una sensación extraña porque en ningún momento se hace pesada o monótona, mérito seguramente de Brian Eno, aunque este tema tampoco es para tirar cohetes. Más agradable resulta ‘For Your Pleasure’ porque se dejan las atonalidades a un lado y se busca más la melodía y los calculados efectos sonoros, logrando un mayor efecto hipnótico que en ‘Bogus Man’.

 

Así pues, Eno se marchó con la cabeza bien alta y comenzaría una esencial trayectoria en solitario con altibajos pero con varias obras maestras que están entre lo mejor de la década de los setenta, además de colaborar como productor en varias obras maestras más de otros artistas como David Bowie o Talking Heads. Se le suele recordar más como productor que como músico, lo cual es un error. En cuanto a Roxy Music, demostrarían que la salida de Eno no fue traumática ni mucho menos, pues se pusieron pronto manos a la obra para grabar su siguiente LP, que además sería el mejor de su carrera.

STRANDED

Año de publicación: 1973 

Puntuación:

1) Street Life; 2) Just Like You; 3) Amazona; 4) Psalm; 5) Serenade;

6) A Song For Europe; 7) Mother Of Pearl; 8) Sunset.

Sin Brian Eno, la banda queda bajo el liderazgo absoluto de Bryan Ferry, a quien además se le plantea el reto de demostrar que Roxy Music tiene todavía mucho que decir y conseguir, saliendo victorioso del intento. El sustituto de Eno en los teclados será el músico de largo recorrido Eddie Jobson (entonces en Curved Air), quien además sabe tocar el violín y eso aporta un plus adicional a la banda. Estamos también ante el primer disco en que otros miembros colaboran en la composición, aunque tímidamente como coautores ya que Ferry sigue manteniendo ese dominio.

 

El disco comienza de manera fulgurante mediante ‘Street Life’, de frenético ritmo y memorable trasfondo instrumental, que dejan claro que sin Brian Eno no pierden la esencia de su sonido ecléctico y elaborado. Lo que ya tiene Ferry es el camino despejado para desarrollar su faceta más crooner, como ocurre en la siguiente ‘Just Like You’, balada liderada por el piano y con un gran solo de guitarra de Manzanera. Mayor afán de protagonismo pretende tomar Ferry en ‘Amazona’, compuesta junto a Manzanera, al cantar con un marcado acento francés las estrofas. Lo mejor de esta canción llega, tras un interludio atonal, en su impresionante sección instrumental donde el frenesí instrumental abruma por su energía y brillantez. Más palabras en francés se cuelan en la emocionante y animada ‘Serenade’, aunque la mayor catarsis en el idioma de Molière llega en la catártica parte final de ‘A Song For Europe’, donde Ferry parece un Charles Aznavour desbocado. Este último tema, compuesto junto al saxofonista Mackay, está planteado como un equilibrio de tensión en el que las partes más delicadas y las más poderosas se alternan mediante magistrales transiciones. A destacar también su estrofa cantada en solemne latín, acompañado de un emotivo solo de saxofón.

 

Para los fans acérrimos de la voz de Bryan Ferry está ‘Psalm’, pues para el resto no resulta muy atractiva por su lentitud y porque los detalles instrumentales notables son contados y circunstanciales. Por otro lado, ‘Mother Of Pearl’ es otro de esos inclasificables temas de Roxy Music donde parecen haber amalgamado diversos estilos consiguiendo algo nuevo y único como resultado. Su sección inicial es quizá lo más cerca que estuvieron del rock duro. Para el final nos dejan la balada de piano ‘Sunset’, más bien gótica por su sombría letra de amores rotos (“How we've wasted our time / Sunset, end of my day, my decline”).

 

Así pues, solo ocho temas componen este álbum pero todos, excepto ‘Psalm’, presentan suficientes elementos distintivos de interés que significan en conjunto la cúspide de la discografía de la banda. Hasta el propio Brian Eno lo alaba como el mejor disco que hicieron aunque él ya no estuviera. Señalar también la esplendorosa y sensual portada, la mejor de todas las de Roxy Music (con permiso de For Your Pleasure) porque además transmite la misma pasión que su contenido musical.

1) The Thrill Of It All; 2) Three And Nine; 3) All I Want Is You;

4) Out Of The Blue; 5) If It Takes All Night; 6) Bitter-Sweet; 7) Triptych;

8) Casanova; 9) A Really Good Time; 10) Prairie Rose.

