Las 20 mejores películas de boxeo de la historia del cine - Las cosas que nos hacen felices
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Las 20 mejores películas de boxeo de la historia del cine

Que el deporte es salud es un hecho objetivo. Pero también que es fuente de ejemplo. No por los deportistas que inician la veintena y tienen millones de euros en su cuenta bancaria, sino por los que luchan, entrenan día a día, sufren y compiten por el éxito. Todas estas historias han sido abordadas en el cine, pero ningún deporte ha tenido tanto impacto en el séptimo arte como el boxeo, ese combate uno contra uno que sirve para hablar del turbio mundo que le rodea, de la misma superación personal deportiva o, simplemente, de algo que va más allá del cuadrilátero. De la propia vida, vamos.

Por ello, y recordando por cierto que en estos días se ha estrenado Creed III (pueden aquí echar ojo al tráiler), voy a repasar las veinte mejores películas del género en orden cronológico para entender sus códigos. Unas son notables. Otras, obras maestras del cine. Al final del artículo os confesaré cuáles son mis favoritas. Mientras tanto, viajemos por el tiempo.

  1. Kid Galahad (1937), de Michael Curtiz.

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“Los sentimientos no existen en el boxeo. Quiénes están en eso, son máquinas y no cuerdas de violín”.

Empezamos con unas de esas películas pioneras del subgénero donde ya se da una circunstancia que será una tónica en este top.

Esto es, que en una película de boxeo el que menos importa es el boxeador.

Puede que Kid Galahad sea el nombre del boxeador y el título de esta notable película del Hollywood clásico, pero no deja de ser un mote puesto por su manager, un Edward G. Robinson amargado y en continuo estado de mala leche, y la “chica” de este (la censura del código Hays impedía aclarar del todo la relación entre ambos), una enorme Bette Davis como antiheroína inmersa en la oscuridad y guiada por la luz del tan guaperas como plano boxeador.

Aparte de las interpretaciones de este dúo de íconos del cine, lo más destacado de Kid Galahad es ese retrato del mundo del boxeo como oportunidad para personas de bajo escalafón social o dudosa moral (o ambas cosas) que intentan aprovecharse de seres nobles a los que únicamente ven como trozos de carne que deben golpear y ser golpeados para que ellos ganen dinero.

Como curiosidad, el mítico Humphrey Bogart, en su etapa pre-Casablanca, es el villano de la cinta.

Disponible en: Apple TV.

  1. Cuerpo y alma (1947), de Robert Rossen.

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“¿Qué vas a hacer, matarme? Todo el mundo muere”

Comenzamos con la primera de las tres grandes películas clásicas del subgénero pugilístico.

Si Kid Galahad es una película deudora del género gangsteril de los años 30, Cuerpo y alma adopta las maneras del cine negro. Es decir, un mundo todavía más oscuro y descorazonador. Además, el boxeador crece en importancia y se convierte en el símbolo de un mal social, justificando (como era frecuente en aquella época) el crimen como consecuencia de una mala deriva económica.

Cuerpo y Alma es una historia de ascenso y caída de un personaje surgido de un bajísimo estrato social que, conforme se acerca al éxito, aleja a todos los que tiene a su alrededor.

Pero no solo la trama merece la pena. Las escenas de combate, en un magnífico blanco y negro y basadas en planos cortos, crearon toda una escuela sobre cómo rodar boxeo.

Como curiosidad, Cuerpo y alma es una película descorazonadora ya desde sus títulos de crédito. Tanto su director, Robert Rossen, como su guionista, Abraham Polonsky, y su actor protagonista, John Garfield, fueron acusados de comunistas y condenados a trabajar fuera de Estados Unidos. En el triste caso de Garfield, falleció poco después con 39 años.

No disponible en plataformas.

  1. El ídolo de barro (1949), de Mark Robson.

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“La pobreza está reñida con la felicidad, y yo siempre he sido pobre. Pero me voy a forrar y la gente tendrá que llamarme señor; voy a ser importante.”

