Aquella cola de vaca de Romario que mató a Alkorta: “La culpa es del dichoso nombre” | Relevo
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Aquella cola de vaca de Romario que mató a Alkorta: "La culpa es del dichoso nombre"

Se cumplen 30 años del famoso regate del brasileño en el que cinco jugadores del Real Madrid salen en la foto, pero ninguno pudo reaccionar ante el gran pase de Pep y el giro del brasileño.

Captura del momento en el que Romario regatea a Alkorta en el 5-0 de 1994. /
Captura del momento en el que Romario regatea a Alkorta en el 5-0 de 1994.
Enrique Ortego

Enrique Ortego

Han pasado 30 años. Tres rotundas décadas. Y Rafa Alkorta, el protagonista pasivo de la jugada que en los libros de texto futbolísticos se considera como la 'cola de vaca' por excelencia, todavía tiene que soportar que los medios de comunicación le sigamos preguntando por la acción de marras escudándonos en cualquier coartada o efeméride medianamente redonda. Y casi. lo peor no es eso. Lo más molesto es que durante todo este tiempo, ha habido algún que otro graciosillo que se lo ha recordado por la calle con un tono burlesco. El asunto nunca fue a mayores por el talante bonachón y amable del protagonista. Un tipo hecho de una pasta especial.

Muchas veces, más antes que ahora, Rafa Alkorta se ha preguntado para sus entrañas, si al protagonista activo de la jugada, Romario de Souza Faria Filho, también conocido como 'O baixinho', le habrán interpelado tantas veces por la maniobra como ha ocurrido con él. No le salen las cuentas de cuántas veces han podido ser. "Parece como si diera más morbo preguntármelo a mí que a él. Siempre he sabido convivir con ello. Lo que sí tengo claro es que si el 'jodido' regate ese no se llamara como se llama, 'cola de vaca', no se le hubiera dado a la jugada ni la mitad de importancia que se le dio. Sin ese nombre tan especial hubiera sido un gran regate, realizado por uno de los mejores jugadores del mundo del momento... La culpa la tiene quien puso el nombre. Eso es lo que me mató". Y se ríe.

También llamada calesita

Imposible saber quién fue el ingenioso ser humano al que se le ocurrió comparar una acción de engaño futbolístico con el movimiento de la cola o el rabo de una vaca cuando intenta espantar a las moscas que sobrevuelan su apéndice. El paso del tiempo ha dado por bueno su punto de conexión y tampoco es cuestión de volverse loco ahora buscando las raíces del asunto. Lo que nos queda, es que hacer una 'cola de vaca' sobre un terreno de juego es intentar regatear a un contrario recibiendo el balón de espaldas a la portería y arrastrarlo controlado con el interior del pie durante unos segundos, dibujando un semicírculo.

El truco de la argucia se encuentra en el cambio de velocidad durante la rotación. El atacante recibe de espaldas y remata de frente tras un giro de casi de 180 grados, el mismo que, presuntamente, hace la cola de una vaca en su defensa de los insectos voladores que le acosan. Es pasar del cero al infinito. De la pausa a la aceleración. El secreto está en envolver el balón con el papel regalo que siempre lleva el interior de una bota y que el defensor, por cercano que esté, no pueda ver lo que el delantero esconde al otro lado de su borceguí. Es una acción típicamente suramericana que también recibe el nombre de 'calesita', 'carrusel' o 'tiovivo'. Es más propia de jugadores con el tren inferior bajo, como Romario, o el mismo Pelé, cuyo centro de gravedad está más cerca del suelo.

Teorías al margen. Retrocedamos a la escena y al lugar de los hechos. Contextualicemos. No eran, precisamente, aquellos momentos a los que sucedió todo años de buena cosecha para el Real Madrid. El Barcelona de Johan Cruyff había ganado las tres Ligas anteriores y en ese curso, 93-94, las perspectivas tampoco eran muy halagüeñas. El gran fichaje del curso había sido precisamente Rafa Alkorta, por quien el Real Madrid abonó al Athletic 350 millones de pesetas... con el jugador de vacaciones en Canarias y ajeno a las conversaciones. Hasta el punto de que se enteró del traspaso cuando los dos clubes ya se habían puesto de acuerdo. Solo tuvo que firmar, no sin antes sentirse traicionado por su club. Él no quería moverse de San Mamés, aunque después fue feliz en el Bernabéu.

Su primer año en el Madrid

Cuando llegó a la capital se fue a vivir con dos excompañeros del Athletic: Patxi Ferreira, que jugaba en el Atlético y Ayarza (Rayo). Pronto se dio cuenta de que la 'Quinta del Buitre', con la que había coincidido en la Selección, continuaba formando el núcleo duro del vestuario y también se dio cuenta de que el trauma de las dos Ligas perdidas en Tenerife (1992 y 93) no había terminado de superarse. En el banquillo, Benito Floro cumplía su segunda temporada. Como casi todos los años, las citas contra el Barcelona estaban marcados en el calendario como los nuevos partidos del siglo.

