Poemas cortos con la palabra cielo - 69 Poesías cortas con cielo

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Se han encontrado 69 poemas cortos con la palabra cielo

Líber Falco

Juventud

-- de Líber Falco --

Era alegre la tarde
y alegre era la risa.
Todo era alegre y bueno
y arriba estaba el cielo.

Oscuro a veces, pálido a veces,
ausente a veces, estaba el cielo.
Mas era azul y blanco y bueno.
Y era el cielo.

Poema Juventud de Líber Falco con fondo de libro

Pablo Neruda

¿cuántas iglesias tiene el cielo

-- de Pablo Neruda --

Cuántas iglesias tiene el cielo?
por qué no ataca el tiburón
a las impávidas sirenas?
conversa el humo con las nubes?
es verdad que las esperanzas
deben regarse con rocío?

Poema ¿cuántas iglesias tiene el cielo de Pablo Neruda con fondo de libro

Pablo Neruda

y qué palpitaba en la noche

-- de Pablo Neruda --

Y qué palpitaba en la noche?
eran planetas o herraduras?
debo escoger esta mañana
entre el mar desnudo y el cielo?
y por qué el cielo está vestido
tan temprano con sus neblinas?
qué me esperaba en isla negra?
la verdad verde o el decoro?

Poema y qué palpitaba en la noche de Pablo Neruda con fondo de libro

Miguel Unamuno

Desde mi cielo a despedirme llegas

-- de Miguel Unamuno --

Desde mi cielo á despedirme llegas
fino orvallo que lentamente bañas
los robledos que visten las montañas
de mi tierra y los maices de sus vegas.

Compadeciendo mi secura riegas
montes y valles, los de mis entrañas,
y con tu bruma el horizonte empañas
de mi sino y asi en la fé me anegas.



Juan Ramón Jiménez

el dechado

-- de Juan Ramón Jiménez --

¡qué hermosa muestra eres, cielo azul del día,
a los despiertos ojos,
de lo despierto!
¡qué ejemplo hermoso eres, cielo azul nocturno,
a los ojos dormidos,
de lo que sueña!



Roberto Juarroz

el cielo ya no es una esperanza

-- de Roberto Juarroz --

El cielo ya no es una esperanza,
sino tan sólo una expectativa.
El infierno ya no es una condena,
sino tan sólo un vacío.
El hombre ya no se salva ni se pierde
tan sólo a veces canta en el camino.



Alfonsina Storni

Faro en la noche

-- de Alfonsina Storni --

Esfera negra el cielo
y disco negro el mar.

Abre en la costa, el faro,
su abanico solar.

¿A quién busca en la noche
que gira sin cesar?

Si en el pecho me busca
el corazón mortal.



Lope de Vega

Vida cumplida

-- de Lope de Vega --

Moza fui, gocé mi edad;
pero cuando vieja fui,
otras gozaron por mí
su hermosura y libertad

Setenta años vi el sereno
cielo; gocelos justo:
los cuarenta con mi gusto;
los treinta con el ajeno



Líber Falco

Para vivir

-- de Líber Falco --

Porque se está solo ahí,
porque en la locura y la muerte
se está solo,
porque hay un ojo fijo,
incambiado, que acecha sin sentido,
yo quiero ahora abrazaros,
y siquiera no más,
hablar de cómo cambia el cielo.



Jaime Torres Bodet

llueve

-- de Jaime Torres Bodet --

Vas a llorar pronto.
Ya el cielo se hace
chiquito en tus ojos.



Jaime Torres Bodet

en abril. se vuelve

-- de Jaime Torres Bodet --

Regreso, otra vez y pienso...
Se piensa siempre, al volver.
Un árbol... Un cielo inmenso
y un corazón de mujer.
¿Un corazón o una cara?
¿quién pudiera responder?
¿un corazón o una cara?
tal vez, sólo, una mujer...