La segunda gran película clásica del subgénero también es un relato de ascenso socioeconómico y caída moral pero, a diferencia de Cuerpo y Alma, el personaje de Kirk Douglas, que está inmenso como protagonista, es un auténtico capullo que hará todo lo posible por seguir ascendiendo. No existe una justificación social, sino más bien la degradación moral de aquel que se aprovechará del mundo del boxeo para conseguir todo aquello a lo que aspira.

De hecho, El Ídolo de Barro es una de las radiografías más lúcidas del solapamiento entre narcisismo y psicopatía. Las acciones de Midge Kelly son difícilmente justificables, pero eso no resta un ápice a su magnetismo, a lo carismático de su personalidad.

Disponible en: Filmin

  1. Nadie puede vencerme (1949), de Robert Wise.

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“¿Es que no lo entiendes? ¡No quiero ir más! Después de la última pelea estuviste dos horas sin saber quién era yo…

-Julie, te puedo decir que puedo vencer a ese chico, lo presiento. Un solo golpe, solo uno”.

A la hora de hablar del trío de obras maestras clásicas de boxeo, he dejado la mejor para el final.

Mientras que las dos películas anteriores centran su mirada en dos boxeadores de dudosa moral condicionados por sus circunstancias sociales o por su propia personalidad, Nadie puede vencerme cambia de tercio para mostrarnos a un púgil veterano, perdedor y honesto.

Un digno protagonista que, por otra parte, se ve humillado por todos y cada uno de los personajes de la película, empezando por su propio manager, que apuesta contra él en el combate.

Nadie puede vencerme habla de la lucha contra la corrupción sin salir indemne de ella. Eso sí, conservando la humanidad. La interpretación de Robert Ryan es de las mejores del subgénero.

Encima, es de las pocas películas cuya trama transcurre al mismo tiempo que la duración de la misma. En tiempos de estrenos de más de dos horas, cualquiera diría que 70 minutos no dan para un peliculón como este.

Disponible en: Filmin.

  1. Marcado por el odio (1956), de Robert Wise.

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 “Apaga la luz. Veo mucho mejor a oscuras.”

Seguimos con el maestro Wise que, tras bordarlo con Nadie puede vencerme, se acercó de nuevo al mundo del boxeo con Marcado por el odio, biopic de Rocky Graziano.

Dividida en dos partes claramente diferenciadas, el pulso del director se nota en el enfoque casi documental de la juventud del boxeador, marcada por la delincuencia. Aunque la parte pugilística es demasiado previsible, es el primer protagónico de todo un titán  de la interpretación como Paul Newman que, por otra parte, no está tan brillante como Pier Angeli en el rol de su abnegada pareja, el segundo gran papel femenino del género hasta entonces (que por ahí está la Bette Davis de Kid Galahad).

Disponible en: Apple TV

  1. Más dura será la caída (1956), de Mark Robson.

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“Ya lo ves, ni pega ni aguanta un golpe. La combinación perfecta”

Del tándem de Robert Wise al de Mark Robson que, tras dejar huella con El ídolo de barro, se superó a sí mismo con la mejor película clásica de boxeo.

Más dura será la caída se aleja de los esquemas de las tres películas anteriores para abrazar, de nuevo, la temática de Kid Galahad. Esto es, el boxeador deja de ser la figura principal para centrarse en los personajes entre bambalinas.

En este caso, Más dura será la caída enfoca su trama en un despiadado manager interpretado por un gigante Rod Steiger y, sobre todo, en el periodista contratado para encumbrar a un boxeador pésimo. Más dura será la caída fue el último papel de Humphrey Bogart, uno de los mejores actores de la historia del cine, en un papel hipnótico y sobrado de matices, propio de un actor que ya interiorizaba de forma automática a personajes con una coraza más dura que un cuerno escondiendo un corazón que no les cabe en el pecho.

Tanto el duelo actoral entre ambos personajes como el desarrollo de una trama descarnada a más no poder sobre la corrupción del mundillo convierten a Más dura será la caída en la mejor película de boxeo del cine clásico.

Disponible en: Apple TV

  1. Réquiem por un campeón (1962), de Ralph Nelson.

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“¿Deporte? ¿Bromeas?. Si hubiera espacio, los combates se celebrarían en las cloacas”

Llegan los años 60 y Hollywood se encuentra en ese difícil momento de abrazar las nuevas corrientes mientras se niegan a reconocer el hundimiento del sistema de estudios y la nueva realidad social del país.

