The Human Centipede (First Sequence)

"A ver cuál es la burrada más grande que se me ocurre". Eso debió ser lo que pensó Tom Six a la hora de hacer este producto. Y no se ha quedado corto, no.

Sin duda, es la película más escalofriante y surrealista que he visto en toda mi vida. No sabía si cascarle un 10 por los cojones que hay que echar para sacar algo así a la luz, o un 0 por todos los horrores que se van sucediendo. No, no. La película no es mala. De hecho no cansa en ningún momento y las actuaciones son más que correctas, salvo la del doctor, que es magistral.

Pasé una angustia de cojones durante el visionado, pero me podían más las ganas de saber qué coño vendría después. Y joder qué final.

No me atrevo a recomendársela a nadie. Tan sólo diré que al terminar de verla, me puse las manos sobre la cabeza y dije: "¡¡Hostia putísima!!"

The Human Centipede es la película más importante de terror de los últimos 20 años. Perdonad que inicie la reseña columpiándome en el jardín de las hipérboles, pero desde el visionado de Pesadilla en Elm Street con 7 años NINGUNA película me había impresionado tanto, y que conste que la equiparación con la obra maestra de Craven es por varias características compartidas: satisfacción y superación de las expectativas creadas, renovación de un género anquilosado, pretensiones más allá del terror no chirriantes o fuera de lugar, definición de bases para un género y/o franquicia, creación de un icono del mal que deviene en arquetipo y (presumible en este caso) magnifica resistencia al desfase como consecuencia del paso de los años. Cabe predecir que Human Centipede se convertirá en una película de culto en poco tiempo, más ahora que ha sido lanzada en DVD, siempre y cuando las futuras secuelas no conviertan la saga en una parodia de sí misma o en meras explotaciones sacacuartos. Y es justo, joder, porque ni el altamente estimable nuevo cine de terror francés ha hilado tan fino a la hora de concretar el yuyu en 90 minutos. ¿Martyrs? Vamos, no me seáis flojeras.

Human Centipede comienza como una suerte de Eurotrip durante el primer quinto de película para derivar en un híbrido de peli de Mad Doctor con Body Count/Hide & Seek que acaba por convertir la mitad inicial en lo que sería la versión a cámara digital de Haneke rodando terror físico. Nada especial más allá del estilo aséptico de lo filmado y distante de la cámara, como ajena a lo que ve. Pero en esto que Dieter Laser (magníficamente acongojante durante toda la peli) llega, se mete un copazo de un trago mientras hace cucamonas de mimo fan de Mengele, pone unas transparencias con dibujos a los insensatos que tiene secuestrados y se lía gordísima, pese a que nosotros sabemos que lo que tramaba no eran unas simples macarradas sin importancia: sus secuestrados ven el horror, cual Kurtz, y el futil conato de fuga (muy Funny Games, con largos planos pétreos) de una de las felatrices desemboca en una identificación de Dieter con Dios (como Freddy en Pesadilla en Elm Street), pues delimita la ley (el escapar a su mesiánico plan) e impone el castigo (ser la pieza central del cienpiés humano). Y de aquí en adelante el acabose, pero evitando la perogrullada o lo obvio. Así, por ejemplo, se evita el gore y la profusión de casquería en una película que, en manos de cualquier otro, habría optado por esa senda, y se intercalan sketches humorísticos que no son resultado de la intención de Tom Six de relajar un poco la cosa, sino que son producto del carácter extremadamente peculiar del Mad Doctor y, por lo tanto, malsanos y creíbles.

Decidí ver esta película por el morbo que representaba su argumento y observar hasta donde podía llegar el cine a la hora de elegir ciertos temas y cómo desarrollarlos.

