Algunos le conocen como el l�der de la banda The Libertines, pero para muchos otros Pete Doherty siempre ser� el antiguo novio de Kate Moss con el que comparti� su etapa m�s salvaje, marcada por las fiestas, las drogas y el alcohol.
Cada uno de ellos acab� encontrando cierta paz una vez siguieron caminos separados y ahora el m�sico brit�nico puede decir con orgullo que lleva dos a�os sobrio despu�s de protagonizar numerosos "encuentros cercanos con la muerte" por sus problemas de adicci�n.
"Estaba sobrepasando los l�mites de verdad. Hubo un par de ocasiones en que... estuve a punto de perder los pies, y otras cosas horribles por el estilo. Estuve muy, muy cerca, por culpa de tanto pincharme. Eso es lo que ocurre cuando te quedas sin venas sanas. Ahora parece que todo eso fue hace mucho tiempo, pero fue un infierno", ha recordado ahora en declaraciones al peri�dico Daily Mirror.
Actualmente Pete vive en Francia con su esposa Katia de Vidas y pas� gran parte de la pandemia en una casa de campo en Normand�a componiendo su nuevo disco, The Fantasy Life Of Poetry and Crime, con Fr�d�ric Lo. Al cantante no se le escapa que la mayor�a de sus fans no esperaban verle llevando una existencia tan id�lica a su edad, porque la gran mayor�a no esperaban siquiera que llegase a cumplir los 40.
"Puede que en realidad no llegara a la mediana edad, puede que el tipo que era est� muerto y enterrado desde hace mucho", apunta con filosof�a. "Te envenenas tanto que hay un l�mite de lo que puede soportar un alma inocente antes de que te conviertas en un engendro permanente. O puede que no, puede que exista la redenci�n y la salvaci�n y las segundas oportunidades".
La suya no lleg� as� como as�. Tras probar de todo, desde cl�nicas de rehabilitaci�n a tratamientos de desintoxicaci�n en el monasterio Tham Krabok de Tailandia, Pete no puede se�alar un momento concreto en el que tuviera una "epifan�a" y decidiera rehabilitarse.
"La gente que hab�a sido adicta como yo sol�a decirme: 'Alg�n d�a te dar�s cuenta de que ha llegado el momento de parar'. De alguna forma, la situaci�n cambia", explica. "Todav�a me cuesta un poco, pero la obsesi�n se pasa y se va volviendo m�s f�cil", le promete a cualquiera que se encuentre en una situaci�n como la suya.
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