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ITALIA

Tras Dino Baggio, más denuncias: “Micoren como caramelos…”

Las palabras del exfutbolista causaron varias reacciones. Florin Raducioiu y Massimo Brambati expresaron las mismas preocupaciones: “No sabíamos qué tomábamos”.

Actualizado a
Florin Raducioiu.

Las declaraciones de Dino Baggio sobre las sustancias que tomaban los futbolistas en Italia durante los años ‘90 causaron revuelo y reacciones. Roberto Mancini, esta mañana, pidió moverse “con pies de plomo” en estos temas, porque lo que le ocurrió a Vialli “le puede pasar a todo el mundo, a los que juegan y a los que no”. No obstante, nuevos exfutbolistas denunciaron lo que pasaba en las décadas pasadas. Uno de ellos fue Florin Raducioiu, ex de Bari, Verona, Brescia y Milan. El exjugador de 52 años, en ‘Sport Report’ de Orange Sport, relató: “Tomaba intravenosas con un líquido rosa, y reconozco haber tomado también medicinas. Las tomé en Milán, Brescia, Verona... Llamaré al médico que me seguía en Brescia para saber algo más. No sabíamos qué tomábamos, siempre nos dijeron que eran vitaminas y glucosa. Y en Milán tomábamos algo más, como pastillas. Lo dije antes y después del fallecimiento de Vialli, debemos preguntarnos por qué están pasando estas muertes”.

Massimo Brambati, 56 años, vistió, entre otras, las camisetas de Torino, Empoli, Bari y Palermo. Hablando en ‘Processo 7 Gold’, expresó la misma preocupación: “Tengo miedo, hace 20 años dije lo mismo y me llegó una carta de la Federcalcio amenazándome. En un club que no voy a nombrar, tomaban Micoren como si fueran caramelos”. Este medicamento, que normalmente se prescribe en casos de asma y presión baja, mejoraba la respiración, pero conllevaba muchos efectos secundarios a nivel cardíaco, y fue prohibido a partir de 1985. “Por aquel entonces no estaba prohibido, unos años después ya era prohibidísimo”, afirmó Brambati, que durante su carrera, nunca protestó: “Tenía 20 años y decían que con una intravenosa habría mejorado mis actuaciones. Había entrenadores que se enfadaban si lo rechazabas. Hoy, cuando escucho algunas cosas que les pasan a los futbolistas de mi época, me pongo en las manos de Dios...”.