Raúl González: los negocios que empezó como jugador le pasan factura cuando comienza a despuntar como entrenador

El exfutbolista del Real Madrid está siendo investigado tras una fallida inversión en la industria fotovoltaica.

Raúl González, actual entrenador del Real Madrid Castilla.

Cordon Press.

La noche del 24 de octubre de 2016 se celebraba en el Palacio de Congresos de Valencia la Gala de los Premios LaLiga 2015/2016. Entre el público y como embajador de la competición, reía con los monólogos de los cómicos Dani Martínez y Leo Harlem el mítico delantero español Raúl González Blanco. Traje negro, corbata del mismo color y camisa blanca, disfrutaba de su jubilación como futbolista. Hacía un año que había colgado las botas en el New York Cosmos.

Después de la gala, González acudió como invitado al programa El Larguero, de la Cadena SER. Casi una hora estuvo allí, con Manu Carreño hablando de fútbol. Ya despedida la entrevista y mientras Raúl hablaba del otoño en Manhattan, donde vivía entonces, el locutor interrumpía el adiós para decir que Álvaro Benito, también exfutbolista del Real Madrid, tenía una pregunta para él. Quería saber qué tenía que decir sobre la información que había dado esa mañana el diario El Mundo en la que se decía que la titular del Juzgado de Primera Instancia número 21 de Madrid había ordenado el embargo de nueve millones de euros al futbolista. Carreño lanzó la pregunta, a la que el madridista respondió: “Ese es un tema que solo pueden contestar y del que solo pueden hablar los abogados, yo solo puedo decir que estoy tranquilo”.

Mal negocio

Siete años antes, Raúl participaba en un acto de renovación del acuerdo de patrocinio entre el Real Madrid y la casa de apuestas Bwin en un evento al que acudió junto a Florentino Pérez, Jorge Valdano y los otros capitanes del equipo: Iker Casillas, Sergio Ramos y Guti. Raúl declaró entonces que su sueño era levantar la décima Copa de Europa. No solo no lo consiguió sino que esa temporada firmó su peor media goleadora en la Liga. Pero lo más grave se estaba fraguando en Puerto Real.

El mismo día en que confesaba su sueño, a más de 600 kilómetros se inauguraba en la localidad gaditana la fábrica de módulos fotovoltaicos Gadir Solar, filial de la sociedad Cadmos Energías Renovables, participada en un 20% por Europa Scar Sport, una empresa propiedad de Raúl. Era la nueva apuesta del delantero, que se había embarcado en la aventura con la compañía del Grupo Aurantia (disponía del 80% restante del accionariado), cuyo propietario, Rafael Naranjo, acabaría imputado en el caso Gürtel.

Para poder sacar adelante la fábrica Gadir Solar, la empresa de Naranjo solicitó al banco Credit Suisse un préstamo de casi 36,5 millones de euros, que se sumarían a los más de 25 obtenidos en subvenciones. Según decía El Mundo, “si todo salía bien, el madridista se quedaba con el 20% de los beneficios; si salía mal, tenía que garantizar la devolución del 20% del crédito”. Aquella temporada, Raúl dejaba el Madrid para fichar por el Schalke 04 alemán y en Cádiz comenzaban los problemas. Jesús Serrano, responsable de Industria de Comisiones Obreras en la zona, recuerda hoy a Vanity Fair que la empresa no llegó a vender un solo panel en todo el tiempo que estuvo en funcionamiento.

El pasado vuelve

La primera huelga de los trabajadores de la planta, muchos de ellos exempleados de la quebrada multinacional de automoción Delphi, tuvo lugar en agosto de 2010. Para entonces, Raúl había cambiado de sueño: en lugar de ganar la décima Copa de Europa, quería hacerse con la Bundesliga. No lo logró, pero su trayectoria en el Schalke fue inversamente proporcional a su éxito en la industria fotovoltaica ya que dos años, 28 goles, una Copa de Alemania y una Supercopa de Alemania después, anunciaba su salida con honores del club germano mientras que el futuro de los trabajadores de Gadir Solar no podía pintar peor. En abril de 2012, la empresa comunicaba el cierre. La empresa de Raúl así como sus socios tuvieron que afrontar, según publicó La Voz de Cádiz, el pago del crédito de 36,5 millones de euros antes de junio.

Tras su paso por Alemania, Raúl jugaría todavía en dos continentes: Asia y América. Dos años en el club catarí Al-Sadd y uno en el New York Cosmos, donde se retiraría tras ganar el campeonato y dar la asistencia del gol de la victoria. Terminaba su carrera en el fútbol, pero no sus dolores de cabeza empresariales. En septiembre de 2016, El Confidencial comunicaba que Aurantia, la empresa de Naranjo, había reclamado al futbolista el pago de la deuda adquirida con el banco suizo. Un mes después, El Mundo publicaría el anuncio del embargo por nueve millones por el que le preguntó Carreño.

La apuesta energética de Raúl coincidió con su final como futbolista y hoy el periplo judicial del caso se desarrolla en paralelo a su ascenso como entrenador. En 2018, el eterno siete del Real Madrid se estrenaba como míster a los mandos del Cadete B del club, pero no terminaría la temporada, ya que en febrero de este año sustituiría al frente del Juvenil B a Álvaro Benito, el mismo jugador que 24 meses atrás planteó aquella pregunta incómoda. Tras ganar la Liga con ese equipo, el Real Madrid le ascendió a entrenador del filial, el Castilla. En ese banquillo sigue mientras la Audiencia Provincial de Madrid considera que “hay indicios suficientes para acordar la continuación del procedimiento” contra el delantero, ya que se podría estar “en presencia de hechos de carácter delictivo” y Raúl será investigado por insolvencia punible, apropiación indebida y delito societario.