La masacre de Peterloo: el violento choque de clases que cambió para siempre a Reino Unido

  • Stephen Bates *
  • Revista BBC History
Ilustración de la época de la Masacre de Peterloo

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, El evento se conoce como la Masacre de Peterloo: la parte 'Peter' del nombre proviene de la ubicación del evento en St Peter's Fields, y la parte 'loo', de la Batalla de Waterloo, que enfrentó a Reino Unido contra Francia en 1815.

Hace 200 años, en una mañana veraniega de agosto, miles de tejedores y comerciantes y sus familias acudieron a una marcha en la ciudad de Manchester, Inglaterra, que terminó en tragedia.

Había sido convocada para considerar -no para exigir- "la conveniencia de adoptar los medios más legales y efectivos para obtener una reforma".

Los asistentes acudieron a pie desde los suburbios y pueblos y aldeas circundantes, vestidos con sus trajes domingueros, llevando a sus hijos de la mano, marchando en columnas disciplinadas detrás de pancartas y banderas, con bandas tocando canciones patrióticas, para pasar un día entretenido y escuchar algunos discursos.

La reunión era absolutamente legal y pacífica. A los manifestantes se les había advertido que no se dejaran provocar por lo que seguramente sería una fuerte presencia de milicias locales. No debían traer "ningún arma que no fuera una conciencia justa".

"Llegaban multitudes de personas de todas las direcciones, llenas de alegría, buen humor, riendo y divirtiéndose", recordó John Benjamin Smith, un empresario de 25 años que presenció la reunión.

Lo que menos esperaban era una masacre.

Ilustración de la época de la Masacre de Peterloo
Pie de foto, "A Henry Hunt, presidente de la reunión en St. Peter's Field, Manchester, el 16 de agosto de 1819, y a las mujeres reformadoras de Manchester y las ciudades adyacentes que estuvieron expuestas y sufrieron por los desenfrenados y diabólicos ataques realizados contra ellos por esa brutal fuerza armada, la Yeomanry, esta placa está dedicada por su compañero de trabajo, Richard Carlile". Grabado en color que representa la Masacre de Peterloo.

Ese 16 de agosto de 1819 se produjo el peor incidente violento jamás ocurrido en una reunión política en Reino Unido.

Antes de que la reunión pudiera siquiera empezar, la fuerzas enviadas por las autoridades dispersaron brutalmente a la multitud.

Dejaron "varios montículos de seres humanos que permanecían donde habían caído, aplastados y sofocados. Algunos todavía estaban gimiendo... otros, con los ojos fijos, estaban sin aliento, y otros no volverían a respirar nunca más (...) una escena horrible y aborrecible".

Así lo describió Samuel Bamford, un tejedor, escritor y defensor del sufragio universal que fue testigo de lo que la historia llegó a conocer como la masacre de Peterloo.

Entre la prosperidad y la miseria

Lo que impulsó a las decenas de miles de personas a reunirse en un espacio abierto de tres acres en las afueras de Manchester, que en ese entonces se llamaba St Peter's Field, fue la esperanza de mejorar sus condiciones de vida.

En esa época, Manchester estaba creciendo rápidamente, pues se había convertido en un centro de la industria del algodón.

La ciudad tenía los recursos necesarios para mantener las fábricas en funcionamiento, como arroyos que corrían por las colinas alrededor de la ciudad y minas de carbón cercanas.

Ilustración de niños trabajado en una fábrica de algodón.

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, Familias enteras trabajaban en la industria del algodón, aunque no en buenas condiciones.

Como resultado de la Revolución Industrial, Manchester se había cuadruplicado en tamaño en los 50 años anteriores, así que para 1819, la población era de más de 100.000 personas.

Aunque los dueños de fábricas se beneficiaban enormemente, los hombres, mujeres y niños que trabajan en ellas, no.

No solo tenían que trabajar en condiciones difíciles, sino que vivían en la pobreza en barrios marginales que carecían de acceso a agua limpia y alcantarillas, y sus empleadores no les proporcionaban ningún tipo de apoyo.

En tales condiciones, las enfermedades se propagaban fácilmente y muchos morían a una edad temprana.

Aumento del precio del pan

Encima, los salarios de los trabajadores se estaba reduciendo drásticamente debido a la depresión económica que sufría el país desde el fin de las Guerras Napoleónicas, en 1815.

Además, una sucesión de malas cosechas (parcialmente causadas, aunque no lo sabían, por los cambios climáticos resultantes de una erupción volcánica en Indonesia) aumentaba el precio de los alimentos, sobre todo del pan.

Y la mecanización en las fábricas estaba convirtiendo a los tejedores en una fuerza laboral en declive.

Niña trabajando en fábrica de algodón.

Fuente de la imagen, People's History Museum

Pie de foto, Los obreros estaban desesperados y buscaban la manera de que hubiera un cambio.

