TEMA 3. INSTRUMENTACIÓN

TEMA 3. INSTRUMENTACIÓN


Se puede definir la instrumentación como el mantenimiento, preservación, acondicionamiento y manejo del instrumental quirúrgico y accesorios necesarios durante el acto quirúrgico. Esta definición lleva implícita la asistencia a un cirujano de la apropiada manipulación de instrumentos quirúrgicos durante la intervención quirúrgica por un profesional especializado, conocido como enfermera instrumentista.

Por otro parte, podemos definir el instrumental quirúrgico como el conjunto de herramientas y otros objetos especialmente diseñadas para facilitar el acto quirúrgico y que serán utilizados por un profesional competente para ello, ya sea el cirujano, ayudante, enfermera u otro facultativo con formación para ello.

Hay que ver la instrumentación quirúrgica como un conjunto de acciones y no como una sola, tal y como vemos reflejado en la definición expuesta anteriormente. Esto se debe a que conseguir ser una instrumentista competente va más allá de saberse a la perfección el nombre del instrumental quirúrgico, error muchas veces cometido. El acto de instrumentar, necesita de años de aprendizaje y de puesta en práctica y engloba el conocimiento de aspectos tan importantes como:

  1. Anatomía (saber las características anatómicas del área que se va a intervenir nos ayuda a adelantarnos a que posible material se va a necesitar utilizar, no todos los instrumentos son aptos para todas las localizaciones).
  2. Las técnicas quirúrgicas (además de facilitar el aprendizaje del instrumental, ayuda a anteponerse a las necesidades del cirujano y agilizar de esta manera la intervención).
  3. Cuidado y conservación de los instrumentos (aquí englobamos el lavado y esterilización).
  4. Material de fabricación de los instrumentos (además de influir en su conservación y mantenimiento, las composiciones de los instrumentos los hacen aptos o no para abordar unas estructuras u otras).
  5. Estructura de los instrumentos (partes que lo componen y cuál es la función de cada una de ellas).
  6. Función de cada uno de los instrumentos (saber para qué sirven cada uno de ellos es fundamental, aunque la flexibilidad es una cualidad de la instrumentista, ya que, no siempre se utiliza cada instrumento para lo que está diseñado, pero eso no hay otra manera de aprenderlo que no sea a través de la práctica y muchas horas en quirófano).
  7. Funcionamiento y montaje (algunos instrumentos están formadas por varias partes a unir).
  8. Distribución en la mesa de instrumental (cada vez este apartado esta menos estandarizado y ni siquiera dentro de un mismo centro hospitalario existe un consenso para ello, pero si hay que tener clara la base y posteriormente se adaptara en función de los protocolos de cada servicio quirúrgico). 

1. BREVE REPASO HISTÓRICO

Gracias a los descubrimientos arqueológicos, se han encontrado vestigios de lo que hoy llamamos cirugía en las sociedades primitivas, puesto que la vida al aire libre era objeto de numerosos accidentes, heridas y hemorragias, susceptibles de tratamiento quirúrgico mediante técnicas rudimentarias. Las primeras técnicas quirúrgicas se emplearon para el tratamiento de las heridas y traumatismos producidos en el curso de la vida a la intemperie, entre los que encontramos métodos rudimentarios de sutura, amputaciones, drenajes o cauterizaciones de heridas con instrumentos candentes.

Aunque la descripción de diferentes técnicas quirúrgicas está presente en documentos y restos arqueológicos de civilizaciones antiguas como en el código Hammurabi(ampara bajo su profusa legislación la especialidad de la cirugía), en una de las jambas de la entrada del templo de Menfis (se encuentra el grabado más antiguo de una intervención quirúrgica: una circuncisión), o en el Papiro de Ebers, no es hasta la civilización hindú cuando encontramos mención explícita a los instrumentos quirúrgicos.

La civilización hindú describe en el Atharvaveda algunos procedimientos médicos, ampliados parcialmente en el Ayurveda, dos de sus libros sagrados. Este último, datado en el año 800 a. C. es el precursor de un tratado de cirugía hindú conocido como Susruta Samhita. Susruta es el supuesto autor (aunque no se conoce nada de este individuo o colectivo) y la datación de esta compilación es confusa, oscilando según los autores entre el 800 a. C. y el 400 d. C. En este tratado se describen técnicas quirúrgicas ingeniosas posteriormente reinventadas por la medicina contemporánea: la reducción de fracturas mediante férulas, sutura de heridas, fístulas cauterizadas o drenaje de abscesos. Este manual contiene un anexo que lista y representa gráficamente 121 instrumentos quirúrgicos diferentes.

Hubo que esperar hasta la Antigua Grecia para encontrar de nuevo escritos sobre intervenciones quirúrgicas y sus instrumentos, como en el caso de La Ilíada y La Odisea y como no en los escritos dejados por Hipócrates, quien incluyo sobre cirugía numerosas anotaciones en sus escritos. A modo de ejemplo tenemos esta definición de la especialidad de cirugía, de cómo debe ejercer un cirujano y sobre sus instrumentos:

“La cirugía trata del paciente, el cirujano, los ayudantes y los instrumentos: el tipo y la orientación de la luz; la colocación idónea del paciente y los instrumentos; la hora, el método y el lugar. El cirujano debe sentarse en un lugar bien iluminado y confortable, para él y para el paciente. Las uñas deben cortarse ralas. El cirujano debe aprender a manejar sus dedos mediante la práctica continua, siendo de especial importancia el índice y el pulgar. Han de moverse bien, con elegancia, deprisa, con agilidad, limpieza y al momento”

Pero el siguiente gran avance para la instrumentación se hizo esperar hasta la Antigua Roma, época en la cual, a pesar de quedarse estancada en el campo de anatómico, avanzo mucho en lo que instrumentación quirúrgica se refiere. Cabe destacar entre sus descubrimientos el elevador de amígdalas o el trepanador cilíndrico.

Posteriormente en la Edad Media se produjeron grandes avances en cirugía, llevando consigo el diseño y descubrimiento de nuevos instrumentos quirúrgicos y de las suturas. Tenemos que desplazarnos a la famosa escuela de la época, la de Bolonia, para encontrar uno de los tratados más importantes, Chirurgia, un tratado dedicado exclusivamente a la cirugía. Su autor, Teodorico Borgognoni, describe la sutura realizada con hilos realizados con intestinos de animales (auténtico precursor del catgut, seda de sutura empleada en cirugía antes del desarrollo de materiales artificiales, hecha a base de intestinos de cabra o caballo, y empleada en suturas internas para que pudiera ser reabsorbida con el tiempo, una vez cumplida su función).