Puntuación:

Año de publicación: 1974 

COUNTRY LIFE

Es obvio que lo primero que llama la atención de este álbum es su provocadora portada, que seguro que fue censurada en España porque en 1974 todavía teníamos férreos guardianes de la moral, o sea, de su moral. No hace falta escribir calificativos, pero hoy en día es impensable que un grupo de éxito se atreva a publicar una portada tan extremadamente sexista. Para un grupo tan extravagante y artístico como Roxy Music, resulta difícil tildarlo de machismo, aunque desconozco las explicaciones que pudieron dar en su momento. En cualquier caso, con esa portada y viendo además en los títulos de las canciones nombres como ‘Casanova’ o ‘If It Takes All Night’, algun@s pueden pensar que estamos ante un disco conceptual sobre la evolución histórica de la perversión sexual desde Sodoma y Gomorra, pero nada más lejos de la realidad porque no deja de ser otro álbum más de estilo y temática similar a lo que ya hemos visto en su carrera. No hay variaciones significativas respecto a su obra maestra anterior y esa sensación de continuidad sin avances (si acaso, un ligero retroceso) es lo que transmite principalmente el disco.

 

Eso sí, el fulgurante inicio del álbum mediante ‘The Thrill Of It All’ mantiene el mismo  nivel de excelencia que habían procurado en Stranded. Los coros y la frenética guitarra configuran un paisaje apocalíptico ideal para que Bryan Ferry cante una letra sobre el carpe diem pasional y exuberante que rezuma en casi cada una de sus composiciones. Además, presenta diferentes secciones que le dan una diversidad necesaria porque dura más de seis minutos. Es curioso que ‘All I Want Is You’ podría casi pasar por un extracto de ‘The Thrill Of It All’, pues mantiene un similar ritmo pulsante y rápido, motivo único por el cual no puede estar entre las canciones más destacadas, ya que por lo demás posee los ingredientes de los mejores Roxy Music. Por otro lado, la singularidad de ‘Triptych’ viene marcada por el teclado imitando al clavicordio, que le aporta unos aires barrocos. Cuando entran las voces corales nos hace pensar inmediatamente si Brian Eno no volvió de incógnito a la banda, porque ese tratamiento de las voces es muy propio de él.

 

Compuesta por Ferry junto a Mackay, ‘Three And Nine’ es lo más parecido que habían hecho hasta la fecha a una canción de pop-rock normal, normal y también de las buenas, pero sin perder el toque de genialidad como podemos comprobar prestando atención al teclado que suena de fondo. Los dos citados vuelven a repetir otra composición conjunta más adelante en ‘Bitter-Sweet’, tema que conjuga una parte de rock decadente y calmado con una impulsiva parte inspirada en la canción popular alemana, donde Ferry vuelve a hacer gala de su poliglotismo y de sus habilidades interpretativas al imitar el acento alemán también al cantar en inglés.

 

Si con Mackay compone dos canciones, con Manzanera no iba a ser menos y también escribe otro par más, que además están entre lo mejor del álbum. Una de ellas es ‘Prairie Rose’, que no se sabe bien donde acaba el homenaje y empieza la broma sobre el estado de Texas, pero que mientras tanto nos ofrece una deslumbrante introducción y luego mantiene su animado ritmo donde todos los músicos tienen su momento de lucimiento. ‘Out Of The Blue’ es todavía mejor y también engancha desde su inquietante comienzo donde el volumen va subiendo gradualmente, para que luego nos dejemos llevar por diferentes segmentos acompañados de la voz acogedora de Bryan y de las impresionantes líneas de guitarra que se alargan de tal manera que podemos sentirlas muy dentro.

 

Estas colaboraciones más habituales de Ferry con sus compañeros se hacen necesarias cuando vemos que los temas más discretos están compuestos por este. Una de ellas es ‘If It Takes All Night’, un desenfadado honky-tonk solo distinguible por la entonación particular de Ferry. En cambio, ‘Casanova’ es demasiado caótica, aunque sorprendentemente denuncia la vacuidad de la vida desenfrenada, y ‘A Really Good Time’ es una balada de las que Roxy Music podría hacer a decenas y que ya no impresiona, aunque es agradable de escuchar porque el sentido melódico no lo han perdido todavía.

 

En cualquier caso, la banda está en forma y consolida su estilo ecléctico que ya no lo es tanto. De la misma manera, mediante este álbum aparecía el temor de que no había ya mucho margen para la innovación y que podían estancarse en ese sonido como si hubieran encontrado una fórmula. Pero si es una fórmula y sirve para conseguir tan buenos resultados como en Country Life, tampoco nos vamos a quejar.

