Picasso, Pablo Ruiz - Museo Nacional del Prado
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Picasso, Pablo Ruiz

María Teresa Martín Bourgon

(Málaga, 1881-Mas Notre-Dame-de-Vie, Mougins, 1973). Artista español. Director del Museo del Prado de 1936 a 1939. Hijo de José Ruiz Blasco, profesor de dibujo de la Escuela de Artes y Oficios de Málaga, y de María Picasso López. En 1891 la familia se traslada a La Coruña, y pocos años después, en 1895, a Barcelona. En su primer viaje a Madrid visita el Museo del Prado y se siente atraído por los grandes maestros cuya lección no olvidará nunca y con los que años más tarde establecerá un diálogo artístico. En 1896 ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando asistiendo irregularmente a clase, y allí comienza su formación artística dentro del realismo académico con Muñoz Degrain y con Moreno Carbonero. En Barcelona conecta con los grupos finiseculares más cosmopolitas y se integra en la tertulia de Els Quatre Gats, participando también del ambiente simbolista arraigado en círculos avanzados barceloneses. Visita París por primera vez en 1900, a partir de ese momento alterna sus estancias entre Madrid, Barcelona y la capital francesa, y realiza una serie de obras que constituyen un corpus homogéneo que será calificado más tarde como etapa azul, caracterizada por el alargamiento del canon, la utilización de gamas frías de color y el tono melancólico y ascético de las figuras, que no es ajeno a la influencia del Greco. En 1904 se instala definitivamente en la ciudad del Sena. Pronto conecta con miembros de la más avanzada vanguardia y acaba convirtiéndose en su líder. Vive en el barrio humilde de Montmartre, en un barracón que Max Jacob bautiza como Bateau Lavoir. Ese mismo año conoce a Fernande Olivier con la que comparte su vida hasta 1911. Aproximadamente en 1904 comienza la denominada etapa rosa, en la que desarrolla composiciones con formas clásicas y colores más cálidos, en las cuales los personajes abandonan el aislamiento de la anterior fase. La amistad con los hermanos Stein a partir de 1905 le pone en contacto con un círculo muy singular de artistas y escritores, y conoce a Matisse. Su famoso Retrato de ­Gertrude Stein está realizado en este periodo, entre 1905 y 1906. Ese último año conoce a Derain y realiza Adolescente desnudo con caballo. Veranea en Gósol, donde culmina el proceso de búsqueda, tanto formal como técnica, en torno al desnudo en el que estaba empeñado. Como consecuencia de ello, sus desnudos presentan una nueva volumetría rigurosa cuya raíz hay que buscar tanto en Ingres como en Cézanne. Frecuenta el Musée du Louvre y el de Ethnographie du Trocadéro que le atrae de una forma especial por su colección de arte primitivo y africano. La exposición de Cézanne de 1907 hace especial mella en él. Este año es clave en su producción, pues realiza Les demoiselles d'Avignon, obra tradicionalmente considerada como origen del cubismo, en la que plantea una nueva relación entre volumen y espacio, figura y fondo. La serie de paisajes de L'Estaque que Braque expone en 1908 despierta su interés. Pasa el verano de 1909 en Horta de Ebro y realiza vistas de sus alrededores en las que aplica una nueva forma de construir el paisaje, utilizando planos iluminados y sombreados en facetas, recurso derivado del conocimiento y reflexión de la pintura de Cézanne. La relación artística con Braque, al que había conocido en 1906, se hace cada vez más intensa, trabajando en estrecha colaboración a partir del invierno de 1908, embarcándose en la aventura del cubismo, que implica la configuración de un nuevo espacio pictórico, rompiendo con el sistema ilusionista perspectivo establecido en el renacimiento y perpetuado durante siglos. Su talante abierto propicia el contacto con las personalidades más dispares, hace amistad con intelectuales y artistas de muy variadas tendencias: Max Jacob, Guillaume Apo­llinaire, André Breton, Paul Eluard... Debido a su espíritu independiente no se adscribe a ningún movimiento ni firma manifiestos al uso. Su capacidad de creación inagotable le hace trabajar sin descanso. Excesivo en todas sus manifestaciones, tanto vitales como artísticas, mantiene numerosas relaciones afectivas. La Primera Guerra Mundial le sorprende en ­París, donde permanece recluido