En el punto de inflexión entre la Baja y la Alta Edad Media, no nos podemos olvidar de otro gran cirujano, Abu al-Qasim (Abulcasis) (936-1013 d.c). Este médico cordobés, conocido como uno de los fundadores de la cirugía moderna, combino las enseñanzas clásicas grecolatinas, con los conocimientos de la ciencia del próximo oriente. Su mayor legado fue Al-Tasrif,​ una obra de treinta volúmenes sobre la práctica médica, donde recopiló todo el conocimiento médico y farmacéutico de la época. Fue, asimismo, un gran innovador en las artes médicas, siendo el primero en emplear el hilo de seda en las suturas.

Especialista en cirugía, en su obra describe los procedimientos que utilizaba en sus operaciones de ojos, oídos, garganta, amputaciones, implantes de dientes, etc. Abu al-Qāsim también inventó el fórceps para extracción de fetos muertos, con ilustraciones en el Al-Tasrif.​ En dicha obra también introduce el uso de ligadura para controlar la sangre de las arterias para su cauterización.Desarrolló más de 200 nuevos instrumentos quirúrgicos que describe en el último libro de su extensa enciclopedia.

Con el paso de los años llego el Renacimiento, el tiempo de los anatomistas. Entre los cirujanos barberos más conocidos de la época, nos encontramos a Ambroise Pare (1510-1590), el cual más tarde acabaría siendo considerado como el padre de la cirugía moderna, comenzó siendo aprendiz de barbero y a los 17 años logró ser admitido en el Hötel Dieu, donde completo sus estudios y se tituló como cirujano. Fue su teoría de que la infección provenía del ambiente, a partir de la cual se empezó a desarrollar el medio estéril, lo que le catapulto a la fama y sembró la semilla del inicio de la posterior esterilización de instrumentos quirúrgicos.

Con la llegada de la Ilustración llego el esplendor de los cirujanos, las técnicas quirúrgicas avanzaban a pasos agigantados (se realizaron las primeras apendicitis o mastectomías entre otras intervenciones), y con ellas los instrumentos quirúrgicos necesarios para poder llevarlas a cabo.

A finales del siglo XIX se producen grandes descubrimientos, el más significativo fue sin duda “El Autoclave”. Su descubridor fue Charles Chamberland, bacteriólogo francés que colaboro durante años con Louis Pasteur en el desarrollo de su trabajo “La teoría de los gérmenes y sus aplicaciones en la medicina y cirugía”. Durante los años posteriores se dedicó con ahínco al estudio de los microorganismos causantes de las enfermedades y como evitarlos. En 1879 termino y presento su tesis “Investigaciones sobre el origen y el desarrollo de los organismos microscópicos” y tras años de búsqueda de un medio de esterilización de los medios de cultivo, en el año 1879 fabrica el primer autoclave. Sin embargo, harían falta unos años más, concretamente hasta el año 1900, para que su uso se extendiese.

Además del gran descubrimiento del XIX, este siglo dejo otros grandes avances en el campo de la cirugía y la instrumentación en particular, como el diseño del primer cistoscopio por Bozzinni, y las novedosas técnicas quirúrgicas y sus instrumentos aportados por Mikulic-Radecki, Emile Theodor Kocher o, Christian Albert Theodor Billroth.

Finalmente llego el siglo XX y con él un tsunami de avances médico-quirúrgicos que no ha parado aún, entre los que destacamos el desarrollo de la endoscopia, laparoscopia, microcirugía o cirugía robótica.  

2. FABRICACIÓN DEL INSTRUMENTAL Y SUS CARACTERÍSTICAS

El material por excelencia a la hora de fabricar el instrumental quirúrgico es el acero inoxidable, pero se usan muchos otros como el tungsteno, vitalio, oro, cobre, titanio o plata entre otros.

  • Acero inoxidable: compuesto por la aleación de cromo, hierro y carbono, aunque tambien puede añadirse otros elementos como el níquel, molibdeno, cobre o silicio entre otros, cada uno de ellos le conferirá unas características especiales en función de lo que se busque aportar al instrumento. Así, el carbono aporta resistencia o el cromo repele la corrosión. El acero inoxidable es un material muy resistente a la corrosión y fácil de manipular, pudiendo con el fabricar instrumentos de punta fina. Tambien es considerablemente resistente.

 

Imagen 38. Placas y tornillos de acero. 

 

  • Tungsteno o wolframio: su aplicación en el instrumental quirúrgico es en forma de carburo de wolframio. Es un metal tremendamente escaso en la corteza terrestre, de hecho, en la segunda guerra mundial fue el metal más codiciado, debido a sus excelentes propiedades y su escasez. Da un característico color azul grisáceo al instrumental, aporta maleabilidad a los instrumentos gracias a que es el metal conocido con mayor soporte a la tracción en su estado puro además de conferir a dichos instrumentos de gran dureza. Sin embargo, debido a que tambien tiene el punto de fusión más alto de todos los metales resulta muy costoso trabajar con él, por lo que los instrumentos fabricados tienen un coste elevado. Principalmente se usa en la fabricación de instrumentos de corte y devastación como las fresas.

 

Imagen 39. Fresas quirúrgicas de tungsteno

 

  • Titanio: excelente material para la fabricación de instrumentos de microcirugía. Es un material no magnético y muy ligero. Es más resistente y se corroe menos que el acero inoxidable.

 

 

Imagen 40. Tornillos de titanio.

 

  • Vitalio: es una aleación patentada de molibdeno, cromo y cobalto. Aporta gran fuerza y resistencia a los instrumentos fabricados con este material, siendo de gran utilidad en la rama de la ortopedia, traumatología y en implantología maxilofacial.

 

Imagen 41. Implante dental de vitalio.

 

Una vez elegido el material y fabricado el instrumento, se le da un acabado. Existen tres tipos:

  • Ébano o negro mate: impiden la reflexión de los rayos láser evitando así el daño tisular. Son de color negro.
  • Especular, brillante o espejado: reflejan la luz por lo que pueden deslumbrar a quien los usa, en contraposición este acabado ofrece una considerable protección a la corrosión.
  • Satinado o anodizado: mediante capas de níquel y cobre ofrecen un acabado mate al instrumento que lo protege de los reflejos. Son más susceptibles a la corrosión, pero esta se elimina fácilmente de ellos. Se debe tener precaución a la hora de su lavado puesto que se adhieren a ellos fácilmente los detergentes, sobre todo si son de mala calidad, dando un aspecto de suciedad. 

Finalmente, como ultima protección del instrumento se le somete al proceso llamado pasivación, el cual elimina las impurezas y aporta una última capa que protege de la corrosión.

