Las 7 mejores islas para visitar en la Polinesia Francesa

Por lugares como este se entiende que Paul Gauguin se enamorara de Tahití. Sinónimo de paraíso soñado, esta isla siempre encabeza las listas de lugares que hay que visitar y conocer al menso una vez en la vida. Fueron los españoles los primeros europeos en pisar estas playas elegidas ahora por celebridades de todo el mundo para huir del mundanal ruido. La de Bora Bora se formó por un volcán apagado rodeado por una laguna. A determinadas horas, la luz de los Mares del Sur le otorga una belleza que se sale de los cánones de este mundo (atout-france.fr). — Bora Bora, una belleza difícil de describir con palabras

Arena blanca, lagunas cristalinas y montañas con cascadas son algunas de las sorpresas que guardan en su interior el centenar de islas que forman la Polinesia francesa. Estas son las 7 más bellas, pero todas tienen en común un paisaje digno de la más espectacular postal paradisíaca.

Bora Bora

No podía ser otra la que encabezara este ránking de las islas más bellas y exclusivas del mundo. Bora Bora es la joya de la Polinesia francesa y el paraíso soñado por cualquier mortal para perderse. Esta isla volcánica está rodeada por una laguna de infinitos tonos azules. El color verde es también otro de los protagonistas, sobre todo en el interior de la isla. Y como no todo va a ser romanticismo, los mas intrépidos pueden también hacer senderismo en la ladera del Monte Otemanu, que se eleva a 700 metros sobre el nivel del mar, y es el pico más alto de la Polinesia francesa. Bora Bora se encuentra a 50 minutos de vuelo de Tahití.

Moorea

A pocos minutos de Tahití y en el archipiélago de la Sociedad, esta isla volcánica destaca por la tranquilidad que en ella se respira. Moorea es además conocida por sus bahías de aguas azules, paraíso de buceadores, el Monte Rotui (que es sagrado) y los valles del interior con el color verde y la vegetación como protagonistas. Ya en el interior te esperan unos pueblos de postal con casitas de color pastel rodeadas de vegetación exuberante. Además es un destino perfecto para disfrutar de las frutas tropicales, sobre todo el mango y la piña. Durante el recorrido te encontrarás con numerosas plantaciones que impregnan de color y olor a esta maravillosa isla.

Atención especial merece la gastronomía. El pescado es el plato principal (y el favorito), sobre todo crudo y regado con limón y leche de coco.

Fakarava

Se encuentra en el archipiélago de las Tuamotu. Fakarava hace honor a su nombre, que significa "bello" en haitiano, tanto dentro como fuera del agua. La isla puede presumir de unos fondos marinos espectaculares. En medio de los corales, sus cristalinas aguas cuentan con numerosas especies protegidas.

Con 60 km de largo y 25 km de ancho, es el segundo atolón más grande de la Polinesia francesa y naturaleza en estado puro. De hecho, su fauna terrestre y submarina está reconocida por la Unesco.

Además de estar en el lugar perfecto para los deportes y actividades acuáticas, adentrarse en Fakarava es descubrir sus pueblecitos, casas de postal y una pintoresca y colorida arquitectura.

Tahití

"Papeete, Tahiti, French Polynesia - December 21, 2010: The big market place in the capital of Tahiti shot from the second floor; every day both local people and lots of tourists visit this market selling fruit, vegetables, fish, oils, handicrafts, and various souvenir items" — El gran mercado de Papeete, capital de Tahití

Profundos valles, montañas con cascadas, frondosos bosques, cuevas espectaculares y playas salvajes de arena negra volcánica, esto es lo que te espera en esta célebre isla que, además, está rodeada de arrecifes de coral. Por supuesto, también serás recibido con los tradicionales collares de flores que avisan de tu llegada al paraíso.

Más turística que el resto, esta isla del archipiélago de la Sociedad es la más grande de la Polinesia Francesa. Acoge a la capital administrativa, Papeete, y al único aeropuerto internacional del territorio.

En Papeete hay que visitar el mercado, donde sorprende la alegría de la gente, así como la variedad y color de la gastronomía local. También el museo de la Perla Negra y la catedral de Notre-Dame (representante oficial en la Polinesia Francesa de la archidiócesis católica).

Maupiti

Preservada del turismo de masas, Maupiti destaca por su autenticidad y belleza salvaje. La isla es un verdadero paraíso para la desconexión y el relax. Para alojarse, en lugar de grandes hoteles, están las pensiones familiares donde se puede disfrutar de la vida local auténtica. Una de las cosas que hay que hacer es subir al monte Teurafaatiu, el punto más alto de la isla, para disfrutar de las mejores panorámica desde la cima.

Tetiaroa

A 42 kms al norte de Haití está uno de los lugares mas impresionantes del mundo: el atolón de Tetiaroa. Situado en un entorno impactante con playas de arena increíblemente blanca, palmeras de cocos y una laguna de agua transparente. Si la economía lo permite, parte de la experiencia es alojarse en el célebre y exclusivísimo hotel The Brando, homenaje al actor que pasó parte de su vida en este territorio francés. El hotel cuenta con 36 villas, cada una con su propia playa y piscina privadas, y está considerado como uno de los establecimientos mas prestigiosos del mundo, y no alcalce de cualquiera.

Nuku Hiva

Las islas Marquesas han fascinado a escritores y a artistas occidentales, que se han visto seducidos por este territorio salvaje y auténtico. Uno de ellos fue el pintor Paul Gauguin, cuyos restos descansan en Atuona, la capital de Hiva Oa.

En esta isla no esperes las típicas playas de corales, arena blanca y aguas de intenso azul, como en el resto de los archipiélagos de la Polinesia. En general, aquí y en el resto de Islas Marquesas, predominan las playas de arena negra, acantilados y un paisaje montañoso.