Así, Réquiem por un campeón cambia de tercio con respecto a la mayoría de películas del subgénero anteriores. Es la mejor película de boxeo sin boxeo, y eso que tenían al protagonista con mayor pinta de boxeador de la historia del cine, el enorme Anthony Quinn.

Siguiendo la estela de Nadie puede vencerme, Réquiem por un campeón muestra a un boxeador terco, mediocre, honesto y bonachón cuyo destino está asociado a sus dos managers: el ángel Mickey Rooney y el diablo Jackie Gleason. Nuevamente, el mundo del boxeo es retratado como un nido de serpientes que acaba devorando a un buen hombre…sin perder su dignidad, como retrata su maravilloso final.

Disponible en: Apple TV

  1. Fat city, ciudad dorada, de John Huston (1972).

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“Ayúdame a pasar la noche”

Pocos directores han retratado mejor la dignidad del fracaso que John Huston, con una carrera monumental a sus espaldas que abarca desde El Halcón Maltés en 1941 hasta Dublineses en 1987. Todo un nómada que tuvo la oportunidad de plasmar su juventud como boxeador en ,Fat city, ciudad dorada, una de las más lúcidas películas del director sobre la derrota y, por tanto, unas de las más tristes de este ranking.

La película es una historia de boxeadores que malviven por conseguir una victoria que nunca llega mientras consiguen otros trabajos. Stacy Keach anhela los tiempos del boxeo mientras trabaja en el campo de jornalero y conoce a un jovencísimo Jeff Bridges, un aspirante que le recuerda de joven.

Descorazonador y realista retrato de la soledad y la derrota, contrasta con la belleza de algunas escenas. Al fin y al cabo, las personas de Fat City pueden estar derrotadas, pero no vencidas.

Disponible en: Filmin

  1. Rocky (1976), de John G. Advilsen.

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“-¿Quién eres para dar consejos?

-Un fracasado”

Sin lugar a dudas, la película (la saga) más importante del subgénero del boxeo. Es más, Rocky Balboa es el único boxeador ficticio que ha entrado en el Hall of Fame del mundo del boxeo.

Y razones no le faltan. Las cuatro primeras entregas de la saga fueron taquillazos mundiales, algo así como Los Vengadores: Endgame de ahora. Y ayudaron a convertir el boxeo en el deporte rey mundial a finales de los 70 y principios de los 80.

¿Qué fue lo que convirtió a Rocky en la película más taquillera y la principal ganadora de los Oscar de 1976?

Es difícil conocer los gustos de los estadounidenses de aquella época, pero más fácil admirar las virtudes de Rocky. Una película humilde, auténtica, veraz. Sientes las calles de Philadelphia y empatizas con ese bonachón al que le falta cerebro y le sobra corazón. Es impensable separar a Rocky Balboa de Sylvester Stallone, protagonista y creador del personaje.

Pero la verdadera razón de Rocky es que, tras más de cincuenta años de películas de boxeo, por fin tenemos la historia de alguien humilde que aspira al éxito… y lo consigue. Con sufrimiento, pero lo consigue. A través de uno de los mejores puñetazos de la historia del cine y el mejor del género: el primer golpe que recibe Apollo Creed en el combate final.

Las mejores películas de la saga Rocky

Disponible en: Movistar +

  1. Toro salvaje (1980), de Martin Scorsese.

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“- Va a llorar, apesta.
– Tú la haces llorar.
– Te voy hacer llorar a ti.”

La carrera de un genio vivo del cine como Martin Scorsese da para más de diez artículos. Es más, solo con centrarse en las cuatro películas que le unieron a Paul Schrader, extraordinario guionista y director, ya daría para todo un ensayo.

Taxi Driver.

Toro Salvaje.

La última tentación de Cristo.

Al límite.

Cuatro misiles cinematográficos directos a nuestras entrañas.