Conocer la composición del instrumento con el que se trabaja es muy importante, no solo por tener conocimiento de sus propiedades y así elegir las más adecuadas en función de la intervención qué se vaya a realizar, o para su mantenimiento y conservación, sino porque debido al ambiente electrolítico que aporta el cuerpo humano, instrumentos de diferente composición no pueden estar en contacto por su diferencia de potencial ya que causarían corrosión y daño en sus estructuras. Por ejemplo, no se pueden mezclar instrumentos o implantes fabricados con acero inoxidable con otros con aleación de cobalto.

 3. PARTES DEL INSTRUMENTO QUIRÚRGICO

Lo primero que debemos conocer son las partes que conforman las pinzas, sobre todo las diferencias existentes entre las utilizadas en cada una de las tres modalidades quirúrgicas por excelencia: cirugía abierta, microcirugía y cirugía por laparoscopia.

  • Pinza articulada: son aquellas que mediante una caja de traba unen dos partes y generan movimiento, y generalmente poseen una cremallera para fijar dicho movimiento y mantener la pinza estática. La caja de traba suele estar más cerca de la punta de la pinza y la cremallera de sujeción en la parte más cercana a las anillas. El instrumental de microcirugía usa un sistema de traba que funciona a modo de resorte en vez de con cremallera.

 

Imagen 42. Partes del instrumento.

 

Imagen 43. Portaagujas castroviejo.

 

  • Pinza de laparoscopia: como su propio nombre indica son las pinzas utilizadas para realizar la cirugía laparoscópica. Varían entre 18 y 45 cm de longitud, así como entre 1.8 y 5mm de diámetro. Constan de tres partes normalmente desmontables e independientes cada una de ellas, pero existen pinzas que solo el mango es desmontable o que son de una sola pieza no desmontable, como los portaagujas.

 

Imagen 44. Pinza de laparoscopia y sus partes.

 

Imagen 45. Porta agujas no desmontable        Imagen 46. Tijera de laparoscopia y electrocuagulador de Hook.

 

La punta de las pinzas, en algunos casos son independientes e intercambiables, y en otros casos van unidas a la vaina. En función de cómo sea la punta tendremos disectores, pinzas con dientes, sin dientes, de mayor o de menor agarre, ...

 

Imagen 47. Disector de laparoscopia.           Imagen 48. Pinza de cocodrilo.

 

4. CLASIFICACIÓN DEL INSTRUMENTAL BÁSICO SEGÚN SU FUNCIÓN

La clasificación del instrumental quirúrgico tiene numerosas formas de realizarse, en nuestro caso lo haremos según la función del instrumento, ya que de esa forma el estudio es más liviano e intuitivo y sin duda alguna es la mejor manera de aprenderlo para posteriormente ponerlo en práctica. Hay que tener en cuenta que muchos instrumentos cambian de nombre dependiendo del país u hospital en el que nos encontremos. 

4.1. Instrumental de diéresis: corte y disección

Dentro de este grupo entran todos los instrumentos que tengan como función la sección de tejidos. Hay dos tipos de diéresis, roma y aguda. La primera secciona el tejido mediante la disecación y la segunda mediante instrumentos con filo que cortan, extirpan o separan.

  • Bisturí o escalpelo: pueden ser de mango de acero y hojas de bisturí desechables o íntegramente desechables siendo solo la hoja de metal.

 

Imagen 49. Bisturí desechable.

 

Los mangos desechables pueden ser de tres formas y tamaños, 3,4 o 7, siendo los dos primeros los más utilizados. Las hojas de bisturí desechables tienen un gran abanico de formas y tamaños. Las hojas de los números 9 al 15 son válidas para los mangos número 3 y 7. Las hojas del 18 al 36 lo serán para el mango número 4. No todos los tamaños de hojas de bisturí están disponibles en todos los países. En España los más comúnmente utilizados son los números 11,15 y 23.

 

 

Imágenes 50 y 51. Mangos de bisturí. Superior izq. no. 4 e inferior izq. no. 3. Mango imagen derecha no. 7. 

 

Imagen 52. Numero de mango y hojas compatibles.

 

El montaje y desmontaje de la hoja de bisturí debe hacerse con la ayuda de un portaagujas o kocher recto para evitar cortarse, tal y como se muestra en la imagen inferior. La hoja desliza su hendidura sobre la muesca del mango hasta quedar encajada, para soltarla se levanta levemente con la ayuda del portaagujas el extremo distal de la hoja para posteriormente realizar el mismo deslizamiento que al colocarla, pero en sentido contrario.

 

Imagen 53. Montaje-desmontaje hoja de bisturí. 

 

  • Tijeras: son un instrumento que debe cuidarse y mantenerse escrupulosamente, puesto que no hay nada más frustrante que unas tijeras que no corten. Por ello cada modelo se debe usar para la función por la que fue diseñado, sino se desafilaran mellaran o desalinearan. Cuando estén desafiladas, corroídas o desalineadas deberán mandarse a arreglar para tenerlas siempre a punto.

Existen diferentes tipos fijándonos en su función de corte: las de hilos, las de disección, las de alambre (tambien conocidas como cortaalambres y las de material (vendaje, escayola, film, sondas...).

Cada uno de estos modelos de tijeras pueden ser a su vez largas o cortas, curvas o rectas y de punta roma o afilada.

Las más utilizadas son:

o   Mayo rectas: su principal uso es el de corte de hilos, sondas u otros materiales estériles durante la cirugía. Son bastas y de punta roma.

 

Imagen 54. Tijera de mayo.

 

o   Mayo curvas más o menos largas: tijeras robustas de punta roma que serán utilizada para corte de hilos o tejidos duros tipo fibroso.

o   Metzembaum: tijera fina con punta roma cuya función es la de disecar. Pueden ser más o menos largas y más o menos curvas.

 

Imagen 55. Tijeras de Metzembaum.

 

o   Cortaalambres: Tijera robusta, basta y de forma similar a los alicates cuya única función es la de cortar alambre metálico como las suturas de acero para el cierre de esternotomías.

 

Imagen 56. Cortaalambres.

 

o   Cortaagujas: también llamadas cizallas coloquialmente. Tijera aún más robusta que el cortalambres, cuya función es la de cortar agujas kirschner, Steinmann, etc.…

 

Imagen 57. Cizalla (capatoros).

 

o   Potts: tijera de uso principal en cirugía vascular para la apertura de la luz de arterias y venas. Fina, afilada y con angulación de 45º en la punta.

 

Imagen 58. Tijera de Potts.

 

o   Tijeras Castroviejo: tijera de microcirugía.

 

Imagen 59. Tijera de microcirugía.