2018

SIREN

Año de publicación: 1975 

Puntuación:

1) Love Is The Drug; 2) End Of The Line; 3) Sentimental Fool; 4) Whirlwind;

5) She Sells; 6) Could It Happen To Me; 7) Both Ends Burning; 8) Nightingale;

9) Just Another High.

2018

Como si fueran conscientes del formulismo que en cierta manera habían adquirido a la hora de ejecutar su música, la solución para no desaparecer de la primera línea de la relevancia en el panorama musical pasó por echar un vistazo a lo que se estilaba en esos momentos y actualizar el sonido de la banda.

 

En 1975 la música disco ya había emergido como música de masas y Roxy Music no iba a hacer oídos sordos a ese estilo que podía encajar dentro de la visión musical del grupo. Así, el comienzo es impactante mediante el sobrio ritmo de ‘Love Is The Drug’, el cual seguro que a Mick Jagger le dio más de una idea para componer su famoso tema en solitario ‘Just Another Night’. Una de los temas que mejor recoge la esencia de los mejores Roxy Music es la cíclica ‘Both Ends Burning’, aunque también emplee un ritmo devoto de la música disco. Lo de cíclica es porque hay una repetición continuada del mismo bloque melódico, pero si nos fijamos bien podremos percibir cómo en cada uno de ellos hay un instrumento que toma el liderazgo dentro del ritmo: primero el saxofón, luego el teclado, a continuación la batería (realizando unas variaciones percusivas para que lo notemos) y finalmente la estimulante guitarra de Manzanera para alcanzar una especie de clímax emocional en las postrimerías de la canción. Sutilezas así son las que marcan la diferencia entre una gran banda y otra cualquiera. Estos dos temas citados fueron justamente los que eligieron para ser publicados como singles, un acierto en la elección porque son lo mejor del LP.

 

La voz de Bryan Ferry es el elemento determinante y diferenciador, más que nunca, dentro del álbum. Si no fuera por él, los aires folk que los violines le aportan a ‘End Of The Line’ le harían pasar casi por un tema de Fairport Convention; análogamente, ‘She Sells’ podría parecer de algún grupo de power-pop tipo Big Star. Este tema tiene una genial introducción que luego, por desgracia, no se desarrolla al mismo gran nivel. De ‘Nightingale’ se puede decir que, si no fuera por Ferry, estaríamos ante un descafeinado tema para rellenar e introducir motivos orientales. También mejora el resultado de ‘Just Another High’, una balada de medio tempo, consistente y convincente, a la que solo se le puede reprochar que ya no puede sorprender a nadie a estas alturas, puesto que es la clase de buena composición que podemos esperar de Roxy Music y que tampoco les debería costar mucho escribir.

 

Aunque pueda parecer que han buscado una mayor comercialidad en este álbum, todavía hay cabida para experimentos fallidos como la primera mitad de ‘Sentimental Fool’, aunque luego se transforma en un vulgar pop que repite la misma estructura pero que no merece ningún interés salvo en la variación del último minuto. Precisamente la canción que llega a continuación, ‘Whirlwind’, peca del mismo error de repetir excesivamente una misma estructura melódica, de tal manera que se vuelve repetitiva con una duración que no llega a los cuatro minutos. Menos mal que hay un enérgico solo de guitarra de Manzanera. El valor de ‘Could It Happen To Me’ también baja enteros cuando nos damos cuenta de que los fantásticos acordes entre estrofas (lo único que tiene de atrayente) están copiados de ‘Street Life’.

 

En definitiva, estamos ante un álbum algo irregular por momentos pero que contiene todavía suficiente grandeza para finalizar esta primera etapa de la banda con un gran nivel como hicieron desde sus inicios. Ahora habría un parón de unos años en el que los miembros seguirían con proyectos paralelos. Bryan Ferry continuaría con su carrera en solitario de la que ya habían salido previamente dos álbumes con buenas ventas en el Reino Unido, mientras que Manzanera primero publicaría su recomendable debut en solitario (Diamond Head) y luego se reuniría con Brian Eno para formar una nueva y temporal banda llamada 801, la cual se estrenaría con un prodigioso disco en directo titulado lacónicamente 801 Live en 1976.

VIVA!

Año de publicación: 1976 

Puntuación:

1) Out Of The Blue; 2) Pyjamarama; 3) The Bogus Man; 4) Chance Meeting;

5) Both Ends Burning; 6) If There Is Something; 7) In Every Dream Home A Heartache; 8) Do The Strand.