La clase obrera de Manchester estaba desesperada por que las cosas cambiaran, pero no tenía vías para lograrlo.

Manchester ni siquiera elegía parlamentarios, a pesar de haberse convertido en la más grande e importante de las nuevas ciudades del norte.

Sin voz ni voto

La división de clases era marcada y sólo los hombres poderosos -la gran mayoría, terratenientes- tenían derecho a votar.

La única solución, concluyeron, era luchar por un sistema político más justo en el que tuvieran voz y voto.

Era lo único que obligaría a los legisladores a ser más receptivos a las necesidades de los ciudadanos, y aseguraría una representación más justa en el Parlamento para que su situación no pudiera seguir siendo ignorada.

Los manifestantes que acudieron a la plaza mancuniana ese día veraniego hace dos siglos querían ampliar el derecho al voto a todos los hombres; muy pocos pensaban que las mujeres merecían tal privilegio, aunque las ligas de sufragio femenino comenzaban a surgir.

Una masa pacífica

Pero los ricos le tenían pavor a las masas, el espectro de la Revolución francesa estaba aún fresco.

La toma de la Bastilla

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, El recuerdo de la Revolución Francesa aún estaba fresco, y para los aristócratas -como más tarde advirtió el duque de Wellington- "El comienzo de la reforma es el comienzo de la revolución".

De hecho, el primer ministro Robert Banks Jenkinson, segundo conde de Liverpool, y su secretario de Relaciones Exteriores, el vizconde Castlereagh, la habían visto en persona pues habían estado en París como estudiantes 30 años antes, por lo que temían que cualquier concesión condujera a algo similar en Reino Unido.

Además, Inglaterra en particular estaba muy lejos de ser el pacífico lugar representado en las novelas de Jane Austen.

Antes de terminar la guerra, los luditas habían estado destruyendo la nueva maquinaria que amenazaba con reemplazarlos.

En 1817, los Blanketeers (llamados así por las mantas -blankets- que llevaban) habían intentado marchar de Manchester a Londres para pedirle comida al rey, pero las tropas montadas lo impidieron.

En Derbyshire a finales de ese año, un intento de levantamiento armado fracasó y las autoridades castigaron duramente a los cabecillas, tres de los cuales fueron ahorcados y luego decapitados.

En ese 1819, se habían celebrado pacíficamente una serie de manifestaciones de reforma pública a gran escala en todo el país.

La dificultad del gobierno era distinguir entre protestas pacíficas y violentas.

Henry Hunt
Pie de foto, Para las autoridades, Henry Hunt, quien estaba programado para dar un discurso durante la reunión, era un revoltoso.

Y los magistrados locales y los partidarios del gobierno, incluidos los propietarios de fábricas y los empresarios, estaban nerviosos antes de la manifestación del 16 de agosto de 1819.

La participación de Henry Hunt, un hilador y el principal orador de los reformistas, a quien consideraban como un revoltoso, les preocupaba, a pesar de que él mismo había verificado con las autoridades locales que la reunión era legal y podía seguir adelante.

Le dijeron que podía.

¿Qué ocurrió entonces?

Tal vez las autoridades entraron en pánico cuando vieron el tamaño de la multitud. Estimaciones posteriores hablan de la presencia de alrededor de 60.000 personas a la 1 p.m., cuando Hunt debía llegar.

El gobierno solo tenía medios limitados para contener los disturbios, pues aún no había fuerzas policiales.

Pero las autoridades de la ciudad se aseguraron de no correr ningún riesgo.

El vizconde Sidmouth, secretario del Interior, les había prometido en secreto protección legal si estallaba la violencia.

Así que, mientras ellos observaban desde los pisos altos de edificios cercanos, miembros de la recién formada yeomanry, una fuerza de caballería a tiempo parcial, formada por empresarios locales, dueños de fábricas y sus hijos -según testigos, muchos de ellos borrachos-, esperaban escondidos en las calles cercanas.

Escena de la película "Peterloo", dirigida y escrita por Mike Leigh

Fuente de la imagen, Cortesía de Amazon Studios

Pie de foto, Los magistrados observaron y dieron órdenes desde la ventana de un edificio. (Escena de la película "Peterloo", dirigida y escrita por Mike Leigh)

También había un contingente de caballería regular de los 15 Húsares, así como un destacamento de infantería con dos cañones pequeños y agentes especiales inscritos para el día y equipados con largas porras de madera.

Las autoridades -todos terratenientes locales, empresarios retirados, abogados, incluso un clérigo y todos opuestos a la reforma política- tomaron además la precaución de llamar a algunos conservadores leales locales para que, de ser necesario, testificaran que la ciudad había estado en peligro.

"Sus sables brillaban"

Hunt llegó a las 1.15 p.m. y apenas empezó a hablar, las autoridades ordenaron que lo arrestaran con la ayuda de la yeomanry.