Jaime Torres Bodet

en abril. el puente

-- de Jaime Torres Bodet --

¿cómo se rompió, de pronto,
el puente que nos unía
al deseo, por un lado
y por el otro a la dicha?
¿y cómo en la mitad del puente
que a pedazos se caía
tu alma rodó al torrente
y al cielo subió la mía?



Jaime Torres Bodet

en abril. desamor

-- de Jaime Torres Bodet --

Esta impresión de estar
vivo ya para el cielo
y no obstante en la tierra
de tu corazón, muerto!...



Jaime Torres Bodet

el puente

-- de Jaime Torres Bodet --

¿cómo se rompió, de pronto,
el puente que nos unía
al deseo por un lado
y por el otro a la dicha?

¿y cómo -en la mitad del puente
que a pedazos se caía-
tu alma rodó al torrente
y al cielo subió la mía?



Delmira Agustini

Nocturno (Agustini)

-- de Delmira Agustini --

Engarzado en la noche el lago de tu alma,
diríase una tela de cristal y de calma
tramada por las grandes arañas del desvelo.

Nata de agua lustral en vaso de alabastros;
espejo de pureza que abrillantas los astros
y reflejas la cima de la Vida en un cielo...
Yo soy el cisne errante de los sangrientos rastros,
voy manchando los lagos y remontando el vuelo.



Ernesto Cardenal

epigrama XXXIII

-- de Ernesto Cardenal --

Tus ojos son una luna
que riela
en una laguna negra
tu pelo las olas negras
bajo el cielo sin luna
y el ruelo
de la lechuza en la



Octavio Paz

concorde

-- de Octavio Paz --

A carlos fuentes
arriba el agua
abajo el bosque
el viento por los caminos
quietud del pozo
el cubo es negro el agua firme
el agua baja hasta los árboles
el cielo sube hasta los labios



Octavio Paz

nubes

-- de Octavio Paz --

Islas del cielo, soplo en un soplo suspendido,
¡con pie ligero, semejante al aire,
pisar sus playas sin dejar más huella
que la sombra del viento sobre el agua!
¡y como el aire entre las hojas
perderse en el follaje de la bruma
y como el aire ser labios sin cuerpo,
cuerpo sin peso, fuerza sin orillas!



Octavio Paz

madrugada al raso

-- de Octavio Paz --

Los labios y las manos del viento
el corazón del agua
uneucalipto
el campamento de las nubes
la vida que nace cada día
la muerte que nace cada vida
froto mis párpados:
el cielo anda en la tierra



Rafael Obligado

ofrenda

-- de Rafael Obligado --

¡ah! yo que en torno de tu sien he visto
perennemente suspendida el alba,
y encenderse en el cielo de tus ojos
como una estrella el esplendor de tu alma,
ha querido mi ofrenda de poeta
consagrar a tu imagen solitaria,
azucena de luz, donde mi espíritu
posó un instante las ligeras alas.



Rafael Obligado

Ofrenda (Obligado)

-- de Rafael Obligado --

¡Ah! yo que en torno de tu sien he visto
Perennemente suspendida el alba,
Y encenderse en el cielo de tus ojos
Como una estrella el esplandor de tu alma,
He querido mi ofrenda de poeta
Consagrar á tu imagen solitaria,
Azucena de luz, donde mi espíritu
Posó un instante las ligeras alas.



Pablo Neruda

cuánto dura un rinoceronte

-- de Pablo Neruda --

Cuánto dura un rinoceronte
después de ser enternecido?
qué cuentan de nuevo las hojas
de la reciente primavera?
las hojas viven en invierno
en secreto, con las raíces?
qué aprendió el árbol de la tierra
para conversar con el cielo?



Pablo Neruda

sufre más el que espera siempre

-- de Pablo Neruda --

Sufre más el que espera siempre
que aquel que nunca esperó a nadie?
dónde termina el arco iris,
en tu alma o en el horizonte?
tal vez una estrella invisible
será el cielo de los suicidas?
dónde están las viñas de hierro
de donde cae el meteoro?