La segunda película del dúo es una “biografía” sobre Jake La Motta, en una de las mejores interpretaciones (para muchos, la mejor) de Robert De Niro. Es decir, una de las mejores de la historia del cine.

Scorsese, por encima de todo, es un gran cinéfilo. Y en Toro Salvaje recupera tanto los motivos argumentales como el montaje de las películas pugilísticas de finales de los 40 (recordemos: Cuerpo y Alma, El ídolo de barro y Nadie puede vencerme).

En este sentido, Toro Salvaje contiene los combates mejor rodados hasta entonces, ganando en abstracción conforme avanza la película. Porque, argumentalmente, Toro Salvaje retuerce aún más la figura del boxeador amoral, en el descenso a los infiernos más acusado del género…para culminar en un final sorprendentemente positivo.

A su modo, esta obra maestra utiliza el boxeo para hablar de algo más. Del perdón. Mejor dicho, del perdonarse pese a todo lo malo (y lo bueno) que uno tenga en su interior.

Disponible en: Amazon Prime Video, Filmin

  1. Cuándo éramos reyes (1996), de Leon Gast.

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“Soy joven, soy atractivo, soy rápido, soy guapo y no puedo ser derrotado”

Aunque no suelo incluir documentales en este tipo de listas, reconozco que no he podido evitar recomendaros Cuando éramos reyes, documental rodado en 1974 por Leon Gast y que se alzó con el Oscar en 1996 (tardó 22 años en estrenarse).

¿Por qué no puedo dejar de mencionar Cuándo éramos reyes?

Porque se trata del documento más lúcido sobre una figura tan compleja y carismática como Muhammad Alí, el mejor boxeador de todos los tiempos y todo un símbolo de la contracultura estadounidense tras negarse a combatir en la guerra de Vietnam.

Aunque muchas películas han mostrado al personaje (me viene a la cabeza la superficial Ali, de Michael Mann), ninguna como esta crónica del combate de boxeo contra Foreman en el Zaire.

No disponible en plataformas.

  1. The bóxer (1997), de Jim Sheridan.

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“Puedo renunciar a ti en mi cabeza pero mi cuerpo te pide a gritos.”

Tras casi tocar el cielo con En el nombre del padre (una de las 30 mejores películas de juicios de la historia del cine), el realizador Jim Sheridan volvió a colaborar con Daniel Day Lewis en otra historia sobre Irlanda y el IRA, esta vez con el boxeo de por medio.

Lewis interpreta a un ex miembro del IRA que vuelve a su Belfast para montar un gimnasio que acepta a todo tipo de personas, no importa su religión y condición. Fiel a su metódica forma de preparación, estuvo meses aprendiendo a boxear, pero lo realmente importante de esta The boxer es la historia de amor. Realista, emotiva e (im)posible incluso en un conflicto tan descarnado como el que sufrió Irlanda durante décadas.

Ah, y nada como un buen combate de boxeo, el último, para ejemplificar el sinsentido de la lucha armada entre Irlanda e Inglaterra.

No disponible en plataformas.

  1. Million Dollar Baby, de Clint Eastwood (2004).

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«En vez de huir del dolor como haría una persona cuerda, das un paso hacia él. En el boxeo todo va al revés.»

Cuando Clint Eastwood estrenó Million Dollar Baby, todos pensaban que entregaría un modélico film de boxeo, tan previsible como estupendamente bien narrado.

En lugar de eso, el maestro nos dejó otro ejemplo de cine que utiliza el boxeo para hablar de algo que va más allá de la misma vida. Es difícil hablar de Million Dollar Baby. Si acaso, que nos muestra a otro entrenador, a otro boxeador (boxeadora), pero de lo que nos habla es del crepúsculo, tanto de una vida castigada como de la que le queda mucho por castigarse. Y de la importancia de una buena amistad para mantenerse a flote en este río a contracorriente que es la vida.

El desencantado Clint Eastwood entrena a una infatigable Hilary Swank bajo la atenta mirada de un melancólico Morgan Freeman. Un fascinante trío protagonista vehicula la versión malograda de Rocky, con un giro argumental imprevisible y un tercio final que, aunque melodramático, penetra y desgarra nuestra piel. Imposible no estremecerse ante esta gran obra maestra.