De las calles laterales emergió esa caballería novata e inmediatamente atacó a la multitud con sus sables, sumergiéndose en la aterrorizada masa de espectadores.

Escena de la película "Peterloo", dirigida y escrita por Mike Leigh

Fuente de la imagen, Cortesía de Amazon Studios

Pie de foto, Con sus sables listos para atacar, la inexperta yeomanry se lanzó contra la multitud. (Escena de la película "Peterloo", dirigida y escrita por Mike Leigh)

"Sus sables levantados brillaban, y atacaron directamente a los manifestantes. A medida que la caballería se acercaba, la densa masa de personas hacía sus mayores esfuerzos para escapar, pero estaban tan presionados (...) que el escape inmediato era imposible", informó el reverendo Edward Stanley, que había llegado a Manchester esa mañana.

Las autoridades le ordenaron a los húsares que entraran en la multitud para rescatar a la yeomanía, y aunque estos eran marginalmente más disciplinados, tampoco tenían experiencia en el control de multitudes y pronto también estaban cortando a cualquiera a su alcance.

La gente hizo lo mejor que pudo en la aglomeración, cayendo unos sobre otros en sus intentos de escapar, tratando de evitar las cuchillas y los cascos de los caballos.

"Nubes de polvo oscurecían la vista. Cuando disminuyeron, se presentó una escena sorprendente. Numerosos hombres, mujeres y niños que habían sido derribados y atropellados por los soldados yacían en el suelo", contó el joven empresario John Benjamin Smith.

Ilustración de la época de la Masacre de Peterloo
Pie de foto, En 20 minutos, las fuerzas causaron la muerte de 18 personas e hirieron gravemente a al menos 650, entre ellas muchas mujeres y varios niños.

Las tropas se presentaron frente al edificio donde estaban las autoridades y dieron tres vítores, mientras el reverendo William Hay los felicitaba.

Más tarde, el Príncipe Regente les envió un mensaje elogiando su "preservación de la tranquilidad pública". El magistrado jefe William Hulton escribió alabando "la extrema tolerancia de los militares".

No fue así como lo vieron los sobrevivientes de la multitud, ni la historia.

Ocultando sus heridas

Además de los 18 que ahora se cree que murieron ese día o, por sus lesiones, en días posteriores, al menos 654 personas sufrieron heridas suficientemente graves como para requerir tratamiento médico.

Otros probablemente se curaron en privado, temerosos de que sus empleadores descubrieran que habían participado.

El primer ministro, Lord Liverpool

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, El primer ministro, Lord Liverpool, abogó por la abolición de la trata de esclavos, pero en general se opuso a la reforma. Después de la masacre de Peterloo en 1819, su gobierno impuso la "Legislación de las 6 leyes" que limitaba la libertad de expresión y el derecho a reunirse para una manifestación pacífica.

Uno de ellos, James Lees, de 25 años, a quien le negaron tratamiento en una enfermería pues se rehusó a prometer que no asistiría a reuniones de reforma en el futuro, murió de dos heridas profundas de sable en la cabeza tres semanas después.

Había sido soldado y luchado en Waterloo, y al regresar se había vuelto tejedor. Antes de morir, le dijo a sus familiares: "En Waterloo fue de hombre a hombre, pero aquí fue francamente un asesinato".

Símbolo

Las reformas que buscaba la multitud en Peterloo se promulgarían gradualmente durante el próximo siglo, aunque las mujeres tardaron 99 años en obtener el voto.

Es difícil saber qué habría logrado la manifestación de Manchester si hubiera terminado pacíficamente, como pretendían los organizadores.

Pero el brutal ataque de la caballería contra manifestantes pacíficos desarmados aseguró que nunca fuera olvidada y que se convirtiera en un hito en la lucha por la democracia.

Aunque las reformas que pedían tardaron en llegar, Peterloo se convirtió en un símbolo y lo que sucedió ese día ha reverberado durante dos siglos.

* Stephen Bates es autor de "1815: Reino Unido en el año de Waterloo".

Esta nota es una adaptación de The Peterloo Massacre: what did it achieve? escrita para la Revista BBC History por Stephen Bates, autor de "1815: Regency Britain in the Year of Waterloo".

línea.

Recuerda que puedes recibir notificaciones de BBC News Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.

Saltar contenido de YouTube, 1
¿Permitir el contenido de Google YouTube?

Este artículo contiene contenido proporcionado por Google YouTube. Solicitamos tu permiso antes de que algo se cargue, ya que ese sitio puede estar usando cookies y otras tecnologías. Es posible que quieras leer política de cookies y política de privacidad de Google YouTube antes de aceptar. Para ver este contenido, selecciona 'aceptar y continuar'.

Advertencia: El contenido de sitios externos y terceras partes puede contener publicidad

Fin del contenido de YouTube, 1