Pablo Neruda

pero es verdad que se prepara

-- de Pablo Neruda --

Pero es verdad que se prepara
la insurrección de los chalecos?
por qué otra vez la primavera
ofrece sus vestidos verdes?
por qué ríe la agricultura
del llanto pálido del cielo?
cómo logró su libertad
la bicicleta abandonada?



Pablo Neruda

amor, amor aquel y aquella

-- de Pablo Neruda --

Amor, amor aquel y aquella,
si ya no son, dónde se fueron?
ayer, ayer dije a mis ojos
cuándo volveremos a vernos?
y cuando se muda el paisaje
son tus manos o son tus guantes?
cuando canta el azul del agua
cómo huele el rumor del cielo?



Pablo Neruda

es paz la paz de la paloma

-- de Pablo Neruda --

Es paz la paz de la paloma?
el leopardo hace la guerra?
por qué enseña el profesor
la geografía de la muerte?
qué pasa con las golondrinas
que llegan tarde al colegio?
es verdad que reparten cartas
transparentes, por todo el cielo?



José María Hinojosa

29º 27'6 lat. n 5º 48'3 long. e

-- de José María Hinojosa --

De todos los horizontes
brotaron poemas nuevos,
que vinieron a juntarse
en la rosa de los vientos,
y cada poema trajo
el recuerdo de su cielo.



José Tomás de Cuellar

Tus ojos negros

-- de José Tomás de Cuellar --

MÁS negros que la noche de mis penas;
Más bellos que el amor y la poesía;
Más ardientes que el sol que fecundiza
Tu hermosa Andalucía.
Fueran mortales, cual saeta aguda,
Si Dios, con sabio celo,
No los hubiera puesto en tu semblante
Para mirar al cielo.



Gabriela Mistral

el pavo real

-- de Gabriela Mistral --

Que sopló el viento y se llevó las nubes
y que en las nubes iba un pavo real,
que el pavo real era para mi mano
y que la mano se me va a secar,
y que la mano le di esta mañana
al rey que vino para desposar.
¡Ay que el cielo, ay que el viento, y la nube
que se van con el pavo real!



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xxiii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... ¡Yo no sé
que te diera por un beso!



Gustavo Adolfo Bécquer

rima x

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman
el cielo se deshace en rayos de oro
la tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonía
rumor de besos y batir de alas,
mis párpados se cierran...¿Qué sucede?
¿dime?... ¡Silencio!... ¿Es el amor que pasa?



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xlvii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Yo me he asomado a las profundas simas
de la tierra y del cielo
y les he visto el fin con los ojos
o con el pensamiento.
Mas, ¡ay! de un corazón llegué al abismo,
y me incliné por verlo,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡tan hondo era y tan negro!



Andrés Bello

No para mí, del arrugado invierno

-- de Andrés Bello --

No para mí, del arrugado invierno
rompiendo el duro cetro, vuelve mayo
la luz al cielo, a su verdor la tierra,
No el blando vientecillo sopla amores
o al rojo despuntar de la mañana
se llena de armonía el bosque verde.
Que a quien el patrio nido y los amores
de su niñez dejó, todo es invierno.



Manuel Reina

A F...

-- de Manuel Reina --

Cuando miro de noche en el cielo
dos brillantes estrellas unidas,
me figuro que son nuestras almas
refulgentes de amor y alegría.
Pero al ver separarse a una de ellas
señalando una estela divina,
¡ay! me muero al pensar que es tu alma
que se aleja, veloz, de la mía.



Medardo Ángel Silva

Feuille d'album

-- de Medardo Ángel Silva --

Tienes esa elegancia lánguida y exquisita
de las pálidas vírgenes que pintó Burne Jones;
y así pasas, como una visión prerrafaelita,
por los parques floridos de mis vagas canciones...

Y si el cielo azulado tu mirar extasia
cuando el poniente riega sus fantásticas flores;
eres como esos ángeles, que alabando a María,
se ven en los retablos de los viejos pintores!