 

o   De vendajes o lister: como su propio nombre indica es la tijera utilizada para el corte de las vendas, pero también suele usarse para el corte de paños u otros materiales no estériles en el quirófano.

 

 

Imagen 60. Tijera de vendajes o lister.

 

o   Stevens: aunque se parecen a las Metzembaum, estas son mucho más finas y afiladas dado su uso en cirugía plástica, principalmente en las blefaroplastias.

o   De yeso: las hay de diferentes formas y fuerza para el corte de escayolas y férulas.

 

Imagen 61. Tijera/cizalla de yeso.

 

  • Pinzas gubia: también conocidas como sacabocados, tienen como función cortar y extraer porciones de hueso o tejidos. Existen diferentes modelos dependiendo de su función y lugar en el que se van a usar. 

o   Pinzas gubia de Luer, Stille -Luer, Stille-Ruskin (pico pato) o de Zaufal-Jansen: Su punta está compuesta por dos mordazas ovaladas y muy afiladas enfrentadas entre sí. Difieren en la angulación de la punta, forma de los mangos y en el número de articulaciones, pero ejercen todas la misma función. Menos la de Luer que solo tiene una articulación, el resto tienen mecanismo de doble bisagra lo que les ofrece más fuerza para ejercer en el “mordisco” con la punta. Usadas principalmente en cirugía de traumatología, ortopedia y tórax. 

   

Imagen 62 y 63. Pinza Gubia de Stille-Luer.

 

 

Imagen 64. Gubia Stille-Ruskin o pico pato.

 

o   Pinza gubia de Kerrison: también llamado Laminectomo por su función de cortar y extraer pequeños fragmentos de hueso y la columna vertebral. Son de punta alargada para poder acceder a espacios de difícil acceso. Los tamaños de mordida varían de entre 2-5 mm. Pueden tener la mordida hacia arriba (upbiting) o hacia abajo (downbiting).

 

Imagen 65. Kerrison Rongeur.

 

o   Pinza gubia de Cushing: también llamada pinza gubia de hipófisis. Se usa en cirugía de oído, nariz, garganta además de en neurocirugía para el corte y extirpación de tejidos blandos. Tiene forma de tijera y la hay de longitudes entre 15 y 20 cm. Al igual que la Kerrison la hay disponible con mordida hacia arriba y hacia abajo.

 

Imagen 66. Pinza gubia de Cushing.

 

  • Cizallas: instrumentos robustos, fuertes y de punta afilada cuya función es la de cortar hueso. Los hay con solo uno de los lados de la punta afilados o con los dos. El acabado de la punta puede ser romo o en pico dependiendo del lugar anatómico en el que se vaya a proceder con el corte. Algunos ejemplos son la cizalla costal o costotomo de Stille-Giertz, la cizalla costal o costotomo de Gluck, cizalla costal o costotomo de Bethune o las cizallas de hueso entre otras.

 

                                                                                              

Imagen 67. Cizalla de hueso.

Imagen 68. Costotomo de Collin.

Imagen 69. Costotomo Giertz-Stille.

 

  • Curetas: también llamadas cucharillas o legras en función de para que se utilicen y la forma de su punta.Son instrumentos de un solo mango y con punta o dos puntas en forma de cuchara o de ojal, más o menos grande, más o menos afilada, serrada o roma, en función de la especialidad y tejido sobre el que se está trabajando.

 

                                           

Imagen 70. Cureta o cucharilla.             Imagen 71. Cureta doble.

Imagen 72. Curetas o legras ginecológicas.

 

  • Escoplos y osteotomos: ambos son instrumentos de corte de un solo mango que acaban en un extremo en forma de hoja afilada. La principal diferencia entre ellos es que el escoplo solo tendrá biselado uno de los lados de la hoja (corte en muesca o escotadura) y el osteotomo tendrá biselados los dos lados. Para usar cualquiera de ellos se precisa de un martillo que golpee el extremo no cortante. Podemos encontrar escoplos de diferente anchura en la hoja, dobles como el escoplo recto o con hoja en forma de gubia.

 

Imagen 73. Escoplo gubia. 

 

Imagen 74. Escoplo recto.

 

  • Sierras manuales: instrumentos de corte de gran variedad de mangos y filos en función del tejido y zona donde se van a utilizar.

Imagen 75. Sierras de diferentes modalidades.

 

Cabe destacar la sierra de Gigli por lo diferente que es al resto. No presenta un mango, sino dos, a los cuales se engancha un alambre estriado y muy afilado. Se utiliza para serrar huesos largos en las amputaciones. Es necesario retirar los tejidos antes de su utilización con un retractor de tejidos blandos. Una vez “pelado” el hueso, este se abraza con el alambre y traccionando rítmicamente de las dos asas el hueso se va serrando.

 

Imagen 76. Sierra de Gigli usada en amputación de huesos largos. Autor Olek Remesz.

 

  • Periostotomos o elevadores: instrumento quirúrgico cuya función es la de despegar el periostio del hueso, tal y como su propio nombre indica. Los hay de diferentes formas y tamaños en función del espacio y hueso en el que se vaya a trabajar.Pueden ser simples o dobles, de hoja redonda o cuadrada, roma o afilada.

 

Imagen 77. Periostotomo de Farabeuf

 

Imagen 78. McDonald Double Ended Dissecting Forceps

 

  • Escofinas y raspas: tienen como función modelar el hueso. Las hay más o menos vastas y de diferentes tamaños, formas y superficies. Las más finas y delicadas se usan en cirugía de nariz, senos paranasales u oído, y las más robustas para cirugía de huesos largos con el objeto de prepararlos para la colocación de implantes. Entre las raspas más utilizadas están la raspa de Fomon para el contorneado óseo en las reconstrucciones de nariz, la raspa de Miller para el pulido y alisado de protuberancias pequeñas como los espolones calcáneos, la raspa de Putti, también llamada cola de rata para el pulido y alisado de huesos grandes, o la legra costal de Doyen para levantar el periostio de las costillas, entre otras.

 

Imagen 79. Legra costal de Doyen.

 

 

4.2. Instrumental de presión y clampeo

Este grupo de instrumentos vamos a clasificarlo en función al tipo de presión que ejerzan, pudiendo ser continua o discontinua(elástica). 