en su casa de la avenida Victor Hugo, que eventualmente comparte con Pablo Gargallo. En 1917, a través de Jean Cocteau contacta con Sergei Diaghilev y comienza sus proyectos de colaboración con los ballets rusos para los que realiza decorados y figurines. De esta manera conoce a Olga Koklova, bailarina del ballet, con la que inicia una relación amorosa que termina en boda al año siguiente. Con tal motivo viaja a Italia para realizar los decorados del ballet Parade con música de Eric Satie. Visita Roma, Florencia, Nápoles y Pompeya con sus famosos frescos, lo que junto al redescubrimiento de la escultura clásica tendrá enorme repercusión en sus obras futuras. Ejemplo de ello es La flauta de Pan (1923), en la cual el tratamiento de los volúmenes deriva del conocimiento del arte antiguo, en clara dependencia con la estatuaria romana, y utiliza un dibujo firme y simplificado y ciertos recursos que recuerdan la técnica del fresco. En 1919 viaja a Londres con los ballets rusos y realiza los decorados y el vestuario de El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla. A partir de su «retorno al orden», como consecuencia de su viaje a Italia, alterna dos lenguajes diferentes, sigue realizando obras cubistas, como Tres músicos, y otras de grandiosidad neo­clásica, como Mujeres en la fuente, en esa dualidad estilística que Eugenio d'Ors calificó de «Cuaresma cubista y Pascua clásica». El año 1921 es el del nacimiento de su primer hijo, Paul, que le inspira sus maternidades y temas infantiles. En 1923 conoce a André Breton y dos años más tarde participa en la primera exposición surrealista. Entre 1920 y 1930 sus figuras sufren una curiosa metamorfosis, crecen o se alargan de forma desmesurada. Se interesa también por la escultura y trabaja a lo largo de 1928 en el taller de Julio González, con el que aprende a utilizar la soldadura autógena. El Museo del Prado posee una interesante pieza, La dama oferente (1933), que fue legada por el propio artista a la pinacoteca española. En 1934 viaja a España con Olga y su hijo Paul. Probablemente el nacimiento de su hija Maya al año siguiente, habida de su relación con Marie Thérèse Walter, su nueva amante y modelo, provoca la separación de Olga. En 1936 es nombrado director del Museo del Prado por el Gobierno de la República. Ese mismo año participa en la decoración del Pabellón Español de la Exposición Internacional de París para el que pinta el Guernica. El nombramiento de director del Museo del Prado se produce mediante un decreto de 19 de septiembre de 1936, publicado en la Gaceta de la República del 25 del mismo mes. Picasso acepta el nombramiento, aunque no toma posesión del cargo, a pesar de las sugerencias de diferentes personalidades para que lo haga. Wenceslao Roces le envía una carta con copia del decreto de nombramiento instándole a ello y el entonces director general de Bellas Artes, Josep Renau, le escribe pidiéndole que se traslade a Madrid para llevarlo a efecto. Aunque no viaja a la capital española para hacer una toma de posesión formal, Picasso actúa en diversas ocasiones en calidad de director del Prado. Una de ellas con motivo del llamamiento al Congreso de Artistas Americanos, en Defensa de las Actividades del Gobierno de la República. En otras oportunidades lo hace como embajador de la cultura española en el exilio, apoyando las exposiciones de artistas exiliados en París. En realidad, aunque a Picasso se le suponía un talante liberal y republicano, nunca había hecho manifestación expresa de ello, si bien es cierto que la mayoría de sus amigos españoles eran republicanos y que él mismo había participado en 1935 en el Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura. La ratificación pública de su adhesión a la causa se hizo expresa a través de dos hechos relacionados entre sí: la aceptación del nombramiento de director del Museo del Prado y su participación en el Pabellón de la Exposición Universal de 1937 en París con el Guernica. Meses más tarde, The New York ­Times del 19 de diciembre de 1937 reproduce el comunicado de Picasso para el Congreso de Artistas Americanos en el que garantiza que las obras del Museo del Prado han sido puestas a salvo por el Gobierno de la República, a la que, añade, se siente moralmente obligado a adhe­rirse como artista comprometido