El doctor Toba, un seleccionador efímero
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El doctor Toba, un seleccionador efímero

Cuadragésimo primer artículo de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando al que fuera seleccionador español durante seis meses.

Cuadragésimo primer artículo de Historias de Fútbol, de la mano de CIHEFE, recordando al que fuera seleccionador español durante seis meses.
El doctor Toba, seleccionador español entre octubre de 1968 y marzo de 1969. | CIHEFE

Siempre se ha dicho que en España hay millones de seleccionadores nacionales, porque como nunca llueve a gusto de todos las distintas convocatorias acostumbran a generar polémicas, tanto por los presentes como por los ausentes. En los 104 años de existencia de nuestro combinado representativo el cargo ha sido ocupado por numerosas personas, tanto a título individual como en pareja, o incluso formando triunviratos, a la manera de la antigua Roma antes de que Octavio Augusto se hiciera con el poder absoluto y estableciese el Imperio.

Normalmente se trata de gente relacionada con el fútbol —sobre todo antiguos jugadores reconvertidos en técnicos—, pero también hay en la lista periodistas deportivos, exárbitros, militares e incluso varios médicos, como por ejemplo el curioso caso del doctor Iribarren, que era el dentista del entonces presidente de la Federación, el falangista Sancho Dávila, y dirigió a la selección en la eliminatoria contra Turquía, clasificatoria para el Campeonato de Mundo de 1954 celebrado en Suiza, y al que finalmente nuestro equipo no acudió porque nos descartó en el sorteo la mano inocente de un bambino italiano, tras un fallido encuentro de desempate en Roma.

Atleta, médico y pionero de la preparación física

Hoy vamos a ocuparnos de uno de esos galenos en quienes recayó la inmensa responsabilidad de elegir, preparar y dirigir a los futbolistas encargados de representarnos en las grandes citas internacionales, el doctor Toba. Cuyo nombre completo era Eduardo Toba Muiño, y había nacido en la localidad coruñesa de Muxía, en la Costa de la Muerte, un 15 de mayo de 1923. Medicina y Deporte fueron los dos polos en torno a los cuales gravitaría su vida. Comenzó la carrera de Farmacia en Santiago, pero se pasó a Medicina en la misma universidad, licenciándose en la de Madrid en 1949, en la especialidad de Traumatología, Ortopedia y Rehabilitación. Pero antes se había convertido en un destacado atleta, campeón de España en Triple Salto y subcampeón en los 110 metros vallas.

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En 1951 va a entrar como preparador físico en el Deportivo de La Coruña, una actividad pionera en nuestro país, con escasísimos practicantes entonces (únicamente su colega Roberto Ozores, Ernesto Pons, y el militar y posterior entrenador y seleccionador José Villalonga). Y en 1952 consigue el título de entrenador nacional de fútbol en un curso celebrado en Burgos, y dos años más tarde comenzará su larga trayectoria en los banquillos.

En el banquillo

En 1954 se estrena como máximo responsable, dirigiendo al Deportivo en Primera División. Con posterioridad se hará cargo del Real Oviedo en Segunda, y más tarde volverá al Deportivo. Pero en 1960 cruza el Charco y lo encontramos entrenando en Costa Rica, primero a la selección de dicho país, a la que hace campeona de Centroamérica y el Caribe, y luego en el Club Sport Herediano, donde consigue un par de títulos. En 1962 retorna a España y prestará sus servicios al Tenerife, nuevamente al Oviedo, después a Murcia, Córdoba y Hércules, y en la temporada 67-68 la Federación le pone al frente del combinado olímpico.

El seleccionador nacional, Domingo Balmanya, no había logrado clasificar a España para la fase final de la Eurocopa de 1968, y acaba firmando un sustancioso contrato como secretario técnico del Barcelona, de manera que el presidente de la RFEF, José Luis Costa, va a echar mano de un hombre que ya trabajaba para la Casa, con los Olímpicos —clasificados para los Juegos de México—, y le encomienda al doctor Toba la difícil misión de llevar a nuestro equipo representativo de nuevo a tierras aztecas, pero en esta oportunidad al Campeonato del Mundo de Fútbol que se disputaría en 1970, para lo cual debía conquistar forzosamente la primera plaza en un grupo donde se encontraban también Yugoslavia, Bélgica y la cenicienta Finlandia

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Seis meses como seleccionador