Pinzas de presión discontinua

Tambien llamadas pinzas de referencia, de disección o elásticas. Según la longitud de sus ramas las podemos clasificar en cortas, medianas o largas. Tambien se pueden clasificar por la tenencia o no de dientes, por ser rectas o anguladas, o por su función, etc. A continuación, vamos a nombrar las más comúnmente utilizadas:

  • Pinzas de disección con y sin dientes: también llamadas pinzas de mano izquierda porque su función principal es la de “ayudar” al cirujano a exponer o sujetar los tejidos con la mano no dominante, para con la mano derecha o dominante pueda realizar la acción deseada (cortar, suturar…). Evidentemente, si el cirujano es zurdo este tipo de pinzas se cogerán con la mano derecha. Son las pinzas elásticas más comúnmente utilizadas en todas las especialidades quirúrgicos, ya que son las de elección a la hora de suturar los planos de las heridas. Las de disección sin dientes poseen en sus puntas unas estrías paralelas no traumáticas que facilitan el agarre, haciéndolas idóneas para la sujeción de vísceras y tejidos delicados. Las de disección con dientes no poseen dichas estrías y en su lugar tienen un diente en la punta de cada rama que al juntarlas encajan a la perfección. Su uso está indicado para el agarre de tejidos duros como las fascias y la piel en el momento de la sutura.



Imagen 80. Disección sin dientes.

 

 

Imagen 81. Disección con dientes

 

Imagen 82. Cirujano suturando

 

  • Pinzas de DeBakey: pinzas atraumáticas principalmente usadas en cirugía vascular por su punta fina, no dentada y acanalada, lo que las hace idóneas para la sujeción de vasos sin causar daños en el tejido.

 

Imagen 83. Pinzas DeBakey

 

  • Pinzas de Adson o Bunny: pinzas de ramas ovaladas y anchas acabadas en puntas muy finas con o sin dientes. Se usan principalmente en cirugía plástica, de bocio o cuello.

 

Imagen 84. Adson con y sin dientes

 

  • Adson-Brown: difiere de la Adson en su punta, en la cual no tiene un par de dientes, sino varios paralelos, de ahí que también se la conozca como la pinza cocodrilo. Se utiliza para sujetar tejidos superficiales y delicados como en el caso de cirugía plástica.

 

Imagen 85. Pinza de Adson-Brown.

 

  • Pinzas rusas: usadas principalmente en cirugía de bocio, cuello y riñón. Son características por su punta circular no fenestrada y estriada en forma de flor. Son atraumáticas.

 

Imagen 86. Pinza rusa.

 

  • Pinzas de bayoneta: son especialmente utilizadas en neurocirugía y en procedimientos nasales. Su característica principal es la angulación de sus ramas. Poseen varias estriaciones paralelas en sus puntas romas.

 

Imagen 87. Bayoneta nasal.

 

  • Pinzas de waugh: son pinzas de ramas y puntas finas. Las hay con y sin dientes. Dado su agarre atraumático de tejidos finos, son especialmente usadas en el campo de la cirugía plástica.

 

Imagen 88. Pinzas Waugh s/d y c/d.

 

  • Pinzas Charlie, ferris-Smith o Bonnie: usadas principalmente en traumatología y ortopedia para la sujeción de la fascia durante la sutura.  Poseen dos ramas más anchas de lo habitual, acabas en dos puntas con estrías paralelas y dientes.

 

Imagen 89. Pinza de Charly

 

  • Pinza fenestrada: usada en cirugía renal. Permite la sujeción de tejidos blandos sin dañarlos. Tambien se suele usar para la sujeción de torundas.

 

Imagen 90. Pinza fenestrada

 

  • Pinza de Randall: utilizada en el campo de urología y cirugía general para la extracción de cálculos renales y biliares, para lo cual posee dos mangos curvos acabados en punta fenestrada con bordes estriados. A diferencia del resto de pinzas de presión elásticas, tiene la estructura de las pinzas de presión continua, con anillas, mangos y caja de traba, sin embargo, se considera de presión elástica y no continua por carecer de cremallera que mantenga el cierre y la consecuente presión.

 

Imagen 91. Pinzas de Randall

 

Pinzas de presión continua

Este tipo de pinzas tienen como característica principal su cierre mediante cremallera, no siendo necesaria la fuerza manual constante para mantener el agarre y presión sobe los tejidos, de ahí su nombre de pinzas de presión continua. Dentro de este grupo de pinzas existe gran variedad en función de la presión ejercida sobre los tejidos. Se pueden subclasificar en pinzas de presión continua fuerte y presión continua suave o en pinzas atraumáticas, traumáticas, de clampeo y de hemostasia u oclusión. Nosotros los clasificaremos de la segunda manera.

  • Pinzas atraumáticas o de presión continua suave: son aquellas pinzas que agarran el tejido con las puntas, pero sin ejercer gran fuerza sobre él.  Se utilizan en tejidos muy delicados y vascularizados que son muy fáciles de lesionar. 

o   Pinzas de Allis: usadas principalmente en cirugía abdominal por sus puntas en forma de dientes romos atraumáticos. Muy útil para agarrar tejido intestinal fácilmente desgarrable.

Imagen 92. Pinza de Allis.

o   Pinzas de Babcock: Usadas también en cirugía intestinal, concretamente para el agarre del apéndice en las apendicetomías y en ginecología para el agarre de las trompas de Falopio. Son pinzas atraumáticas acabadas en forma cóncava que al juntar las dos puntas se asemeja a “un saquito”.

Imagen 93. Pinza Babcock.

o   Pinzas Duval: también llamadas pinzas de pulmón.  Comúnmente utilizadas en resecciones intestinales, o cirugías de páncreas y vesícula. Son pinzas largas acabadas en dos mandíbulas en forma de triángulo idóneas para el agarre de tejidos delicados. Las hay con diferentes angulaciones en el mango y mandíbulas.

Imagen 94. Pinza Duval.

o   Pinzas Forester: también conocidas como pinzas de aro. Son de mangos largos acabados en dos puntas de forma ovalada y fenestrada sin estrías. Pueden ser rectas o curvas. Son idóneas para el agarre de vísceras huecas.

Imagen 95. Pinza Forester.

o   Pinzas de Collins: también llamadas anillas o pinzas corazón. Son pinzas cortas y sus puntas acaban en forma de anillas. Son atraumáticas e ideales para agarrar tejidos muy vascularizados y fáciles de desgarrar, por ejemplo, para los bordes del útero seccionados en una cesárea para hacer hemostasia y sujetarlos mientras se suturan.

   

Imágenes 96 y 97. Pinza de Collins.

  • Pinzas de Clampeo:

o   Clamps intestinales: pueden ser rectos o curvos. De longitudes entre 20-26 cm ya que se usan a nivel intestinal. Ejercen oclusión con muy poca presión y sin dañar el tejido intestinal. Existen varios modelos cuya diferencia radia en las estriaciones longitudinales de sus dos mandíbulas.

Imagen 98. Clamp intestinal de Bainbridge.

Imagen 99. Clamp intestinal de Doyen.