Separada temporalmente la banda, se publicó este disco en directo para dejar documentado para la posteridad el sonido que tenían en el escenario. El repertorio recorre los tres años transcurridos tras la salida de Brian Eno, de 1973 a 1975. Aunque era lo más reciente, de 1975 solo encontramos una única canción que pertenece a Siren, ‘Both Ends Burning’. De 1973 son ‘Chance Meeting’ y ‘Pyjamarama’, esta última inédita porque solo fue publicada como single en la época de For Your Pleasure, aunque el concierto del que ambas están extraídas es del mes de noviembre, cuando ya no estaba Brian Eno. Así que a Eno no lo escucharemos por ningún lado. A quien sí podremos escuchar es a John Wetton, quien tras la disolución de King Crimson en 1974 se unió a Roxy Music únicamente para la gira que realizaron entonces y por ello dparticipa tocando el bajo en la mayoría de canciones de este álbum, seleccionadas de dos conciertos de octubre de ese año.

 

Lo que más sorprende es constatar que, para ser el único álbum en directo que habían publicado hasta ese momento, la calidad de sonido no es tan buena como cabría esperar. Se escucha todo perfectamente pero se disfrutaría mucho más con un sonido más cristalino que permitiera distinguir mejor los instrumentos porque en algunos momentos –pocos, por suerte– la cantidad de sonido da hasta sensación de caos. En cualquier caso, lo más loable de este disco es que consiguen reproducir en el escenario las singulares estructuras de los temas y su elaborado componente instrumental, algo que entraña verdadera dificultad de entrada. La pega es que en realidad no encontraremos demasiadas diferencias con las versiones de estudio. Pero podemos encontrar detalles notables suficientes, como el solo de guitarra hacia la mitad de ‘Do The Strand’, que es todo un portento de energía; o los memorables pasajes instrumentales de ‘If There Is Something’; o la brutal coda de ‘In Every Dream Home A Heartache’. Hay suficiente donde elegir.

 

La citada ‘Pyjamarama’ hubiera encajado muy bien como apéndice de For Your Pleasure, pues mantiene la densidad instrumental de la época de Eno aunque se dirige a un pop más accesible. Precisamente de ese álbum podemos disfrutar de una interpretación de ‘The Bogus Man’ que suena más cercana y por ende con mayor vitalidad que la más artificiosa del estudio. En el polo opuesto, en ‘Chance Meeting’ (del LP de debut) no consiguen recrear tan bien el armazón instrumental conformado por el teclado y la guitarra.

 

De todas maneras, este álbum en directo posee suficientes momentos buenos para tener un lugar destacado dentro de la discografía de Roxy Music, sirviendo de digno epílogo a la primera etapa de la banda. Por desgracia, las cosas cambiarían bastante en el retorno.

MANIFESTO

Año de publicación: 1979 

Puntuación:

1) Manifesto; 2) Trash; 3) Angel Eyes; 4) Still Falls The Rain;

5) Stronger Through The Years; 6) Ain't That So; 7) My Little Girl; 8) Dance Away;

9) Cry, Cry, Cry; 10) Spin Me Round.

Cuatro años habían transcurrido desde el último álbum de estudio de Roxy Music y en los años setenta ese lapso de tiempo todavía representaba mucho más de lo que supone hoy en día, que es la norma habitual. Si el título de Manifesto posee connotaciones definitorias de una nueva dirección musical tras el reencuentro, entonces la canción que le da título sirve de carta de presentación ante lo que encontraremos aquí: una metamorfosis kafkiana de Roxy Music en una mediocre banda de música disco. El epíteto de kafkiano no es gratuito, porque esta música es lo que se podría haber imaginado en cualquier pesadilla sobre el grupo. ¿Dónde está la voz atrayente y subyugante de Ferry? ¿Y la guitarra de Manzanera? ¿Y el…? Bueno, el saxofón de Mackay tampoco es para echarlo de menos expresamente (aunque es otro de los elementos característicos de la banda) y en este caso sí que aparece lo suficiente. En general, salvo en las baladas el sonido del álbum está basado en los ritmos disco y en la predominancia de los sintetizadores, por lo que parece más destinado al mercado consumista de los Bee Gees pero con un toque más oscuro para diferenciarlo.