Disponible en: Amazon Prime Video, Movistar +.

  1. Cinderella Man (2005), de Ron Howard.

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“Por 250 dólares pelearía hasta con tu esposa.”

Tras décadas de películas pugilísticas más propias del género noir o dramas existenciales, la mayoría de las producciones destacadas de los últimos años se han centrado en un enfoque meramente deportivo, influidos por el modelo Rocky.

Uno de estos ejemplos es la megaproducción Cinderella Man, biopic clásico del boxeador James J. Braddock, un veterano púgil que sufrió las consecuencias de la Gran Depresión y que experimentó un milagroso resurgir con la ayuda de su entregado manager y su abnegada esposa.

Película clásica interpretada por Russell Crowe en estado de gracia (ya sabéis, Gladiator, Una mente maravillosa, Master and Commander…), estupendamente acompañado por un genial Paul Giamatti con el que se goza verlo animar a su boxeador. De hecho, el único pero de esta película es la historia de amor, demasiado edulcorada. Lo bueno es que cogemos con más ganas las escenas del amigo Russell partiéndose la cara apoyado por los gritos de ánimo del tito Paul.

Disponible en: Disney +.

  1. Rocky Balboa (2006), de Sylvester Stallone.

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“Aguantar. Aguantar sin dejar de avanzar”.

Rocky, aquella pequeña gran película que sentó toda una cátedra acerca del subgénero pugilístico y del drama deportivo en general, fue perdiendo el rumbo. Su carácter sencillo fue desapareciendo a medida que los millones llegaban a las arcas de Stallone y la saga se convertía en todo un panfleto político (Rocky IV).

Dieciséis años después del fracaso de Rocky V, Stallone vuelve a dirigir a su personaje más simbólico. Es decir, el que más se refleja en su propia historia personal. Tras ir perdiendo poco a poco todo lo que le ha hecho grande, igual que un Stallone de capa caída tras años y años de fracasos de taquilla, Rocky vuelve a Philadelphia. Sin dinero, sin mansiones, sin coches, sin patriotismo y sin Adrian.

Con su característico sombrero, como si no hubieran pasado treinta años, ni hubiera peleado con Hulk Hogan, Mr. T o en plena Unión Soviética, vuelve aquel hombre torpón, rudo pero de buen corazón que jamás debió irse.

Rocky Balboa no tiene el gancho de la primera película ni la espectacularidad de otras de la saga, pero supuso un acierto al apostar por la esencia del personaje, todo corazón. Y, si no estáis de acuerdo, es que no habéis visto la emocionante escena de Rocky con su hijo.

Disponible en: Movistar +.

  1. The fighter (2010), de David O´Russell.

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“- Todos dijeron que podía hacerlo
– ¿Quiénes son todos?
– Mi hermano y mi madre.”

Los dramas deportivos de superación nos gustan. Pero también apreciamos la variedad y, aunque The fighter no deja de ser una variante más de la estela Rocky, su forma de enfocar la trama fue un soplo de aire fresco a un género que necesitaba una renovación.

Como si de un documental se tratara, The Fighter narra una historia real. La de Mickey Ward, un boxeador humilde procedente de una familia numerosa liderada por una madre que, a su manera, le quiere a la vez que maneja sus combates y ansía el retorno de su hermano, Dicky, un adicto al crack que echó a perder una prometedora carrera como boxeador.

The fighter es una académica película de boxeo donde brilla el inigualable Christian Bale en una de sus brutales transformaciones físicas, acompañado por otros actores en estado de gracia, como Melissa Leo haciendo de la madre de los protagonistas. Pero, sobre todo, es una oda a la familia, por muchos defectos que pueda tener.

Disponible en: HBO Max.

  1. Creed, la leyenda de Rocky (2015), de Ryan Coogler.

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“El tiempo acaba con todos, es implacable.”

En Hollywood no podían dar a Rocky por muerto, por mucho que Stallone ya estuviera en los setenta. Aunque la jugada de meterse a boxeador sexagenario le salió digna (también a Alfredo Duro), era hora de colocarle en la esquina del ring.