Imagen 100. Clamp intestinal curvo.

o   Clamps vasculares: usados para el agarre u oclusión de vasos sanguíneos. Pueden tener una o más angulaciones que les faciliten el acceso a dichos vasos. Profundizaremos en ellos en el módulo de cirugía vascular, pero algunos ejemplos son los bulldogs, Satinsky, Lelan Jones, Glover, …

Imagen 101. Abrazadera vascular DeBakey o Lelan Jones o Clamp vascular angulado.

Imagen 102. Satinsky.

Imagen 103. Bulldogs

Imagen 104. Glover.

 

  • Pinzas traumáticas o de presión continua fuerte: ejercen una presión continua y fuerte, para la sujeción de tejidos fuertes, así como para el agarre de hilos, vaseloops, paños, placas y tornillos, hueso, etc.

 

o   Kocher con dientes: curvas o rectas. Los kocher con dientes también son conocidos como Miculitz. Poseen estriaciones transversales que ocupan toda la superficie de sus mandíbulas y estas acaban en una punta dentada. Su función principal es la sujeción de tejidos duros como las fascias.

   

Imagenes 105 y 106. Miculitz

 

o   Pozzi: es una pinza larga acabada en dos mandíbulas finas y puntiagudas. Se asemeja a los backhaus. Usada principalmente para la sujeción del útero por vía vaginal durante los legrados o cerclajes.

 

Imagen 107. Pinza de Pozzi

 

o   Backhaus: también llamados pinzas de Roeder, o pinza de maleolo. Se usan en el campo de la traumatología y ortopedia para realizar tracción y reducción de los fragmentos de las fracturas óseas.

 

Imagen 108. Clamp Backhaus Towel.

 

o   Pinzas codeville: también llamadas de campo. Su función principal es la de sujetar los paños estériles del campo quirúrgico.

 

Imagen 109. Pinza de campo.

 

o   Pinzas cangrejo: también llamadas pinzas de campo. Sirven para ordenar las pinzas dentro de las cajas de instrumental, y al igual que las codevilles se usan para la sujeción de los paños del campo quirúrgico.

 

Imagen 110. Pinza cangrejo.

 

o   Faure: pinzas de compresión continua fuerte usadas en el campo de la ginecología, principalmente en las histerectomías. Sus mandíbulas son cortas, muy fuertes y acabadas en dos dientes curvos.

    

Imágenes 111 y 112. Pinza Faure.

 

o   Pinza de Bozeman: tambien llamadas pulmones son pinzas fuertes usadas en el campo de la ginecología para la sujeción del cuello del útero o pólipos uterinos, pero tambien se usa en otras especialidades como en cirugía general y cirugía torácica como pinzas de hemostasia o para el paso de ligaduras. Se asemeja a los disectores, con la diferencia fundamental de que esta curvado el cuerpo de los mangos. Es larga y sus anillas se asemejan a una tijera, sus puntas son fuertes y estriadas.

 

Imagen 113. Pinza Bozeman.

 

o   Verbrugge:  también llamada pinza de hueso. Usadas en el campo de la traumatología y ortopedia para la sujeción de las placas de osteosíntesis sobre el hueso mientras se procede a brocar los agujeros para colocar los tornillos.

 

Imagen 114. Verbrugge.

 

Pean: pinza fuerte de presión continua usada para para sujetar tejidos fuertes o torundas y comprimir vasos sanguíneos. También se conocen como pinzas de mayo. Las hay más o menos largas. En función del país y hospital se les adjudica este nombre a varias pinzas fuertes de diferente morfología a la de la imagen inferior.

 

Imagen 115. Pinza pean.

  • Pinzas hemostáticas:

o   Crafoord: es la pinza hemostática más larga de todas. Tiene forma curva. Utilizada en planos profundos de las cirugías por su longitud. Se usa para la sujeción de tejidos, torundas y gasas, pero también para realizar hemostasia. Tiene estrías transversales en el 100% de la superficie de sus mandíbulas.

Imagen 116. Pinza de Crafoord.

 

o   Kocher sin dientes: al igual que los Miculitz pueden ser rectos o curvos y tienen estrías transversales en toda la superficie de sus mandibular. Sus mandíbulas son más cortas y fuertes que la de las Kelly y las crille. Son pinzas de hemostasia y de sujeción de tejidos e hilos.

Imagen 117. Kocher curvo sin dientes.

Imagen 118.  Kocher recto sin dientes.

o   Bengolea: pinza hemostática larga con mangos y punta finos, útiles en planos profundos las de mayor longitud. Sus mandíbulas son curvas y tienen estrías transversales en toda su superficie. Ampliamente utilizadas en cirugía torácica.  Entre sus usos principales están la sujeción de tejidos y la oclusión de vasos.

Imagen 119. Bengoleas de diferentes tamaños.

o   Crille: pinza de hemostasia de punta fina y mandíbulas cortas y curvas, las cuales poseen estrías transversales en toda la superficie. Se usan en multitud de especialidades quirúrgicas por su versatilidad, ya que entre sus funciones esta la sujeción de tejidos, la oclusión de vasos o el agarre de hilos entre otras.

Imagen 120. Crille.

o   Kelly: pinza de hemostasia de punta fina, pero más gruesa que las de las Crille y mandíbulas más largas. A diferencia de las crille, solo tiene estrías transversales en la mitad de la superficie de las mandíbulas. Su principal función es la oclusión de vasos de calibre medio, pero también se usan para asir y diseccionar tejidos.

Imagen 121. Kelly.

o   Mosquito: también llamadas pinzas de Halstead. Los hay rectos y curvos, con dientes y sin dientes y más o menos largos, aunque en general son de pequeño tamaño. Son pinzas de hemostasia ideales para la sujeción de tejidos finos y delicados y para la oclusión de vasos de pequeño calibre. Suelen usarse también como marcadores o fiadores de hilos (a modo de testigo del cabo). Tienen estrías transversales en toda la superficie de sus mandíbulas.

Imagen 122. Mosquito recto y curvo.

 

o   Disectores: pinzas de tamaño mediano con mandíbulas cortas y finas y con angulaciones que varían hasta poder alcanzar los 90 grados (el llamado disector de ángulo recto). Su función principal como su propio nombre indica es la diseccionar tejidos separándolos o atravesándolos. Pero también pueden usarse como pinza de hemostasia y para la sujeción y paso de ligaduras, especialmente los disectores de ángulo recto.

