Keylor Navas, hombre de fe (2017), de Dinga Haines

Biopic de Keylor Navas (1986), portero de fútbol profesional que se convirtió en el primer costarricense en vestir la camiseta del Real Madrid. La trayectoria del futbolista no fue nada fácil, los obstáculos fueron muchos y muy grandes, pero Keylor Navas, guiado por su fe en Dios, su tesón y su talento, puso los medios para llegar a lo más alto en el mundo del deporte profesional. Y lo consiguió.

Keylor Navas: Hombre de fe supone el debut en el largometraje de la directora costarricense Dinga Haines, quien también es autora del guión. Aunque se recoge brevemente su estancia en España –hay hasta cameos de futbolistas como Sergio Ramos, Marcelo, Modric o de Zidane y del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez–, la cineasta americana centra especialmente su historia en los primeros años de Keylor, un chaval de familia humilde, que vive en el pequeño villorrio Pérez Zeledón, en una zona selvática de Costa Rica. Sin apenas medios económicos, sin escolaridad, Keylor es hijo de padres separados, pero el amor y la fe en Dios es algo vivo con su madre, sus abuelos y su querido tío. El niño sueña con ser portero de fútbol y recibirá todo el apoyo posible.

La película se detiene gran parte del metraje en el itinerario que ha de emprender el Keylor niño (encarnado por José David Coste) y puebla de detalles los obstáculos que tiene que superar: su pequeña estatura, su suplencia en equipos infantiles, la soledad y el aislamiento. Ya en la juventud le asaltarán los momentos de duda, de decepción, la tentación de rendirse y tirarlo todo por la borda. Sin embargo, llama la atención la cantidad de personas que con un consejo, un gesto o con un acto de generosidad hacen posible que Keylor aguante el tipo y vaya superando, una a una, las trabas del camino que le llevó desde el pequeño club de Pedregoso, hasta el Deportivo Saprissa en San José y de ahí a España, para jugar en Albacete, Levante y finalmente en el Real Madrid.

Rodada principalmente en localizaciones naturales de Costa Rica, estamos ante una película de superación, donde brillan innumerables virtudes humanas y un gran cariño familiar. Su tono amable la hace apta para niños y jóvenes, aunque también se apuntan los peligros que acechan más cerca de la madurez, cuando los sueños infantiles se presentan como inalcanzables. Pero ahí entra para Keylor la fe en Dios.