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La inc�gnita de Raphinha: un barrio de proscritos, los bong�s de Ronaldinho y la contradicci�n en Barcelona

Actualizado

El extremo, titular con la Brasil de Tite que aspira a ganar el Mundial, ha enhebrado cuatro suplencias en un equipo que hoy se despide de la Champions.

Raphinha, la pasada semana, contra el Bayern en el Camp Nou.
Raphinha, la pasada semana, contra el Bayern en el Camp Nou.AFP

La imagen impact�. Mientras los hinchas del Bayern que habitaban en la buhardilla del Camp Nou se lo pasaban en grande vitoreando a sus futbolistas por haber logrado borrar otra vez al Barcelona de la Champions, un jugador azulgrana, Raphinha (Porto Alegre, Brasil, 1996), caminaba hasta el centro del campo. Solo. Con la cabeza hundida, aplaudi� a la nada y se qued� un rato all� parado, como si fuera incapaz de descifrar lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Raphinha, cuya sonrisa acostumbra a iluminar los desayunos en el comedor de la Ciutat Esportiva Joan Gamper y al que le gusta arrimarse a todo aquel que proyecta alegr�a, se hab�a quedado sin su escudo vital predilecto.

M�s all� de sus capacidades innatas como futbolista, Raphinha siempre encontr� refugio en esa sonrisa que viene apag�ndose. La misma con la que sali� adelante de cr�o entre los escombros del barrio de Restinga, un lugar que la dictadura militar de Brasil levant� espec�ficamente para los proscritos a mediados de la d�cada de los 60. Ante la necesidad gubernamental de convertir Porto Alegre en una ciudad agradable para sus ojos, la poblaci�n m�s humilde fue arrancada de sus casas del centro de la ciudad con lo puesto y deportada 25 kil�metros m�s all�, hasta Restinga. La pobreza, m�s llevadera cuando es invisible, podr�a seguir all� su curso. Ya se apa�ar�an sin infraestructuras, agua potable o electricidad. Raphinha, que alguna vez ha admitido que lleg� a pedir por la calle, es hijo de ese submundo nacido de la intolerancia social.

Mirar atr�s nunca es sencillo. Tiene ahora Raphinha una posici�n de privilegio. Juega donde siempre so��, en el Barcelona. Encuentra paz en su familia y su perro. Y no hay d�a que no le recuerden la larga relaci�n de amistad que mantiene su padre, Rafael, con su �dolo de la infancia, Ronaldinho. Porque Rafael, m�sico de profesi�n y conocido como Maninho, fue uno de los juglares predilectos de Ronaldinho durante su etapa en Barcelona. Le acompa�aban Corelio y Paulista, los otros componentes del grupo Samba Tri. C�mo olvidar la que se mont� cuando a Ronaldinho le dio por subirse con ellos al escenario de la Sala Bikini de Barcelona para darle a los bong�s, aunque mal escondido tras una m�scara.

El protagonismo de Demb�l�

Aquel cruce de caminos permiti� que Deco, pieza esencial en aquel Rat Pack de Ronaldinho en la era Rijkaard y con Joan Laporta como presidente, tejiera los lazos necesarios para acabar siendo el representante de Raphinha. Deco convenci� el pasado verano a Laporta de la conveniencia de un fichaje cuyo coste total, seg�n lo publicado, ascendi� a 58 millones de euros m�s otros siete en variables. Sobre las comisiones pagadas a Deco, el club prefiri� dejar la cantidad en la bruma.

La prioridad de Xavi Hern�ndez siempre fue la renovaci�n de Ousmane Demb�l�. Una vez conseguida, sorprendi� que el Barcelona se apresurara en atacar una operaci�n tan cuantiosa para otro extremo y dejar as� en barbecho la gran aspiraci�n del t�cnico azulgrana, la del interior Bernardo Silva. Aunque Xavi tambi�n ve�a con buenos ojos la llegada de Raphinha ante su idea inicial de que el Bar�a fuera un equipo de extremos.

Y Raphinha ofrec�a un registro que nada ten�a que ver con la histri�nica anarqu�a de Demb�l�. El brasile�o propon�a un apreciable esp�ritu de sacrificio tras haber pasado por las manos de Marcelo Bielsa en el Leeds. Ello llev� a Tite a convertir a Raphinha en titular fijo en esa Brasil convertida en una de las grandes candidatas a alzarse con el Mundial de Qatar.

Raphinha, frente a Gay�, el domingo en Mestalla.
Raphinha, frente a Gay�, el domingo en Mestalla.AP

Pero Raphinha se ha encontrado, de repente, apartado del gran escenario. Mientras Demb�l� aglutinaba protagonismo, la participaci�n del brasile�o fue menguando al comp�s de su confianza. De los 15 partidos jugados, s�lo en dos jug� m�s de 65 minutos. Se�alado por los descalabros ante el Inter y el Real Madrid, viene el brasile�o de enhebrar cuatro suplencias. En su �ltima aparici�n en Mestalla, donde asom� a falta de media hora, combin� un error en el remate con la asistencia que permiti� a Robert Lewandowski arrancar el triunfo. En este inicio de temporada, Raphinha apenas ha podido sumar dos pases de gol y s�lo ha visto una vez la red (en el Pizju�n).

En este Barcelona que este martes se despide de la Champions en Pilsen desde la intrascendencia, Raphinha tendr� una nueva oportunidad para resolver la inc�gnita de la sonrisa perdida.

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