Miguel Unamuno

Al toque de oración

-- de Miguel Unamuno --

Campanas que al pasado que no pasa
le dais lengua de bronce, peregrino
que una vida descanso aquí, en mi casa,
os oigo me llamáis; de mi camino

vuelvo la vista al cielo donde abrasa
á las nubes el sol y allí adivino
lo que antes de ser fuí, cuando mi masa
era parte del igneo torbellino.



Miguel Unamuno

Al tramontar del sol

-- de Miguel Unamuno --

La agonía del sol en el ocaso
sobre el negro verdor de las encinas
de su lecho detrás de las cortinas
de leves nubes de purpúreo raso.

Y allá en levante, ya de luz escaso,
en el luto agonizan las colinas
mientras del cielo en cúpula y pechinas
se asienta el polvo del febeo paso.



Miguel Unamuno

Bajo eterna luna

-- de Miguel Unamuno --

Cayó este más al borde de la senda
escalando la cumbre á paso tardo,
y de la cruz al pié rendido el fardo
de su dolor dejó, piadosa ofrenda.

Veía en lo alto palpitar la tienda
en donde clava el sol su primer dardo
y el último y en donde el cielo pardo
baja en niebla sin lluvia que la ofenda.



Miguel Unamuno

El ángel negro

-- de Miguel Unamuno --

El ángel negro el corazón me toca
con sus alas llamándome del sueño
en que me finjo con carrera loca
romper el cielo en grupa á Clavileño.

Mi pobre frente en la caida choca
con la verdad de gesto zahareño
que dura é inmutable como roca
sólo hiriendo alecciona á nuestro empeño.



Miguel Unamuno

Fue tu vida pasión en el desierto

-- de Miguel Unamuno --

Fué tu vida pasión en el desierto
mar de la pena, bajo la tormenta
del viento que las olas acrecienta
soñando siempre en el lejano puerto.

Nunca viste á piedad el cielo abierto,
luchaste sin la luz que al bravo alienta
contra la suerte, fría y avarienta,
y empiezas á vivir después de muerto.



Miguel Unamuno

Junto al caserío Jugo

-- de Miguel Unamuno --

Aquí, en la austeridad de la montaña
con el viento del cielo que entre robles
se cierne redondearon pechos nobles
mis abuelos; después la dura saña

banderiza el verdor fresco que baña
Ibaizábal con férreos mandobles
enrojeció, y en los cerrados dobles
del corazón dejó gusto de hazaña



Miguel Unamuno

La encina y el sauce

-- de Miguel Unamuno --

La inmoble encina al cielo inmoble alza redonda
la copa prieta que ni cierzo fiero riza
mientra el sauce llorón en el agua huidiza
la cabellera tiende hundiéndola en la onda.

Van sus hojas de otoño del río en la ronda
hacia el mar en que el río vencido agoniza
y al llegar del invierno los cielos ceniza
menea su manojo de varas sin fronda.



Miguel Unamuno

La virgen del camino

-- de Miguel Unamuno --

Oh alma sin hogar, alma andariega
que duermes al hostigo á cierro raso
trillando los senderos al acaso
bajo la fé de una esperanza ciega.

Ese cielo, tu padre, que te niega
paz y reposo, bríndate al ocaso
roja torre de nubes en que el vaso
que ha de aplacar tu sed al fin te entrega.



Miguel Unamuno

Matar el tiempo

-- de Miguel Unamuno --

He sorbido tus lágrimas, princesa,
y en ellas el secreto de tu pecho,
mas no temas, lo juro por tu lecho,
no lo dirá mi lengua que fué presa

de tu boca. Soy fiel á mi promesa.
Cuando, mendigo, llegué á tí maltrecho
del cielo amparo hallé bajo tu techo
y me pusiste junto á tí en la mesa.