 

Tal es la pérdida de personalidad de Roxy Music que además de los Bee Gees nos van viniendo más nombres a la mente. Por ejemplo, el inicio de ‘My Little Girl’ podría dar lugar a alguno de los temas bailables de los Jackson Five, aunque luego se desarrolla en un estilo más calmado y más propio de su estilo de los ochenta. Las castañuelas de ‘Dance Away’ le aportan un aire latino que, unido a que Ferry parece que esté imitando a Julio Iglesias, hacen este tema más propio de las emisoras de canción ligera. En ‘Stronger Through The Years’ no se saben bien si están haciendo disco o funky, pero son seis minutos en los que parecen buscar la mejor manera de sonar aburridos e irritantes al mismo tiempo.

 

Y seguimos preguntándonos: ¿dónde está Phil Manzanera? Al menos en la parte final de ‘Still Falls The Rain’ podemos escuchar por fin un solo de guitarra que hace algo de honor a las maravillas conseguidas por este músico años atrás. Hay otros temas como ‘Ain't That So’ o ‘Trash’ en los que al menos suenan entretenidos por poseer ritmos menos ordinarios y algún que otro cambio de ritmo marca de la casa. También deja una buena impresión inicial ‘Cry, Cry, Cry’, pero luego se pierde por culpa del bochornoso estribillo en el que parece que las voces femeninas estén imitando a un pato (un@ puede imaginarse las voces cantando “cua, cua, cua, cua” en vez de “cry, cry, cry, cry”).

 

El único tema que parece retener algo de la magia de Roxy Music es ‘Spin Me Round’, que además sirve de preludio del estilo más calmado, solemne y romántico que mostrarán en Avalon. En cualquier caso mal, muy mal, este retorno de la banda como los Bee Gees de la contracultura. Al menos los Bee Gees verdaderos tenían más gracia con la música disco.

FLESH + BLOOD

Año de publicación: 1980 

Puntuación:

1) In The Midnight Hour; 2) Oh Yeah; 3) Same Old Scene; 4) Flesh And Blood;

5) My Only Love; 6) Over You; 7) Eight Miles High; 8) Rain Rain Rain;

9) No Strange Delight; 10) Running Wild.

Que una banda que nunca había grabado versiones incluya de momento dos en su nuevo álbum es síntoma de que las ideas ya no fluyen igual que antes, lo que venía a agravar las perspectivas respecto al disco anterior. Nada parece haber cambiado respecto al bajón acontecido en Manifesto cuando escuchamos en primer lugar la insignificante versión de la famosa ‘In The Midnight Hour’, estandarizada hasta perder todos los rasgos positivos de la original. Empezamos así a pensar que las jabalinas de la portada están dirigidas a clavarse en l@s oyentes. Curiosamente, los miembros de Roxy Music parecen haber recuperado la forma cada uno en su parcela, pero el nivel compositivo resulta demasiado pobre para poder aprovechar el tirón que conlleva esa mejoría.

 

Por suerte, no todo se mantiene en esos parámetros tan bajos y a continuación ‘Oh Yeah’ nos enlaza directamente con lo que serán los últimos Roxy Music, más pop pero también más solemnes, si bien aquí todavía no han recuperado su grandeza como banda. Es curioso que el estribillo parezca haberse tomado de modelo para quienes escribieran el de ‘We Belong’, la canción popularizada en 1984 por Pat Benatar, aunque esta esté mucho mejor acabada que la de Roxy Music. Hay otros cortes que suenan entretenidos (‘Strange Delight’, ‘Fresh + Blood’) pero que suenan a otros ya escuchados con anterioridad, como si hubieran querido grabar algo rápido haciendo variaciones de otros temas y rellenar espacio.

 

La música disco no ha desaparecido del todo, aunque en 1980 ya comenzaba su declive como moda, y aquí retorna en temas como ‘Same Old Scene’, que al menos posee un nivel aceptable y un estribillo en falsete que tiene su gancho. Mucho peor es cuando el clásico de The Byrds ‘Eight Miles High’ es trasvasado al sonido disco, toda una aberración porque además le añaden un ritmo de bajo copiado del que emplearan Talking Heads en su versión de ‘Take Me To The River’. Además el solo de guitarra de Manzanera únicamente parece destinado a rellenar espacio porque no transmite absolutamente ninguna emoción. Más imitaciones baratas las encontramos en ‘Over You’, para colmo publicada como single y obteniendo además un éxito en ventas, pero no deja de ser una empalagosa balada con una prominente línea de bajo copiada descaradamente del riff principal de ‘Blitzkrieg Bop’ de los Ramones.