para defender determinados valores que considera se encuentran en peligro. En 1936 comienza una nueva relación amorosa con Dora Maar. A finales de 1936 el Gobierno español solicita y obtiene su participación en el Pabellón Español republicano de la Exposición Internacional de París de 1937, donde Picasso presenta el Guernica, junto con un vaciado en cemento de La dama oferente y otras esculturas. Tras la derrota de la República y el advenimiento de la dictadura franquista, Picasso decide mantener la obra en su poder hasta que España vuelva a regirse por un sistema democrático. El Guernica y todos sus estudios previos y posteriores, «que no pueden ser separados», son depositados por Picasso en el Museum of Modern Art de Nueva York, con la condición de que sean devueltos «a los representantes calificados del Gobierno español cuando las libertades públicas sean restablecidas en España». En 1943 conoce a Françoise Gilot con la que convive durante diez años y con la que tiene dos hijos: Claude, nacido en 1947, y Paloma, nacida en 1949. A partir de 1947, Picasso se instala en Vallauris, en la Costa Azul, y comienza a realizar cerámicas, en total más de seiscientas piezas. En 1949 Louis Aragon elige La paloma, de Picasso, como cartel para el Congreso de la Paz. Un nuevo amor surge en su vida en 1954, la protagonista es Jacqueline Roque y con ella se instala en La ­Californie (Cannes). Allí realiza sus famosas series sobre obras de los grandes maestros: Delacroix, Velázquez, Manet, Poussin. Las mujeres de Argel, Las meninas, El almuerzo en la hierba, El rapto de las sabinas, etc. En 1960 se traslada a Mougins, donde vive y trabaja durante sus últimos años. Expone en todas las capitales importantes y su obra es reconocida universalmente. En 1963 se inaugura el Museu Picasso de Barcelona, cuya colección se verá engrosada años más tarde por la donación que el propio artista realizaría el 23 de febrero de 1970, consistente en un conjunto de obras constituido por trabajos de juventud, realizados en La Coruña y Barcelona, y otros correspondientes a la etapa de su colaboración con los ballets rusos. En 1971, con motivo de su noventa cumpleaños, Francia le rinde un homenaje. Dos años después acepta exponer su producción más reciente en el palacio de los papas de Aviñón y envía doscientos cuadros realizados entre septiembre de 1970 y marzo de 1972. Desgraciadamente no pudo conocer el éxito de la muestra porque murió el 8 de abril de 1973 en su casa de Notre-Dame-de-Vie, en Mougins. Por esta razón la exposición se convirtió en un homenaje póstumo al recién desaparecido artista, al que después seguirían otros muchos. A su muerte lega al Museo del Prado un importante conjunto de obras entre las que se cuenta una de las obras más emblemáticas de la pintura del siglo XX: el Guernica. El legado Picasso, que entra en el Museo del Prado en 1981, lo componen, además del gran lienzo Guernica, alrededor de sesenta dibujos, grabados y bocetos preparatorios y posteriores a la obra definitiva; junto con ellos, un ejemplar de la serie Minotauromaquia, realizada en 1935, y un molde de bronce de La dama oferente (1933). Picasso recuerda en una carta dirigida al propio Museum of Modern Art en 1970 la condición necesaria para que el Guernica sea devuelto a España, designando a su abogado, Roland Dumas, como persona autorizada para determinar, en su ausencia, si dichas libertades han sido restablecidas. En la misma carta, el artista recuerda a los responsables del Museo neoyorquino que su deseo ha sido siempre «ver esta obra y sus anejos volver al pueblo español». Hasta finales de la década de 1960 el Estado español no tuvo ninguna intención de recuperarla, pero desde entonces se suceden varias negociaciones infructuosas con el artista, con su abogado y con el Museum of Modern Art hasta que, muerto Franco y en marcha el proceso de transición a la democracia, se va perfilando la venida del conjunto a España; desde 1974 un grupo de abogados, dirigido por José Mario Armero, lleva la iniciativa en el intento de traer las obras. Tras la aprobación de la Constitución en 1978 y la celebración de elecciones en marzo de 1979 las gestiones se agilizan. En 1980 se crea una comisión encargada de dirigir los trámites relacionados con la venida de la obra; integran esta comisión