Imagen 123. Disector de ángulo recto

 

4.3. Instrumental de separación

A medida que se va profundizando en los diferentes planos de la herida quirúrgica, la exposición y optima visualización de las estructuras precisa de instrumentos de diversas modalidades para la retracción de los tejidos y vísceras. Este objetivo se consigue con la amplia variación de separadores existentes. La elección de un modelo u otro de separador dependerá del nivel de profundidad (se irán cambiando los separadores a medida que se profundice) y de la accesibilidad de la zona que se necesita exponer.  Los separadores metálicos los vamos a clasificar en estáticos y dinámicos. Además de estos separadores, existen en el mercado otros desechables que se expondrán en otro modulo más adelante.

  • Separadores estáticos: también llamados autoestáticos, estos separadores no precisan de la mano humana para que se mantengan sujetos mientras realizan su función. Se mantienen en su posición con medios mecánicos. Algunos ejemplos de ellos son: Finochietto, Charnley, Bookwalter, Balfour, Alm, Omnitract, Cloward, Beckman-Adson, Gelpi, Gosset, Kolbel, Leyla-Yasargilr, Markham-Meyerding, Weitlaner, Jansen o Caspar entre otros. Vamos a profundizar en algunos de los más utilizados.

o   Omnitract: separador estático que se fija a la mesa quirúrgica y está compuesto por múltiples barras y valvas que permiten una amplia visión de la cavidad abdominal. Usado en cirugía general, urológica, vascular y pediátrica. Tiene valvas de diferente tamaño y morfología en función del área en el que se vaya a utilizar.

    

Imágenes 124 y 125. Separador omnitract. Extraída del catálogo de Omnitract.

 

o   Separador de Beckman-Adson: comúnmente conocido como separador automático u ortostático, aunque reciben más nombres en función del tamaño, de si son articulados o no, del número de puntas, de la forma de estas y de la especialidad en la que se utilicen. Consta de dos anillas y dos mangos angulados o no (más o menos largos, más o menos curvos) acabados en forma de rastrillo de cuatro dientes con puntas romas o afiladas. Se fijan en la posición deseada con un sistema de cremallera. Utilizados en el campo de la cirugía vascular principalmente.

 

Imagen 126. Separadores de Beckman-Adson de diferentes tamaños.

 

o   Separador de Weitlaner: muy similar al separador automático, pero con unas ramas más largas y ampliamente curvadas desde su salida de la caja de traba. Los hay de diferentes tamaños y con diferente número de puntas. Usados frecuentemente en neurocirugía.

 

Imagen 127. Separador automático. Separador de Weitlaner.

 

o   Separador Finochietto: utilizado en cirugía cardiaca y cirugía torácica. Se trata de una rama dentada en la cual se fijan dos valvas opuestas que separan las paredes del tórax en el punto deseado. Existen valvas de diferentes tamaños.

 

Imagen 128. Separador Finochietto.

 

o   Separador de Balfour: es como una fusión del separador Gosset con una valva Suprapúbica. Usado principalmente en el campo de la urología y ginecología.

 

Imagen 129. Separador Balfour

 

o   Separador Gosset: aunque es utilizado en multitud de intervenciones quirúrgicas, es en las cirugías abdominales donde más lo veremos. Lo hay de diferentes tamaños. Consta de una barra fija con otras dos en perpendicular (una es fija y la otra móvil) acabadas en forma cóncava y fenestrada. La barra con valva que no es fija se podrá fijar en la situación deseada mediante un sistema de tornillos de mariposa.

 

Imagen 130. Separador Gosset.

 

o   Especulo de Graves: se introduce por vía vaginal para realizar exploraciones, legrados o cerclajes uterinos. Posee un sistema de autocontención.

 

Imagen 131. Especulo vaginal de Graves.

 

o   Especulo de Bodenheimer: también llamado anuscopio o especulo rectal. Se usa en exploraciones anales o drenaje de abscesos de recto. Se mantiene abierto mediante un sistema de tornillos.

 

Imagen 132. Anuscopio

 

o   Separado Rochard: usado generalmente en cirugía abdominal. Consta de un sistema tres barras que se fijan a la mesa quirúrgica en forma de puente y de la barra superior salen dos ganchos a los que se añadirá la valva deseada. Se empaquetan por separado las barras (foto de la izquierda) y las valvas (foto de la derecha), puesto que las barras las pone la enfermera circulante (no estéril) y las valvas se abren sobre el campo quirúrgico estéril.

   

 

Imágenes 133 y 134: barras y valvas de separador Rochard.

 

  • Separadores Dinámicos: también llamados separadores manuales porque necesitan de una mano humana o pesa para que ejerzan su función, dado que no tienen posibilidad de autorretenerse. Los hay de diferentes longitudes y formas dependiendo de la zona donde tengan que cumplir su función. Algunos ejemplos son: Senn-Miller, erinas, valva Doyen, valva Suprapúbica, especulo de sims, etc. 

o   Especulo nasal: también llamado especulo de Killian. Se usa en cirugía nasal para abrir las narinas y poder acceder al conducto nasal. No se mantiene solo en la posición deseada, necesita que el cirujano este apretándolo continuamente.

Imagen 135. Especulo nasal de killian.

 

o   Erinas: también llamadas ganchos de piel. Hay dos modalidades, con un gancho (erina de Kilner) o dos ganchos (erina de Guthrie). Usadas en procedimientos delicados con manipulación de estructuras que deben protegerse de lesión, como en mastectomías, cirugía plástica, tiroidectomías o procedimientos otorrinolaringológicos.

 

Imagen 136. Erinas.

 

o   Separador de Langerbeck: útil en planos profundos por su pala alargada. Usados para la separación de tejidos blandos y bordes de la herida quirúrgica. Es común verlos en el campo de la urología o cirugía plástica.

 

Imagen 137. Separadores de Langerbeck.

 

o   Valva de Doyen: valva que forma un ángulo recto entre la pala y el mango. Existen diferentes tamaños de pala, que se usaran en función de la profundidad del campo. Usado habitualmente en cirugía abdominal y ginecológica.

 

Imagen 138. Valvas de Doyen.

 

o   Valva Suprapúbica: usadas especialmente en las cesáreas y cistotomías. Las hay de diferente tamaño. Del ojal del mango suele colgar una cadena metálica o venda unidas a una pesa que ejerce la tracción y libera la mano del cirujano.

 

Imagen 139. Valva suprapúbica.

 

o   Especulo de Sims: se usan tanto por vía vaginal como en cirugía pélvica para retraer la pared vaginal.

   

Imágenes 140 y 141. Especulo/valva ginecológica de sims.

 

o   Gancho de Lambote: principalmente usado en traumatología en las artroplastias de cadera para la tracción ósea.

 

Imagen 142. Gancho de Lambote.

 

o   Separador de Hohmann: existe gran variedad de modelos, ancho o estrecho, con pincho o romo. Son usados en cirugía traumatológica y ortopédica para elevar los huesos fracturados y facilitar el acceso a ellos para la osteosíntesis.

