La reina de Estados Unidos

La reina de Estados Unidos

Luto en el Reino Unido

Fascinación por la monarquía británica en el país nacido de la emancipación de la corona

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Una imagen del Capitolio en Washington con banderas a media asta

OLIVIER DOULIERY / AFP

Por qué la monarquía británica obsesiona a los estadounidenses?”, se preguntaba en marzo del 2018 la CNN. “La fascinación de EE.UU. por la monarquía británica, explicada”, pareció responder la BBC en octubre siguiente. Aquel fue el año de la boda del príncipe Enrique con la actriz californiana Meghan Markle. Pero tanto la pregunta como los intentos de responderla venían casi desde el nacimiento mismo de la nación norteamericana después de emanciparse, justamente, de la corona inglesa. Y es que parece como si, cada cierto tiempo, el país sintiera la necesidad de recostarse en el sillón del psicoanalista para interrogarse por esa gran paradoja sobre su ser. En todo caso, el espectacular seguimiento dado aquí a la noticia de la muerte de Isabel II prueba la persistencia, si no el crecimiento, de esa fascinación por todo lo que tiene que vez con la familia real de la antigua metrópoli. Isabel II era la reina de Estados Unidos.

El expresidente Barack Obama no hablaba del todo en broma cuando hace siete años, durante la visita a la Casa Blanca del príncipe Carlos y su esposa, Camilla, les dijo: “El pueblo estadounidense aprecia mucho a la familia real. ¡Le gusta mucho más que sus propios políticos!”. Más de un siglo antes, el 26.º presidente de EE.UU., Theodore Roosevelt, describió su cargo como “rey electo”. La misma idea la había manejado en los sesenta del siglo XIX el secretario de Estado de Lincoln, William Seward: “Elegimos a un rey por cuatro años”, afirmó. Pero ya en 1789 el primer vicepresidente y segundo presidente, John Adams, había calificado el país como una “república monárquica”.

Biden y Trump pasan a segundo plano ante los despliegues mediáticos que rememoran la figura de Isabel II

Más allá de nostalgias y debates políticos, la querencia monárquica es hoy más patente que nunca en el seno de la sociedad de EE.UU. No en vano todas las televisiones, de la CNN a la Fox, casi se olvidaron de Joe Biden y Donald Trump ayer y anteayer, nada más saltar la noticia del fallecimiento de la reina, para competir en sus despliegues sobre la figura de la monarca, su historia y la de su familia, y por supuesto las historias de amor y desamor, de tragedias e incidentes, que los lectores y televidentes del país vienen devorando con delectación.

Cuando murió Diana, 30 millones de estadounidenses vieron el funeral en directo. Y casi los mismos se pegaron a la tele para presenciar la boda de Meghan Markle con el príncipe Enrique.

La reina Isabel II recibió en junio del 2021 a Joe Biden y a la primera dama, Jill Biden, en el Castillo de Windsor

La reina Isabel II recibió en junio del 2021 a Joe Biden y a la primera dama, Jill Biden, en el Castillo de Windsor

MATT DUNHAM / AP

Historiadores, analistas y contertulios atribuyen a la serie The crown el renovado tirón popular de la realeza británica, aunque muchos mencionan asimismo la influencia de Disney con unos cuentos y películas de princesas que son parte esencial del mundo de ensoñaciones infantiles de las niñas de EE.UU. La proporción de disfraces de princesita de algunas de esas historias en las fiestas de Halloween es alta.

Pero los estadounidenses no siempre aceptaron la idea de la realeza ni a quienes la encarnaron en Gran Bretaña. En los siglos XVIII y XIX, la monarquía se veía como “un reducto de privilegio y estatus hereditario en desacuerdo con la libertad de la nueva República”, dice el subdirector de Estudios Británicos de la Universidad de Texas, James Vaughn. Pero eso cambió por completo, según él, con la coronación de Isabel II en 1953. De ahí el fervor popular y el despliegue mediático de estos días en EE.UU. De ahí las banderas a media asta en la Casa Blanca y el Capitolio. Por unas horas, aquí no manda Biden ni manda Trump. Aquí lo que manda ahora es honrar a la reina muerta.

Isabel II con John Kennedy en 1961. La reina de Inglaterra se encontró a lo largo de su vida con 13 presidentes de EE.UU. Todos los que coincidieron con su reinado salvo  Lyndon Johnson, que no visitó el Reino Unido durante su mandato

Isabel II con John Kennedy en 1961. La reina se encontró con 13 presidentes de EE.UU: tdos los que coincidieron con su reinado salvo Lyndon Johnson, que no visitó el Reino Unido durante su mandato 

AP
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