Íñigo Cavero, ministro de Cultura, Carlos Robles Piquer, secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Alberto Aza, subsecretario adjunto al presidente del Gobierno, Javier Tusell, director general de Bellas Artes, y Rafael Fernández Quintanilla, embajador de España en Estados Unidos. Paralelamente, se comienzan las obras de acondicionamiento del Casón del Buen Retiro del Museo del Prado para la instalación del Guernica. Por fin, el 9 de septiembre de 1981 Íñigo Cavero, ministro de Cultura, firma el acta de entrega del Guernica y el conjunto de obras que lo acompañan, que salen ese día del Museum of Modern Art de Nueva York rumbo a Madrid. El largo y tortuoso proceso de recuperación del Guernica para el Estado español culmina el 10 de septiembre de 1981, con la llegada del gran lienzo y sus trabajos anejos al Prado y su instalación en el Casón del Buen Retiro. Picasso deseaba que su obra fuera expuesta en el Museo, y se considera que el Casón, que albergaba la pintura de los siglos XIX y XX, era el lugar adecuado para ello. En 1981 se celebra el centenario del nacimiento de Picasso, y la recepción del legado Picasso en el Museo del Prado y su presentación al público forman parte de los actos conmemorativos. La exposición Guernica se abre al público el 25 de octubre, coincidiendo con la fecha exacta del nacimiento del artista. En 1986 se recibe, entregado por la familia Picasso, un molde en bronce de La dama oferente, que forma también parte del legado del artista y que se expone en el Casón junto al resto de obras que lo integran. El legado Picasso permanece en el Casón del Buen Retiro hasta su traslado en 1992 al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Obras

  • Guernica, óleo sobre lienzo, 350 x 785 cm, 1937 (desde 1995 pertenece al MNCARS)
  • Boceto Guernica: cabeza de mujer llorando con pañuelo (III) (boceto 61), óleo sobre lienzo, 92 x 73 cm (adscrito al MNCARS) [P6945]
  • Naturaleza muerta, óleo sobre lienzo, 46 x 65 cm, 1912 (adscrito al MNCARS) [P7078]
  • Boceto Guernica: cabeza de caballo (i) (boceto 9), óleo sobre lienzo, 65 x 92 cm, 1937 (adscrito al MNCARS) [P7146]
  • Boceto Guernica: cabeza de mujer llorando con pañuelo (I), óleo sobre lienzo, 55 x 46,3 cm, 1937 (adscrito al MNCARS) [P7147]
  • Boceto Guernica: madre con niño muerto (I), barra de color, grafito y óleo sobre lienzo, 55 x 46 cm, 1937 (adscrito al MNCARS) [P7148]
  • Boceto Guernica: mujer llorando (I) (boceto 52), barra de color, grafito y óleo sobre lienzo, 55 x 46 cm, 1937 (adscrito al MNCARS) [P7149]
  • Boceto Guernica: madre con niño muerto (II) (boceto 58), óleo sobre lienzo, 130 x 194 cm, 1937 (adscrito al MNCARS) [P7150]
  • Boceto Guernica: cabeza de mujer llorando con pañuelo (II) (boceto 60), carbón, óleo y tinta sobre lienzo, 55 x 46 cm, 1937 (adscrito al MNCARS) [P7151]
  • La dama oferente, bronce, 1933 (adscrito al MNCARS) [E816]
  • Cabeza llorando (VIII), lápiz y pluma sobre papel amarillento, 901 x 584 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5349]
  • Estudio de composición para «Guernica» (I), lápiz sobre papel azulado, 210 x 269 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5405]
  • Estudio de composición para «Guernica» (II), lápiz sobre papel azulado, 210 x 269 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5406]
  • Estudio de composición para «Guernica» (III), lápiz sobre papel azulado, 210 x 268 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5407]
  • Estudio para el caballo (I), lápiz sobre papel azulado, 210 x 269 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5408]
  • Estudio para el caballo (II), lápiz sobre papel azulado, 210 x 268 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5409]
  • Caballo y toro, lápiz sobre papel marrón, 227 x 121 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5410]
  • Estudio para la cabeza del caballo (I), lápiz sobre papel azulado, 210 x 155 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5411]
  • Estudio para la cabeza del caballo (II), lápiz sobre papel azulado, 269 x 210 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5412]
  • Estudio de composición para «Guernica» (IV), lápiz y óleo, 537 x 647 mm, 1937 (adscrito al MNCARS) [D5413]

Bibliografía

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