Miguel Unamuno

Medina la del Campo

-- de Miguel Unamuno --

En la del Campo secular Medina,
junto al rubio Castillo de la Mota
que al cielo de Castilla yergue rota
su torre, cual blasón de la rüina

de aquella hidalga tierra isabelina,
la de cruz y espadón, sotana y cota,
que allende el mar, en extensión remota,
vendió su sangre al precio de una mina,



Miguel Unamuno

Mi cielo

-- de Miguel Unamuno --

Días de ayer que en procesión de olvido
llevais á las estrellas mi tesoro,
no formareis en el celeste coro
que ha de cantar sobre mi eterno nido?

Oh Señor de la vida, no te pido
si no que ese pasado por que lloro
al cabo en rolde á mi vuelto sonoro
me dé el consuelo de mi bien perdido.



Miguel Unamuno

Muralla de nubes

-- de Miguel Unamuno --

Oh pardas nubes, almas de los montes,
que recuerdos traeis aquí á la nava
de aquel rincón en donde el alma esclava
vivía de vosotras; cual bisontes

en rebaño pasais, los horizontes
encrespando en fingida sierra brava
que no á la tierra sino al cielo grava
con su mole. Por mucho que remontes



Miguel Unamuno

Non serviam!

-- de Miguel Unamuno --

«No serviré!» gritó no bien naciera
una conciencia de sí misma, lumbre
de las tinieblas del no ser; la cumbre
del cielo tenebroso ardió en la hoguera

del conocer fatal; toda la esfera
en su seno sintió la reciedumbre
de haber sido creada, pesadumbre
de la nada, su madre, y á la fiera



Miguel Unamuno

Pasado y porvenir

-- de Miguel Unamuno --

A la yerba que cubre tu morada
de queda y donde tu alma en su capullo
de polvo espera, arráncale un murmullo
la lluvia que del cielo derramada

la hiere. La canción es encantada
del último misterio, es el arrullo
de nuestro último amor, el dulce abrullo
de nuestra madre Tierra, ya cansada



Miguel Unamuno

Paz de guerra

-- de Miguel Unamuno --

Almas de Dios que bajo el recio hostigo
del cielo atravesais esta galerna
de la vida que pasa hacia la eterna
llevando rumbo; cuando ya al abrigo

esteis seguras en el puerto amigo,
la nave —destrozados la cuaderna
y el gobernalle, que ya no gobierna—
en girones cual capa de mendigo,



Miguel Unamuno

Todo pasa

-- de Miguel Unamuno --

La tierra roja, el cielo añil, culmina
el sol desnudo en el zenit y asesta
sus dardos; es la hora de la siesta;
se empardece el verdor de la colina.

A la redonda sombra de la encina
inmoble y negra, inmoble se recuesta
el negro toro, y una charca apresta
su espejo inmoble de agua mortecina.



Miguel Unamuno

El cuerpo canta

-- de Miguel Unamuno --

El cuerpo canta;
la sangre aúlla;
la tierra charla;
la mar murmura;
el cielo calla
y el hombre escucha.



Juan Gelman

madrugada

-- de Juan Gelman --

Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta.
Ella respira por nosotros.
Somos los que encendimos el amor para que dure,
para que sobreviva a toda soledad.
Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor
antes de merecer esta esperanza.
Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros.



Juan Ramón Jiménez

voces de mi copla v vivo y muerto

-- de Juan Ramón Jiménez --

v - vivo y muerto
tierra, tierra, tierra, tierra.
Y ahora yo, yo, yo, yo.
¡Cielo puro, día libre,
sostenedme en mi ilusión!



Juan Ramón Jiménez

voces de mi copla viii un clima

-- de Juan Ramón Jiménez --

viii - un clima
está el cielo tan bello,
que parece la tierra.
(Dan ganas de volver
los pies y la cabeza.)



Juan Ramón Jiménez

el enlace

-- de Juan Ramón Jiménez --

¡qué lejos, azul, el cielo,
de la tierra pobre! pero
los dos son el día bueno.
Juan ramón jiménez
canción (1936)



Juan Ramón Jiménez

la copa final

-- de Juan Ramón Jiménez --

Contra el cielo inespresable,
el álamo, ya amarillo,
instala la alta belleza
de su éstasis vespertino.
La luz se recoje en él
como en el nido tranquilo
de su eternidad. Y el álamo
termina bien en sí mismo.



