Beekeeper: El protector (2024), de David Ayer

Una pobre ancianita, que vive sola lejos del mundanal ruido, es víctima de unos estafadores informáticos que le “limpian” sus cuentas corrientes. No cuentan con su taciturno vecino Adam Clay, apicultor, tarea que le hace evocar su antiguo oficio de “beekeeper” o “cuidador de la colmena”, un operativo ultrasecreto del gobierno en Estados Unidos, con licencia para actuar con letales métodos heterodoxos para mantener el orden social. Y precisamente Adam cree que en este caso, aunque esté retirado, toca cuidar de la “colmena” y defenderla de los “avispones” que piensan que pueden actuar impunemente, amparados en el dinero, el anonimato y la acumulación de poder. Lo que significa que Derek Danforth, jovenzuelo inmoral hijo de un antiguo director de la CIA, va a convertirse en su objetivo.

Entretenida película de acción para lucimiento de su protagonista, y también productor, Jason Statham, que se lo pasa en grande en las abundantes escenas de peleas, explosiones y mamporros, impartiendo justicia a su particular modo. Aprovecha bien el guión de Kurt Wimmer, también productor, con estupendo de partida, que logra ganarse al espectador, quien indignado con la corrupción y la falta de escrúpulos morales estará deseando que Adam dé la lección que se merecen a los villanos de turno. Que nadie espere un libreto sofisticado, más bien estamos ante un tebeo de esos que en su disfrute produce una “placer culpable”, pues a poco que se piense, todo es bastante elemental y descabellado, pero qué importa. Cualquiera sabe que demasiados se aprovechan de su situación privilegiada para barrer en su propio beneficio, de modo aceptamos los desvaríos del inmaduro Derek, para ayudar a su mamá a hacerse con su importante trabajo, uno de los más codiciados del mundo, y una de las sorpresas de la cinta.

Wimmer es especialista en este tipo de tramas, y en acometer remakes y secuelas ideando escenas de traca, recordemos que escribió los guiones de cintas como Los mercen4rios, Salt, Un ciudadano ejemplar, El secreto de Thomas Crown o Esfera. De modo que está en su salsa, y además aquí pone imágenes a su historia un director muy competente, David Ayer, con el que ya colaboró en La prueba, dos décadas atrás.

Además, a los valores de una producción que da lo que pretende dar, se suman un director de fotografía estupendo, Gabriel Beristain, y algunos actores de prestigio como el veterano Jeremy Irons, Minnie Driver, una presencia fugaz, y Josh Hutcherson, elección perfecta para encarnar la indolencia juvenil.