Crítica: 'Tár', la película que catapulta a Cate Blanchett al Oscar - Juan Manuel González - Libertad Digital - Cultura
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Juan Manuel González

Crítica: 'Tár', la película que catapulta a Cate Blanchett al Oscar

Tár narra la vida y vicisitudes de una prestigiosa directora de orquesta acusada de ciertos abusos.

Tár narra la vida y vicisitudes de una prestigiosa directora de orquesta acusada de ciertos abusos.
Cate Blanchett en Tár | Universal

Desprovista de florituras visuales y filigranas narrativas, Tár es una de esas películas capaces de escamar a todos los sectores ideológicos en conflicto. Y en el panorama actual, eso significa que quizá estemos ante una de las mejores obras del año. La historia de una prestigiosa directora de orquesta, Lydia Tár, y su caída en desgracia desde una posición de absoluto poder resultará incómoda para los que buscan una digresión (o digestión) más o menos fácil de temas como identidad sexual, poder y abuso, pero sobre todo para aquellos que consideran que las operaciones de cancelación solo son susceptibles de ser aplicadas a hombres.

La caída de Tár, interpretada por una soberbia Cate Blanchett que sí, merece absolutamente el Oscar, está contada con severidad, sin melodrama y, a pesar de ello, con una implicación máxima. Prueba de ello es que el film de Todd Field se maquilla de biopic sin serlo: Tár es un personaje de ficción pero su nivel de verosimilitud en escena es máximo, hasta el punto de poder confundir al espectador por ese nivel de realidad. Dicho de oro modo: cuesta creer que la historia de Lydia Tár y ella misma no sean reales. De la misma manera, puede que la fotografía de Florian Hoffmeister sea fría, pero cada uno de sus encuadres tiene significado y la apasionada interpretación de Blanchett, que se adueña del escenario como una apisonadora (ver una de sus secuencias iniciales, la de la entrevista) captura el interés de la audiencia.

La película es sutil, mucho; narra desde los márgenes los conflictos principales (y tiene varios) pero según avanza la acción se va acotando todo a la conducta depredadora de Tár, que queda desgranada meticulosamente incluso en aquellos aspectos, si los hubiera, en los que podría ser considerada inocente. Sin rehuir la antipatía que el personaje puede generar, que va más o menos a la par con la admiración que despierta, uno no confraterniza nada con la operación de cancelación a esta mujer que ejerce el poder con autoridad justificada y que alberga en su interior sus particulares fantasmas.

Field no evita lugares difíciles, como aquel en el que el amigo de Tár interpretado por Julian Grover compara el acoso sexual y la persecución a la compositora con la forzada desnazificación tras la Segunda Guerra Mundial, forzando a la audiencia a confrontar aquellos mensajes unívocos que no paramos de recibir en redes y medios. Una actividad incómoda pero que la película de Field afronta con una seguridad y elegancia (y falta de pedantería, pese al mundo en el que se desenvuelve) realmente encomiables.

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