Lejos queda ya la Premier League que conquistó con el Manchester City en 2012, y hace ahora tres años, siendo el Zenit su último club, aceptó de buen grado el salto al mundo de las selecciones asumiendo el mando de la ‘Azzurra’. No se equivocó Roberto Mancini al aceptar este reto, y menos errada anduvo la Federación Italiana al darle las llaves de la selección a un técnico que le ha cambiado la cara, recuperando la competitividad de antaño sin estirar más el brazo que la manga.
Roberto Mancini ha sabido crear un bloque compacto donde lo colectivo por encima de lo individual, siendo esta circunstancia sin duda que clave en el éxito de un equipo que ganó los 10 partidos de la fase de clasificación para esta Eurocopa y llega al torneo habiendo acumulado 27 partidos sin perder. 22 triunfos y 5 empates ha cosechado esta Italia de Mancini desde que el ya lejano 10 de septiembre de 2018 cayese derrotada ante Portugal en la Nations League.
Lejos de los estereotipos, la Italia de Mancini no es un equipo extremadamente defensivo. Sí que aplica con especial esmero el cuidado de su retaguardia, pero solo como camino para obtener la solidez necesaria sobre la que edificar su plan de juego. Tanto es así, que lo que más llama la atención y donde tiene el punto fuerte este equipo es en la creatividad que aflora en su centro del campo, con Jorginho, Barella y Verratti encargados de que se juegue el partido que quiere Italia y no el que desea el rival.
En términos de dibujo táctico, lo más habitual en esta Italia de Mancini es un 4-3-3 cuyo punto débil está en los costados de la retaguardia. Si no sufre en exceso por ahí, esta Italia estará más que capacitada para aspirar a lo máximo en esta Eurocopa.