 

Solo dos temas pueden destacarse y recomendarse en todo el álbum, aunque tampoco sean clásicos de la banda. Uno es el serio ‘My Only Love’, ubicado justo en el límite que separa la música disco del pop, donde Ferry realiza una de sus mejores aportaciones vocales y la guitarra de Manzanera deja algunos destellos agradecidos. El otro tema destacado sirve para cerrar el álbum, una majestuosa balada titulada ‘Running Wild’ que precede el estilo de Avalon, donde Ferry vuelve a lucirse y el saxofón de Mackay también es de lo más notable, aunque no tanto como la entrada de la guitarra en la recta final. Que al final nos dejen con buena sensación, no salva el resultado global del conjunto de las canciones. Afortunadamente, antes de separarse dejarán uno de los mejores discos de su carrera y a la vez de los más atípicos en cuanto al estilo.

AVALON

Año de publicación: 1982 

Puntuación:

1) More Than This; 2) The Space Between; 3) Avalon; 4) India;

5) While My Heart Is Still Beating; 6) The Main Thing; 7) Take A Chance With Me;

8) To Turn You On; 9) True To Life; 10) Tara.

Si los dos álbumes anteriores tras el regreso denotaban una falta de personalidad en la adaptación a los nuevos tiempos musicales, en esta tercera (y por desgracia última) propuesta de la banda, demuestran por fin que han sabido absorber todas esas influencias para conseguir algo mucho más propio y distinguible, abrazando una nueva fase como adalides del pop sintetizado. A las Bahamas se fueron a grabarlo, pero sin que los ritmos caribeños contaminaran una música más calmada y contemplativa en general que lo encontrado en los últimos años.

 

La canción que da título al disco es el mejor ejemplo para definir aquello en lo que se había convertido este grupo. La calma y calidez con las que Ferry canta ‘Avalon’, junto a la solemnidad del ritmo y los sintetizadores, son de las que hubieran definido definitivamente una nueva época para Roxy Music, de no haberse separado después. Es música tan evocadora como en sus mejores años, pero aderezada por la experiencia y el transcurso de los años, que le aporta un aire especial. De corte similar pero con un aura más misteriosa se desarrolla ‘While My Heart Is Still Beating’, nuevamente con una delicada parte vocal de Bryan que contrasta con los arreglos instrumentales más aventurados.

 

Como si hubieran aprendido la lección de los desvaríos disco en los álbumes precedentes, en ‘The Space Between’ cambian la perspectiva hacia una estructura más atmosférica y envolvente, con elementos de funk y con un resultado mucho más loable y reconocible para lo que debería ser Roxy Music. Hay un par de instrumentales (‘India’ y ‘Tara’) de carácter un tanto experimental que son muy breves pero dejan buenas sensaciones y la idea de que en esta ocasión sí que quisieron hacer algo relevante musicalmente. ‘Tara’ nos sirve además como tema de despedida, con un saxofón de Mackay que parece anunciar la disolución de la banda con una sensación de nostalgia.

 

Una de las canciones más destacadas de Roxy Music y por la que más se recuerda a Bryan Ferry es sin duda ‘More Than This’, pues es su portentosa interpretación vocal lo que imprime una calidez especial y un sentimiento adicional a la letra pesimista en la que se asume la irrelevancia e intrascendencia del ser humano en el devenir del universo, en contraposición a un antropocentrismo que desde el Renacimiento no ha acabado de desaparecer al derivar en supersticiones diversas que se adaptan a cada nuevo tiempo. También trae memorias de la famosa escena del film Lost in translation (2003), donde el personaje hastiado por una vida vacua que interpretaba Bill Murray canta esta canción en un karaoke de Tokio. Eso sí, el estribillo más memorable que encontraremos en este disco se encuentra en la más dinámica ‘Take A Chance With Me’, compuesta por Ferry junto a Manzanera, donde vale la pena fijarse en la parte de guitarra desarrollada por el segundo.

 

Si este disco no es una obra maestra del synth-pop es por algunas vulgaridades que han quedado más desfasadas con el paso de los años como ‘The Main Thing’ o las canciones más adecuadas para una serie de sobremesa, tal cual serían ‘To Turn You On’ y ‘True To Life’. Por lo demás, una envidiable manera de finalizar la trayectoria de esta banda mediante un gran disco que volvía a convertirles en uno de las referencias musicales del momento, aunque de poco sirviera. Tras la disolución, solo Bryan Ferry conseguirá mantener su nombre en el panorama musical sin caer en el olvido.

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