Juan Ramón Jiménez

voces de mi copla iv zinc

-- de Juan Ramón Jiménez --

iv - zinc
¡qué hueco tan robado
el de este vano cielo
que nada al alma pone,
ni nada quita al cuerpo!



Juan Ramón Molina

Postrera súplica

-- de Juan Ramón Molina --

Si muero joven; si el dolor me mata
y en la terrible fosa me derrumba,
te ruego que no vayas, dulce ingrata,
con otro amante a visitar mi tumba;
porque al sentir vuestros iguales pasos
romper la paz que para siempre anhelo,
levantaré los descarnados brazos
para pedirle que me vengue al cielo.



Francisco de Quevedo

A Celestina

-- de Francisco de Quevedo --

Yace en esta tierra fría,
Digna de toda crianza,
La vieja cuya alabanza
Tantas plumas merecía.

No quiso en el cielo entrar
A gozar de las estrellas,
Por no estar entre doncellas
Que no pudiese manchar.



José Cadalso

epigrama. a júpiter, neptuno y plutón

-- de José Cadalso --

Ufanos con el gobierno
del infierno, cielo y mar
los tres dioses no han de estar.
Amor con ser niño tierno
a los tres sabe mandar.



José Martí

¡oh, nave...!

-- de José Martí --

Oh, nave, oh pobre nave:
pusiste al cielo el rumbo, engaño grave!
¡y andando por mar seco
con estrépito horrendo, diste en hueco!
castga así la tierra a quien la olvida
y a quien la vida burla, hunde en la vida:
¡bien solitario estoy, y bien desnudo,
pero en tu pecho, oh niño, está mi escudo!



José Martí

flores del cielo

-- de José Martí --

Leí estos dos versos de ronsard:
je vous envoye un bouquet que ma main
vient de trier de ces fleurs épanouies,



José Martí

cuba nos une...

-- de José Martí --

Cuba nos une en extranjero suelo,
auras de cuba nuestro amor desea:
cuba es tu corazón, cuba es mi cielo,
cuba en tu libro mi palabra sea.



Blas de Otero

canción cinco

-- de Blas de Otero --

Por los puentes de zamora,
sola y lenta, iba mi alma.
No por el puente de hierro,
el de piedra es el que amaba.
A ratos miraba al cielo,
a ratos miraba al agua.
Por los puentes de zamora,
sola y lenta, iba mi alma.



Ricardo Güiraldes

Paseo

-- de Ricardo Güiraldes --

De Río a Copacabana.

Se dispara sobre impecable asfalto, se agujerea una montaña y se redispara, en herradura, costeando océano y venteándose de marisco.

El mar alinea paralelas blancas con calmos siseos. El cielo está siempre clavado al techo, por sus estrellas; los morros fabrican horizontes de montaña rusa...

Y luna calavereando.

Río de Janeiro, 1914.



Rubén Darío

El país del sol

-- de Rubén Darío --

Al negro palacio del rey de la isla de Hierro—(¡oh, cruel, horrible destierro!)— ¿cómo es que tú, hermana harmoniosa, haces cantar al cielo gris, tu pajarera de ruiseñores, tu formidable caja musical? ¿No te entristece recordar la primavera en que oíste a un pájaro divino y tornasol

en el país del sol?



Rubén Darío

Pegaso

-- de Rubén Darío --

Cuando iba yo a montar ese caballo rudo
y tembloroso, dije: «La vida es pura y bella».
Entre sus cejas vivas vi brillar una estrella.
El cielo estaba azul y yo estaba desnudo.

Sobre mi frente Apolo hizo brillar su escudo
y de Belerofonte logré seguir la huella.



Rubén Darío

Sinfonía en gris mayor

-- de Rubén Darío --

L mar como un vasto cristal azogado
Refleja la lámina de un cielo de zinc;
Lejanas bandadas de pájaros marchan
El fondo bruñido de pálido gris.



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Ariiba