No le dio Alkorta más importancia de la normal al encuentro del Camp Nou. Ya sabía lo que era jugar en ese estadio y contra el Barça de Cruyff y, además, ya se había llevado varias cornadas en esa plaza. De seis enfrentamientos ligueros había perdido cinco y solo había ganado, uno, precisamente el de su debut en febrero del 88 (1-2). Además en dos ocasiones su Athletic se había llevado cuatro y en otra, tres. Precisamente era ésta la que más recuerda. En la jornada 34 de la temporada 88-89, con Howard Kendall en el banquillo bilbaíno, Lineker le volvió loco. Rafa esa tarde, no sabe por qué, jugó de lateral izquierdo y el inglés, al que Cruyff mandaba a la banda derecha para que Julio Salinas fuera el delantero centro, jugó uno de sus mejores encuentros vestido de azulgrana.

Llegó la fecha. Ese 8 de enero de 1994, el Camp Nou se llenó como era habitual en aquellos tiempos y se mascaba cierto aire de revancha. En verano, cuatro meses antes, el Real Madrid se había proclamado campeón de la Supercopa sobre ese mismo césped y los muchachos de Floro decidieron dar una vuelta al ruedo mostrando el trofeo, lo que molestó enormemente a los pocos culés que no se habían ido del estadio y todavía quedaban en las gradas. También había importunado a los azulgranas que esa misma noche, el entonces presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, hubiera saltado y botado con aficionados blancos en el aeropuerto de Barajas para celebrar el título.

Una impresionante pancarta en el fondo de los Boixos: "Blaugrana al vent" dio la bienvenida a los dos equipos. La Policía Nacional no dejó entrar al recinto a cinco centenares de miembros de Ultra Sur desplazados a Barcelona sin entradas. Cruyff y Floro se sentaban en los banquillos. Urío Velázquez, el árbitro. Bakero y Sanchís capitanes. El once blanco mostraba las inesperadas suplencias de Fernando Hierro y Butragueño. Tácticamente, un clásico 1-4-4-2: Buyo; Llorente, Alkorta, Sanchís. Lasa; Míchel, Milla, Prosinecki, Luis Enrique; Zamorano y Alfonso. Mediada la primera parte, justo tras la jugada motivo de este reportaje, se lesionó Alfonso, sustituido por Hierro. El delantero causó ya baja para el resto de la temporada con una lesión de rodilla. En la segunda parte, con el 2-0 en el marcador, Butragueño entró por Milla.

La 'cola de vaca' en cuestión llegó en el minuto 24 y supuso el 1-0, el primero del triplete de Romario y sirvió para desempolvar imágenes en blanco y negro. Sobre todo una acción muy parecida que había realizado Pelé con el Santos en la Copa de Libertadores contra el Peñarol en 1972, el primer gol. Alkorta la mantiene en su memoria más allá de que la haya visto mil veces por televisión y la haya descrito de viva voz en otras tantas.

"Siempre lo consideré como una jugada más. Una de tantas de mi carrera. Yo era defensa y en cada partido libraba cien batallas contra los delanteros. Esa la perdí, pero creo que he ganado más duelos que he perdido y ante los mejores delanteros de entonces. Yo no estuve bien porque pensé que cuando se diera la vuelta iba a chutar directamente y me fui para ese lado y, sin embargo, salió hacia el otro. Él estuvo perfecto. Apenas había entrado en juego, había estado poco activo, pero me cogió en pelotas. Una jugada más, repito, si no fuera por el nombrecito del regate. Estamos hablando de que la acción la hizo Romario que, posiblemente, entonces era el mejor delantero del mundo. Siempre he dicho que me dolió más el 5-0 que nos metieran ese gol. Podría decir que sin esa jugada a lo mejor no nos hubieran metido cinco. Él, como siempre, no había estado muy activo, pero me cogió en pelotas. Ese era mi dolor, que el gol pudo cambiar el partido".

Milla sale en la foto

Las imágenes nos delatan que además de Alkorta, otros cuatro jugadores vestidos de blanco estaban en el radio de acción de la jugada: Llorente, que era el lateral derecho; Sanchís, el otro central, que basculaba hacia la zona de balón; Luis Enrique, interior, el más cercano al lanzador del pase, Guardiola y el jugador más próximo de todos a la pirueta de Romario era Luis Milla. Su figura sale en todas las fotos. Fue un espectador de lujo. También él como su compañero Alkorta tiene la jugada en la cabeza y la recuerda para Relevo.

"Aunque la genialidad fue de Romario, el pase de Guardiola tuvo mucho que ver con el control que hace el brasileño. Era una pase bien golpeado, profundo que nos sorprendió a todos. Rafa bastante tenía con tapar a Romario... pero los demás no pudimos reaccionar. Yo salgo en las fotos porque estaba en mi zona, la de mediocentro. A Llorente se le ve que quiere cerrar viniendo desde el lateral; Sanchís se activa para acercarse a Alkorta, pero a ninguno nos da tiempo a echarle una mano. Rafa no espera se vaya por ese lado, espera que se vaya por su derecha y le cruza la dirección... Eso solo lo pueden hacer delanteros como Romario y hay que aceptarlo, lo mismo que los atacantes aceptan cuando los defensas les superan en carrera o le tapan el regate".

Con el 5-0 en el marcador, el Real Madrid salió del Camp Nou a cuatro puntos del Barcelona y, teóricamente con el 'goal average' perdido. Al final, el Campeonato volvió a ser para los azulgranas con 56 puntos. Los blancos fueron cuartos con 45. Benito Floro fue destituido nueve jornadas después de la 'cola de vaca' de Romario, tras perder en Lleida (2-1). Le sustituyó hasta final de temporada Vicente del Bosque.