Creed, la leyenda de Rocky no se desvía de todo lo que hizo grande al personaje. Tenemos al hijo de Apollo Creed, a un Rocky librando su combate más grande (Stallone está estupendo), Philadelphia… pero la mejor baza de esta Creed fue Ryan Coogler, que desapareció de la segunda parte para rodar Black Panther y nos dejó unos combates de boxeo ESPECTACULARES. Adiós al plano corto de las películas clásicas. Hola, planos secuencia repletos de fintas y golpes.

La segunda parte, sin la pericia narrativa de Coogler, ya no fue lo mismo.

Disponible en: Netflix, Amazon Prime Video.

  1. Redención (2015), de Antoine Fuqua.

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“No es mi fin…”

El mismo año de Creed, otro drama pugilístico en la línea de Rocky asomó en la cartelera, con menor éxito comercial.

Redención extrae de la mítica saga de boxeo tanto la superación deportiva como el culebrón personal (recordemos el coma de Adrian en Rocky II o las muertes de personajes importantes a lo largo de la saga). Lo más destacado de este efectivo y efectista dramón es el duelo interpretativo entre un Jake Gyllenhaal modo desatado y un Forest Whitaker de entrenador que ha vivido tiempos mejores. Todo muy tópico. Pero te lo crees.

Disponible en: Filmin

  1. Manos de piedra, de Jonathan Jakubowicz (2016).

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Académica biografía de Roberto Durán, el deportista más importante de la historia de Panamá.

Nuevamente, trama de superación, caída y renacimiento donde lo más destacado es el papel de Robert De Niro como mítico manager de grandes boxeadores que tiene fe ciega en el talento de Durán.

Disponible en: Netflix.

  1. Sacrificio de leyenda, de Ben Younger (2016).

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Como veis, en los últimos años el subgénero pugilístico ha pasado del enfoque descarnado y pesimista del film noir al mero drama deportivo de superación.

Sacrificio de leyenda, la última película de esta lista, mezcla la biografía basada en hechos reales de un boxeador que consiguió volver al combate tras superar una grave lesión cervical con el enfoque familiar casero propio de The fighter.

No disponible en plataformas.

Finalizo este recorrido por el género cinematográfico del boxeo con mi top 10 particular.

10. Creed, la leyenda de Rocky

9. The fighter

8. El ídolo de barro

7. Rocky

6. Cinderella Man

5. Nadie puede vencerme

4. Réquiem por un campeón

3. Más dura será la caída

2. Toro Salvaje

  1. Million Dollar Baby

¿Y vosotros? ¿Cuáles son vuestras favoritas?

¡Un saludo y sed felices! ¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!

Fernando Vílchez
Fernando Vílchez
Comecocos. Intento aprender como si viviera para siempre y vivir como si hoy fuera mi último día...con las cosas que me hacen feliz.
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2 COMENTARIOS

