'Gernika' y otras 15 películas en el amor y en la guerra
Nada puede detener al amor, ni siquiera la guerra. La literatura y el cine (o sea: la vida misma) nos han enseñado que en medio de esos grandes conflictos bélicos, en mitad del fragor de la batalla y en el espacio ocupado por la tragedia siempre hay espacio para el romance. Romances efímeros o no, atrapados y superados por la inmediatez de un futuro incierto. En ‘Gernika’, el espectacular film de Koldo Serra que se estrena esta semana, la magnitud de la tragedia es el marco terrible e histórico de unos dramas personales, íntimos, de una historia de amor más grande que la vida. Otras más se han sucedido en la ficción y la realidad.
Gernika (Koldo Serra, 2016)
El infame bombardeo de fuerzas nazis alemanas y fascistas italianas sobre la población vasca de Gernika en los peores años de nuestra guerra civil ocupa, en tiempo real, el tramo final de este largometraje. Asombrosamente reconstruido (asimismo los preparativos previos en un estilo cercano a clásicos bélicos como ’Tora, tora, tora’), lo que hace es servir de escenario a otra lucha que tiene que ver con amores y pasiones correspondidas y no correspondidas. Aires de David Lean para una entonada mezcla de géneros con innegable sabor al Hollywood de los años dorados.
Doctor Zhivago (David Lean, 1965)
Hablando de David Lean… Esta adaptación (a cargo de Robert Bolt, media naranja en los guiones de la etapa final del maestro británico) de la novela (prohibida en su URSS natal) de Boris Pasternak supuso uno de los hitos de las superproducciones de calidad de la década de los 60. Arrebatadoramente romántica, la historia de Yuri Zhivago (Omar Sharif), cuyo corazón es tan delicado como la manera de filmar del autor de ‘La hija de Ryan’, y de Lara Antipova (Julie Christie en su rol más eternamente popular) refleja los convulsos tiempos de la revolución soviética.
En el amor y la guerra (Richard Attenborough, 1997)
Era inevitable que alguien como Richard Attenborough, tan brillante como actor como habitualmente mediocre (salvo ‘Magic’ y ‘Tierra de penumbras’) como director, terminara implicado directamente en ese mix de guerra y amor que siempre había funcionado en taquilla. Aquí lo de funcionar no resultó: su gran presupuesto, la mayor parte destinado a pagarle el sueldo a Sandra Bullock, no se recuperó ni por asomo. Los acontecimientos verídicos que inspirarían al escritor y corresponsal de guerra Ernest Hemigway la escritura de ‘Adiós a las armas’ en formato escenas de masas y arrumacos entre literato y enfermera.
Por quién doblan las campanas (Sam Wood, 1943)
Inmensamente popular, premiado con el Pulitzer, el Nobel y tropecientos galardones literarios más, Ernest Hemigway vio muchas de sus novelas (la mayoría insufribles) convertidas en película, e incluso él mismo ejerció de guionista, aunque en realidad se pasaba las horas en Hollywood emborrachándose y esperando que otros le hicieran el trabajo. Este plúmbeo film que dirigió con desgana Sam Wood y que se prohibió durante más de treinta años en España (transcurría durante la guerra civil española y se posicionaba en el bando republicano) es una sucesión de diálogos imposibles, actores que tuvieron mejores momentos y maquetas de derribo.
Adiós a las armas (Frank Borzage, 1932)
La Primera Guerra Mundial, el frente europeo, enfermeras y corresponsales de guerra… Sí, la novela de Hemingway (interminables descripciones inútiles, diálogos inverosímiles y un poco de amarillismo) llevada por primera vez a la gran pantalla (hubo una segunda versión, en color, en los años 50, producida por David O. Selznick para lucimiento de su esposa, la actriz Jennifer Jones) por un maestro: Frank Borzage. Despojada de la palabrería fútil, Borzage logró un clásico del romance bélico, tan apasionado y emotivo como trabajos previos suyos tan ilustres como ‘El séptimo cielo’.
El año que vivimos peligrosamente (Peter Weir, 1982)
Golpes de estado en el convulso oriente que degeneran en conflictos armados. Atrapados (voluntariamente) en ambos se hallan los dos periodistas (Sigourney Weaver y Mel Gibson) occidentales que no saben si anteponer su atracción sexual e implicación sentimental a su oficio. Entre ellos dos se halla un pequeño cámara nativo local (Linda Hunt en un rol masculino que le acarreó todos los premios del año), testigo mudo, y enamorado, de esta historia de amor en tiempos difíciles. Ideal verla en programa doble con ‘Bajo el fuego’, o triángulo amoroso en la Nicaragua sandinista.
La calle del adiós (Peter Hyams, 1979)
Otro triángulo romántico (y mucho) en plena guerra mundial, la segunda, formado por un oficial británico desaparecido en combate, su esposa que le espera en la retaguardia (Lesley Anne Down, más guapa imposible) y un soldado norteamericano (Harrison Ford saliendo de ‘La guerra de las galaxias’). Sacrificio, valentía, misiones de rescate, un poquito de ‘Casablanca’, mucho de ‘El puente de Waterloo’ y la recuperación del Hollywood clásico en uno de los menos recordados trabajos de Peter Hyams tras las cámaras (como director e ídem de fotografía).