La propuesta de “The Human Centipede” es harto interesante, ya que ver en pantalla el repulsivo experimento humano de unir a tres (cuatro, cinco…) personas por anos y bocas no deja de ser escandalosamente obsceno. La malsana curiosidad está en el punto escatológico de que lo que el primero come y después caga es ingerido por el segundo, que a su vez caga y es ingerido por el siguiente, y así hasta cuantos se desee.
Si la base de la película es este experimento y sus consecuencias, el film fracasa estrepitosamente, ya que su plato fuerte, el proceso de unión del chico y las dos chicas y como el perturbado doctor los adiestra posteriormente y juega con ellos, se limita a unas mínimas escenas, todas ellas filmadas con el mayor pudor posible para no escandalizar demasiado. Un director tan osado que es capaz de llevar un tema así a la pantalla, se amilana a la hora de mostrarlo y se limita a hacer caminar un poco a su ciempiés humano para que el espectador vea su propuesta, eso sí, sin mucha sangre, sin mucha comida y con nada de caca. Como ejemplo de la cobardía del director sirva como muestra la unión de las tres personas, la primera y la segunda llevan una especie de suspensorio en sus culos respectivos para sujetar la boca del que está enganchado detrás, pero también la última lleva un taparrabos, como si ese degenerado perrito no tuviera derecho a hacer caca libremente. La contemplación de ese innecesario último taparrabos, para no mostrar las vergüenzas de la pobre chica, da muestra de lo que se cortan determinados directores que pretenden romper moldes y después se acobardan.

Aparte del tema central del experimento, la cinta no deja de ser una tradicional película de suspense, con encuadres sugestivos para mostrar la locura del doctor, una intriga de lo más pobre y una puesta en escena tan funcional como poco atractiva. Todo lo que sucede en esa casa del horror está filmado de la manera más tópica. Intentos de fuga, persecuciones por los pasillos, aporreo de puertas, encierro en habitaciones, acoso amenazador, presencia policial, rutinarias miradas y contra miradas de una sosería abrumadora y las típicas escenas que quieren ser gore y se quedan en sanguinolentas.

Película rutinaria, de escasa tensión, tópica realización y algún llamativo encuadre para llamar la atención. Mi inicial interés fue degenerando en aburrimiento y decepción.

La frase más destacable de toda la película, sin duda alguna

Curiosamente también fue lo que dijo el señor Tom Six cuando se le ocurrió la idea del ciempiés humano.
Porque claro, una idea así hay que exteriorizarla sea como sea, aunque sea a través del colon.

"Vamos, que menudo guión de cine voy a escribir en base a mi depravación mental, va a ser un subidón". Pero resulta que no, que la chorrada del ciempiés es simplemente una idea absurda y repugnante rayana en lo enfermizo, y punto. Porque la película es una chusta, aburridísima, sin argumento, sin interés, sin terror... sin mayor ánimo que el de causar repulsión durante una hora.

¡Gracias, Saw, por abrir el ojete de Pandora!
Vayamos ahora todos a manchar porcelana.

"Lo siento, tengo que cagar", dicen los usuarios de filmaffinity que le encuentran un sentido kafkiano a este aborto digno de una institución mental. Y qué gigantescos tordos excretan desde el excretorio de sus casas... ¡qué pedazo de críticas hay por ahí excritas!

Y ahora, Tom Six, tras haberse quedado a gusto al defecar The Human Centipede, se pega un atracón de halagos de los críticos en cuestión, y dice: "pues entonces tendré que pensar en The Human Centipede II, mi nueva peli de cul(t)o"

Preparen sus laxantes.

Tras verla me ha quedado una sensación extraña por haber admirado algo que si lo piensas es realmente enfermizo. Si empatizas mínimamente con cualquiera de las víctimas (quien empatice con el de la bata debería hacérselo mirar) lo pasas no mal, fatal.
Impotencia, rabia, dolor...muchas cosas me ha provocado esta pieza extraña, aséptica como el doctor, nos enseña todo sin que podamos hacer nada, de cerca para que quisiéramos hacerlo.
Peli de culto.