Dybala: de la alegría del gol al llanto en el final

De la alegría por su gol para el 1-0 parcial a la tristeza por la derrota final. En esa montaña rusa de sensaciones anduvo Paulo Dybala en la final de la Europa League. Su aporte para la Roma esta vez no alcanzó. El argentino se anotó en el marcador pero, como le sucedió en otra final europea con la Juventus, se fue de Budapest con las manos vacías. El que levantó la Copa fue el Sevilla.

Aparición estelar

Después de días de incertidumbre sobre su presencia en la final de la Europa League, la Joya jugó desde el arranque y no decepcionó: a los 35 minutos del primer tiempo metió el 1-0 para que la Roma empezara ganando ante Sevilla.

"Está para jugar 20 ó 30 minutos", había dicho José Mourinho antes de finalizar la conferencia de prensa del día previo al duelo. El cordobés arrastraba una molestia en su tobillo desde hacía unas semanas y las posibilidades de que estuviera con la Loba en la final eran una incógnita, pero llegó. Apareció en el 11 titular y pegó primero.

El 1-0 de Dybala ante Sevilla

Ivan Rakitic se complicó y perdió la pelota en la mitad de cancha. Gianluca Mancini estuvo atento y no se demoró en filtrar un pase espectacular para la llegada de Paulo, que en dos toques ya estaba festejando: la acomodó a la carrera y cruzó un zurdazo ante la salida de Bono.

La desazón del final

No jugó 20 ni 30 minutos como había dicho Mourinho en la previa sino 66, momento en el que salió reemplazado por Georginio Wijnaldum. Su salida resintió el poco juego de la Roma y la balanza, en cuabnto al dominio del partido, se inclinó aún más para el Sevilla.

Antes de su reemplazo, el conjunto español había empatado gracias a un gol en contra de Mancini. El partido siguió igualado en el alargue y llegó la definición por penales. Allí, Dybala, a diferencia de lo ocurrido en Qatar, no festejó sino que sufrió a su compatriota Gonzalo Montiel, quien desde los 12 pasos le dio el triunfo y el título al Sevilla.

La imagen del final fue la de Dybala en el piso, con los ojos llenos de lágrimas por la derrota.