Guerra y paz (King Vidor, 1956)
La mastodóntica adaptación soviética que firmara Sergei Bondarchuk, formada por tres largometrajes muy largos de metraje, sería la más fiel al espíritu de la inmortal obra de León (creo que hoy hay que escribir Lev) Tólstoi. No obstante, y además de la miniserie de principios de los 70 de la BBC, la que presenta un mayor interés cinematográfico son las casi cuatro horas de esta superproducción de Dino De Laurentiis en el Hollywood de los 50 con King Vidor entendiendo la obra a la perfección y un Henry Fonda ideal para el personaje principal. Y Audrey Hepburn, por supuesto.
Al sur del Pacífico (Joshua Logan, 1958)
Marineros norteamericanos destinados y anclados en el edénico Pacífico… Con este material te puede salir ‘De aquí a la eternidad’ o ‘La reina del Pacífico’, pero también uno de esos musicales de Broadway que no han dejado de ser representados a lo largo de los años (hace nada estaba en la cartelera londinense) y que han servido de modelo para otros posteriores (para ‘Miss Saigón’ o ‘De aquí a la eternidad’). Joshua Logan, que ya lo dominara en escena, lo llevó a la gran pantalla con pasiones, amores interraciales, fatalidad y algo de homosexualidad entre valientes marinos a la espera el ataque de los japoneses.
Pearl Harbor (Michael Bay, 2001)
Todo el mundo está de acuerdo en que las secuencias del ataque nipón a la base naval estadounidense en el puerto hawaiano es una virguería. En realidad eso es lo único que le ponía las pilas a Michael Bay, encargado de filmar esta epopeya en el 60 aniversario del acontecimiento que precipitó la entrada de estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Lo malo es que esa parte debe durar como 25 minutos y ‘Pearl Harbor’ como 190… Lo romántico es un auténtico latazo, una fotonovela ridícula.
Yanquis (John Schlesinger, 1979)
Richard Gere ya empezaba a ser una estrella gracias a este melodrama en el que interpretaba a un oficial norteamericano destinado en la Inglaterra que se preparaba para la invasión del continente y el desembarco de Normandía. Con los hombres (ingleses) en el frente y las mujeres en fábricas o en el servicio civil, la convivencia iba a generar romances varios. Una estupenda película del hoy vergonzosamente olvidado John Schlesinger. Extraordinario reparto y una gran acogida comercial y crítica en su momento. ¿Por qué no la emiten nunca en las televisiones? No, no respondan…
La americanización de Emily (Arthur Hiller, 1964)
Nuevamente las relaciones entre británicos (británicas: ni más ni menos que una Julie Andrews nada virginal) y norteamericanos (James Garner, tan golfo como encantador), en suelo inglés, se saldan con una love story que debe lidiar con batallas más cruentas que las que se están librando en Francia e Italia. Bastante de cinismo y de choque de culturas para un film del casi siempre efectivo Arthur Hiller, el cual nos dejaba hace unas semanas, y que no llegaría a pasar el veto de la censura española en su día. Escenas tórridas tuvieron la culpa.
Las flores de la guerra (Zhang Yimou, 2011)
Christian Bale se toma un respiro de Batman pero no de los uniformes oscuros… Disfrazado de sacerdote para no ser capturado por las tropas japonesas en plena invasión de China en la década de los 30 del pasado siglo, acabará refugiado en una iglesia católica y dando refugio involuntario a un grupo de prostitutas locales. Zhang Yimou coqueteaba con Hollywood con este melodrama intimista (pese a sus escenas bélicas de gran espectacularidad y muy gráficas en su violencia) inspirado en las ‘Siete mujeres’ de John Ford.
El gran desfile (King Vidor, 1925)
Muchas buenas películas en esta selección, incluso un par o tres de auténticas joyas de inexcusable visionado para todo aficionado al cine que se precie de serlo, pero la mejor de todas, la que es y sigue siendo modélica en ese tratamiento de lo personal y de lo colectivo, del amor y de la guerra es esta obra cumbre de King Vidor todavía no superada: ‘El gran desfile’. Mensaje pacifista, humor, drama, emociones a flor de piel y corazones gigantes. Se ha editado y restaurado en bluray. Ya tardan en ir a por él.
El puente de Waterloo (Mervin Le Roy, 1940)
Novela romántica y lacrimógena básica en la cultura anglosajona, ‘El puente de Waterloo’ ya tuvo una primitiva versión, sonora, a cargo de un James Whale alejado de los monstruos de la Universal. Con todo, sería la más académica adaptación hollywoodiense de la Metro-Goldwyn-Mayer a principios de los años 40 (y con cambio de guerra mundial en el argumento) la que se llevaría el gato de la fama al agua de la eternidad. Vivien Leigh y Robert Taylor son los protagonistas de esta love story entre una prostituta (una bailarina en el primer doblaje en castellano para su estreno español) y un oficial USA.
Alas (William A. Wellman, 1927)
La primera ceremonia de entrega de unos premios llamados oscar tuvo un film que hizo el pleno: ‘Alas’. Aviación, combates aéreos, rivalidades profesionales y amorosas, romances con la espada de Damocles de la guerra sobre sus cabezas… William A. Wellman, amante de los aeroplanos (con conocimiento de causa y servicio en la 1ªGM) y mucho más aún del cine se lució con esta aventura que sentaría mucho las bases de futuros trabajos en la misma onda, la ‘Gernika’ de Koldo Serra inclusive.
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