El debut de Toba como seleccionador se produce el jueves 17 de octubre de 1968 en el Estadio Gerland de Lyon, en un amistoso ante una entonces débil Francia, que vencen los nuestros sin demasiados problemas por 1-3, con tantos de Pirri, Ufarte y Luis Aragonés, y la siguiente alineación: Sadurní (Iríbar): Torres, Gallego (Germán), Eladio; Pirri, Castellano (Tonono); Ufarte, Amancio, Luis Aragonés, Marcial y Zabalza. Pero la prueba de fuego tendrá lugar el domingo 27 de ese mismo mes, en el Estadio del Estrella Roja en Belgrado, ante la potente selección yugoslava, y ya valedero para la clasificación mundialista. En un partido feo, España arranca un buen resultado, 0-0, teniendo en cuenta que los balcánicos habían sido recientes subcampeones de la Eurocopa. Jugaron estos trece: Iríbar; Torres, Tonono, Eladio; Pirri, Zabalza; Ufarte, Amancio, Luís (Pereda), Marcial (Gallego) y Germán.

Sin embargo, comenzaron a lloverle críticas a Toba, achacándole cierto conservadurismo. Críticas que se harían aún más acerbas en el siguiente compromiso clasificatorio, un España-Bélgica disputado en el Bernabéu el 11 de diciembre. Los belgas se adelantaron muy pronto en el marcador, merced a un error de Torres, y España únicamente pudo empatar con un tanto de Gárate. Esta fue la formación de un conjunto que recibió un aluvión de reproches a causa de su mal juego: Sadurní; Torres, Tonono (Gallego), Eladio; Pirri, Zabalza; Claramunt, Amancio, Gárate, Germán (Marcial) y Grosso.

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El domingo 23 de febrero de 1969 España va a jugarse el todo por el todo en el estadio Sclessin de Lieja frente a Bélgica. El encuentro constituyó una auténtica encerrona, con un arbitraje muy parcial a favor de los locales —Eladio resultó expulsado, y tanto el lateral barcelonista como otros compañeros fueron agredidos por la policía belga—. Se adelantaron los pupilos del dicharachero Raymond Goethals por 2-0, y el debutante Asensi acortaría distancias, pero la derrota española certificó nuestra eliminación de Mexico-70, y con ella el final de la breve andadura del doctor Toba al frente del combinado nacional. Este fue el equipo que dijo adiós al Mundial: Iríbar: Martín Marrero (Torres), Gallego, Eladio; Glaría, Zoco; Claramunt (Asensi), Amancio, Grosso, Velázquez y Vavá.

El coruñés sería destituido inmediatamente, y su lugar lo ocupó con carácter provisional un triunvirarato formado por los tres entrenadores de los clubes que comandaban en aquel momento la tabla de Primera: Miguel Muñoz del Real Madrid, Luis Molowny de la UD. Las Palmas, y Salvador Artigas del Barça.

En la temporada 71-72 vuelve a entrenar a un club, en este caso al Real Oviedo, al que consigue ascender a Primera tras siete años de ausencia de la máxima categoría. Pero en la campaña siguiente los malos resultados provocarían su cese. Unos meses más tarde, y de manera excepcional, ocupará de nuevo el banquillo de la selección absoluta. Fue en un amistoso frente a Turquia, en Estambul, para el que se reservó a los titulares, que se enfrentarían días más tarde a Yugoslavia en Belgrado, en un choque mucho más trascendental, con el pase para el Mundial-74 en juego. Kubala había elegido a los futbolistas, y Toba se limitó a dirigirlos. El encuentro, en el que se produjeron nada menos que ocho debuts, resultó anodino, acabando con empate a cero, y así formó el equipo español: García Remón; José Luís, De Felipe, Ochoa; Villar, Costas; Becerra, Planelles (Solsona), Clares (Marianín), Rojo II y Rojo I.

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Posteriormente va a encargarse de nuevo del equipo olímpico, de cara a los Juegos de Montreal-76. Será director de la Escuela Nacional de Entrenadores, y también presidente del colegio de Entrenadores, amén de autor de varios libros donde expondrá todos sus amplios conocimientos en materia de preparación física y táctica futbolista. En cuanto a su otra faceta profesional, la Medicina, trabajó como especialista de Rehabilitación en un hospital coruñés hasta el momento de su jubilación. Va a fallecer en La Coruña el 3 de agosto de 2001, a la edad de 78 años, dejando tras de sí una estela de respeto y cariño entre todos los que tuvieron la suerte de conocerle y tratarle.

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