 

Imagen 143. Hohmann ancho con pincho.

 

Imagen 144. Hohmann estrecho con pincho.

o   Separador de Cushing: también llamado separador palpebral. Se utiliza en multitud de intervenciones quirúrgicas con la función de retraer tejidos blandos y delicados como vasos o nervios.

 

Imagen 145. Separador palpebral o de Cushing.

 

o   Separador de Roux: usados habitualmente en pares o tríos. Tienen la función de retraer los tejidos superficiales y poco profundos.

 

Imagen 146. Separadores de Roux.

 

o   Separadores Farabeuf: es un separador superficial que normalmente viene en parejas. Usado principalmente para separar planos superficiales de la herida quirúrgica como piel y tejido subcutáneo.

 

Imagen 147. Separador Farabeuf.

 

o   Separador Israel: también llamado rastrillo, Murphy o Volkman en función del tipo de empuñadura y tamaño. Disponible en gran variedad de tamaños y modelos dándole versatilidad. Puede usarse en planos tanto profundos como superficiales. Sus puntas pueden ser romas o afiladas.

 

Imagen 148. Separador de Rastrillo o Volkman.

 

o   Separador Senn-Miller: separador doble formado por un mango y una pala en un extremo y un rastrillo pequeño en el otro. Usados habitualmente a pares en cirugía plástica o traumatológica para la separación y tracción en planos superficiales.

Imagen 149. Separador Senn Miller.

 

o   Separador Mathieu: al igual que los separadores de Farabeuf se suele usar en pareja. Muy común en cirugía torácica y en intervenciones de cadera.

Imagen 150. Separador de Mathieu o de doble rama.

 

o   Valva de Deaver: es un separador usado en planos profundos para la retracción de vísceras abdominales. Los hay de diferentes tamaños.

Imagen 151. Separador/valva de Deaver.

 

o   Valva maleable: separador de gran versatilidad por su capacidad de modelación a gusto del cirujano. Usado en gran variedad de cirugías. Disponible en varios tamaños. También llamado separador de Ribbon.

 

Imagen 152. Valva maleable.

 

4.4. Instrumental de sondeo y dilatación

Entran dentro de este apartado los instrumentos con la función de ensanchar la luz de un conducto (dilatadores o bujías) o de explorar dicha luz o posibles fistulas (material de sondeo). Vamos a ver algún ejemplo de sondeo y dilatación mediante instrumentos metálicos, en módulos posteriores trataremos con aquellos considerados desechables o de un solo uso).

  • Sonda acanalada: su uso va desde el drenaje de heridas hasta la guía del bisturí para evitar la lesión de los tejidos subyacentes.

Imagen 154. Sonda acanalada

 

  • Estilete: usados en los procedimientos de drenaje de abscesos anales para explorar posibles fistulas o abrir una nueva vía para el drenaje.

Imagen 155. Estilete.

 

  • Dilatadores ginecológicos: usados para dilatar el cuello del útero, se empezará por los de menor tamaño y se irá aumentando poco a poco el grosor.

Imagen 156. Dilatadores ginecología.

 

  • Dilatadores urológicos: su principal función es corregir la estenosis uretral dilatándola. Al igual que los ginecológicos iremos de menos a más.

 

Imagen 157. Dilatadores uretrales.

 

4.5. Instrumental de síntesis o cierre

Dentro del material de síntesis no desechable tenemos el portaagujas. Pinza con mangos más o menos largos acabada en dos mandíbulas cortas más o menos finas con las que se agarrara la aguja curva de la sutura durante el proceso de sutura. La aguja se debe agarrar en su tercio proximal y se debe tener en cuenta si el cirujano es diestro o zurdo a la hora de montarla. Si el cirujano es diestro la aguja la agarraremos con la punta de la aguja mirando hacia la izquierda y si es zurdo hacia la derecha. El interior de las mandíbulas puede ser más o menos estriado y con diferente angulación en las estrías.

Algunos portaagujas poseen unas mandíbulas fabricadas con tungsteno (carburo de wolframio) para proporcionarles más durabilidad y agarre.

Algunos tipos de portaagujas son: pesados y fuertes como los Heaney o Mayo-Hegar, y finos y delicados como los Webster y Sarot entre otros.

En microcirugía se usa el portaagujas Castroviejo, que al igual que la tijera Castroviejo funciona con un sistema de resorte.

Imagen 158. Portaagujas con sutura montada para cirujano diestro.

 

Imagen 159. Portaagujas Castroviejo y pinza de disección de microcirugía.

 

4.6. Terminales de aspiración o succión

Aunque los aspiradores desechables se están imponiendo cada vez más en la actualidad, aun se siguen usando los terminales metálicos en numerosas intervenciones por aportar beneficios que aun los desechables no han conseguido sustituir.

Como indica su nombre la función de los aspiradores es la de aspirar o succionar liquido de la cavidad de la herida quirúrgica. Sin embargo, también suelen usarse para ayudar en la disección de tejidos de forma atraumática. Las diferentes modalidades y tamaños de aspiradores metálicos los hacen más específicos para cada especialidad. Este tipo de aspiradores metálicos suelen traer un mandril metálico para desatascarlos si se da el caso. Los más utilizados son:

  • Terminal de Poole: también llamado multiperforado. Tubo recto con múltiples fenestras a lo largo de su recorrido. Comúnmente utilizada en cirugía abdominal.

 

Imagen 160. Terminal de aspirador Poole.

 

  • Cánula de aspiración de Frazier: comúnmente utilizada en neurocirugía. Es fina y angulada. Disponibles en varios tamaños.

 

Imagen 161. Terminal de aspirador Frazier.

 

  • Cánula de Yankauer:  también llamada de amígdalas. Da nombre al terminal desechable usado por excelencia. Tiene un mango robusto, la cánula está ligeramente angulada y acaba en una punta en forma de oliva fenestrada. Usada en cirugía de amígdalas y cirugía torácica.

 

Imagen 162. Terminal de aspirador Yankauer.

 

BIBLIOGRAFÍA 

  • Fuller, Joanna Ruth. Instrumentación quirúrgica: principios y práctica. Panamericana, 2012.
  • Posiciones quirúrgicas: Cuidados de enfermería y prevención de complicaciones. Sofía Pérez Jiménez. D.U.E. quirófano. MªJesús Pajares Antón. D.U.E. Supervisora quirófano. Santiago Teso Manzano. D.U.E. Supervisor quirófano. Hospital Juan Ramón Jiménez.
  • Manual de enfermería quirúrgica. Basozabal Zamakona, Begoña; Duran Diaz de Real, Mª Angeles. Hospital de Galdakao.