  1. Hola Fernando: impresionante e increíble artículo; felicitaciones.
    He visto la mayoría de los títulos aunque hay unos pocos que no y ya los voy agendando. En lo que conozco, coincido en gran medida y hubiera puesto unas cuantas de las mismas. Solo por agregar alguna, creo que yo hubiera incluido Rocco y sus Hermanos, de Luchino Visconti con Alain Delon. Otra que se me ocurre mencionar, aunque no sé tanto como para el top es Contra las Cuerdas (Charles Dutton, 2004) en la cual Meg Ryan interpreta a una promotora de boxeo que lucha por imponerse en un mundo considerado masculino por derecho. También Homeboy (Michael Seresin, 1988) en que Mickey Rourke interpreta a un boxeador que viene sufriendo problemas cerebrales pero a quien su inescrupuloso manager (Christopher Walken) obliga a combatir de todos modos. Otra que me viene a la cabeza es The Ring, que pertenece a la etapa inglesa y menos conocida de Alfred Hitchcock.
    Hay algunas que no sé si entrarían, como Battlin Buttler, de Buster Keaton o El Campeón, de Charles Chaplin, ambas de la época del cine mudo pero, claro, hoy serían consideradas cortos (en aquel momento eran todas películas y punto).
    Y me permito mencionar una argentina que quizás no haya llegado a España, que es Gatica el Mono, de Leonardo Favio: cuenta la historia de José María Gatica, boxeador argentino que tuvo una carrera encumbrada durante los cincuenta, pero que se perdió a sí mismo entre los excesos, su egolatría y su amistad con el entonces presidente Juan Domingo Perón. No sé si es tan gran película para un top 20, pero tiene un par de escenas memorables. Una de ellas es cuando la pantalla se vuelve roja por completo y al alejarse la cámara vemos que se trata del guante del rival que acaba de derribarlo y arrastrarlo a partir de allí a la decadencia y el olvido. La otra tiene que ver con su muerte, la cual se produjo al caer del estribo de un autobús: en un plano increíble al ras del empedrado de la calle, lo muestra arrastrándose agonizante mientras detrás y con la misma nitidez vemos a su amigo intentando detener a los autos que pasan para que alguien le ayude, sin el más mínimo éxito.
    Y ya que hablamos de boxeadores argentinos, creo que quien todavía no tiene la película que merece es Carlos Monzón. “Un asesino con guantes” fue como definió Mickey Rourke a quien se retiró como campeón invicto tras catorce exitosas defensas del título mundial. Pero lamentablemente la frase de Rourke terminó siendo más profética de lo pensado, ya que Monzón acabó en prisión por asesinar a su esposa en una noche de borrachera y, años después, cuando salió en libertad condicional, muriendo en un accidente de tránsito. Increíble que semejante vida no tenga todavía una película como corresponde…
    Por lo demás y al igual que tú, también hubiera incluido Más dura será la Caída y Marcado por el Odio, que aquí la conocemos como El Estigma del Arroyo pero increíblemente su título original es Somebody up there likes Me (a alguien allá arriba le gusto), casi como si cada uno hubiera puesto el título que le venía a la cabeza, jaja…
    Muy bien incluidas, por cierto, The Boxer, The Fighter y ni hablar de Million Dollar Baby, con una actuación increíble de Hilary Swank y un tema como la eutanasia que en estos días está en boga por el caso de Tom Sizemore.
    Pero mi favorita y número uno es Toro Salvaje: bien dices que son las mejores escenas de boxeo jamás hechas. De Niro está increíble en el papel de La Motta. No sé si interpreté tan positivo el final: lo vi más bien como de decadencia, pero bueno… la percepción puede ser diferente y no quiero contar mucho justamente para no espoilear.
    En cuanto a Rocky, qué duda cabe de la fuerza de ícono que han tenido tanto la película como el personaje, muy ayudados por la música, pero hay que decir que los combates de boxeo no están bien hechos: no hacen una sola guardia y todos los golpes entran al rostro; ningún combate real duraría mucho de esa forma. Ni hablar del disparate de llamar Balboa a un italoamericano. Pero coincido en que las mejores de la franquicia son la primera y Creed. Me sorprendió que hayas incluido Rocky Balboa, pero bueno, es cierto que repunta un poco la franquicia. Ojo, creo que la quinta, a pesar del fracaso, ya lo había hecho. A propósito, recuerdo que un periodista argentino encontró a Stallone en Cannes y para demostrarle su devoción le comentó que había visto Rocky V… ¡dos veces! jajaja… Pero Sly captó la ironía y le respondió: “debes ser el único”.
    Un abrazo Fernando y gracias por tan inmenso artículo…

    • Muchísimas gracias por tu comentario Rodolfo, tanto por los agradecimientos como por tus aportaciones a la lista.

      Estoy de acuerdo en lo de Rocky, como película realista de boxeo es nefasta, pero su acercamiento del boxeo al espectador hasta el punto de convertirse en varias ocasiones en el fenómeno cinematográfico del año hizo mucho por el deporte.

      Sobre el final de Toro Salvaje, entiendo que se pueda ver como un acercamiento al patetismo del personaje tras quedarse absolutamente solo. Pero a mí no me cuadra lo que me despierta el personaje en sus últimas escenas. Parece, a su modo, en paz consigo mismo y, pese a lo deleznable de su carácter, da la sensación de haberse perdonado a sí mismo.

      Un saludo!

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