Es inevitable nombrar sin pensar en ‘reggae’ o Bob Marley. Pero más allá de la música, la tercera isla más grande del mundo posee una exuberante riqueza natural, cultura, música, playas paradisiacas y una gastronomía exquisita, entre otras razones por las que debes visitar este destino caribeño y disfrutarlo en toda su dimensión.

Y es que, los jamaiquinos poseen varias raíces: holandeses, españolas, indígenas, inglesas, portuguesas, alemanas, así como otras más que les han dado una identidad propia. De ahí que su música, arte, danza, historia y entretenimiento sean el condimento de una comunidad multicultural que hoy da personalidad a todo el caribe.

Sin importar qué decidas hacer en Jamaica, la música ‘reggae’ será el alma del destino y la inspiración para descubrir todo lo que hay detrás de las obras famosas de sus artistas y cada uno de los rincones del destino. Por ejemplo, puedes tener la oportunidad de almorzar o cenar en una comunidad cimarrona mientras escuchas la historia Rastafari en un pueblo local junto al río.

Incluso, existe la posibilidad de visitar a sus artesanos, recorrer un museo y hasta caminar por el centro de cada una de las localidades del país que invita a “Sentir la vibra” o “Feel the Vive”, como ellos dicen localmente.

Su café, gente, exótica vegetación e historia te darán un recibimiento único en esta isla, cuyo nombre proviene de las palabras “Axarax Xamaca” y significa tierra de madera y agua. Así que a la hora de programar tu recorrido por Jaimaca, no dejes fuera los siguientes lugares que deben estar en tu lista: Ocho Ríos, las Dunns River Falls, Negril, Montego Bay, Port Antonio, la populosa Kingston y las Blue Montains.

Port Antonio y Ocho Ríos: una zambullida en el cine y el hedonismo

El paraíso natural que aparece en la película ‘La Laguna Azul’, protagonizada por Brooke Shields, en 1980, sí existe. Se ubica en Port Antonio, al este de Ocho Ríos y es considerada una de las zonas más bellas e inexploradas de toda Jamaica. Esta laguna situada ahí cambia de color según la posición del sol y es alimentada por el mar Caribe y chorros de agua fría de corrientes subterráneas. En ella se hacen recorridos nocturnos en balsa, mismo donde se da el dato que hasta el momento nadie ha podido tocar su fondo.

Foto: cortesía
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Frenchman’s Cove Beach, monumento al hedonismo

Si uno se preguntará cómo sería la playa ideal, sin duda, lo imaginado sería algo similar a la Frenchman’s Cove Beach, en Port Antonio que es todo un monumento al hedonismo. Su mezcla de arena dorada y agua turquesa entre dos lomas de pinos salvajes, son los elementos necesarios y únicos para que la mente y el cuerpo entren en un estado de inactividad, el paisaje parece salido de un sueño. Estando en este rincón se puede comprender a los filósofos contemporáneos que proclaman la contemplación. Este lugar es digno para poner pausa a todo, mantener la cama y entender el sentido de la vida al ser uno de los rincones más vírgenes de Jamaica.

Otra locación cinematográfica que inspirara a Ian Fleming para crear James Bond, se encuentra en la ciudad de Ocho Ríos, justo en una villa del resort de lujo GoldenEye. Aquí, Fleming escribió las 13 novelas del famoso agente. Además, en Port Antonio también se filmó la película Coctel, de 1988, protagonizada por Tom Cruise.

Un paseo cultural y ciclismo entre cafetales, a 3 mil metros de altura

Las montañas azules (Blue Montains) son la cuna del famoso Jamaican Blue Montain Coffee, considerado el mejor café del mundo. En esta zona de paisajes exóticos es donde se cosecha la marca de café más cara del mundo: Blue Mountain.

Para conocer los cafetales que dan tan exclusiva y escasa producción es necesario emprender una expedición en bicicleta de montaña o a caballo, con una duración de cuatro horas, a una altura de 3 mil metros sobre el nivel del mar. En el trayecto se visitan pequeñas fincas cafetaleras que ofrecen catas y la oportunidad de cosechar tus propios granos de café. Te internarás en caminos bañados por cascadas cristalinas, incluso, es posible nadar y escalar alguna de ellas con la ayuda de cuerdas. Al final, hay un picnic para contemplar el atardecer.

Se calcula que las montañas tienen 140 millones de años de antigüedad y se caracterizan por la enorme humedad de sus laderas boscosas, sacudidas regularmente por densas precipitaciones y en las que es posible apreciar una variedad de flora y fauna de enormes proporciones. Flores, mariposas, colibríes y el extrañísimo Chusquea Abietifolia (un árbol que da flores sólo una vez cada 33 años) conviven en esta montaña de ensueño, desde cuyo pico en días claros es posible ver la isla de Cuba, más allá de las cristalinas aguas del Caribe.

La magia de Kingston

La canción de UB40 llamada Kingston Town menciona que hay magia en Kingston y no se equivoca. Recorrer las calles de la capital mientras se escucha al grupo de Birmingham tiene sentido: uno cree saber a qué se referían con este Downtown, donde se dan cita la luminosidad del día y la de las estrellas durante la noche.

No en vano, en 2015 la ONU denominó a Kingston capital creativa del Caribe. Este lugar supone un fabuloso contraste con los habituales destinos de playa de la isla. Vertiginosa y ecléctica, es la ciudad de habla inglesa más grande al sur de Miami de todo el continente americano. Repleta de galerías y teatros, posee una riqueza cultural que se constituye en uno de sus principales atractivos, junto al legado arquitectónico y a la inigualable leyenda de Bob Marley, cuya casa ha sido hoy convertida en un museo que forma parte de cualquier recorrido turístico que se programe por la ciudad.

La zona tiene su esplendor en Orange Street, cuyas coloridas fachadas homenajean a la música y a la gastronomía de la isla a partir de murales callejeros dedicados a Marley, Jimmy Cliff, Marcus Garvey o Toots Hibbert.

Y también es un lugar para disfrutar de comida casera y probar el ackee and saltfish, plato oficial jamaicano, el cual es una fruta que se mezcla con un pescado muy similar al bacalao. Se puede comer en el desayuno, comida o cena al ser una exquisitez.

El ‘Reggea’ en toda su expresión entre nudismo y política

Si quieres conocer más de cerca la historia e importancia cultural de Jamaica, una de las paradas que debe estar en tu lista es Montego Bay, posee una inmensa y rica historia, cuyos orígenes se remontan al tiempo mismo de la llegada de Colón al Nuevo Mundo. Fundada en 1494 con el nombre de El Golfo de Buen Tiempo, fue un importante enclave español en los inicios del siglo XVI hasta que los británicos ocuparon Jamaica. Desde entonces, la ciudad fue un paraíso exento de impuestos y hogar de muchos hacendados ingleses ricos.

Y su lo que buscas es ver el ‘reggae’ en su máxima expresión, Negril también de figurar en tu recorrido al ser considerado un destino distinto, casi salvaje, fundamentalmente desde que en la década del setenta los hippies lo transformaron en su lugar preferido, invadiendo con sus particulares costumbres cada uno de los rincones de la ciudad y sus alrededores. En este mundo diferente es posible disfrutar de playas nudistas, del inconfundible ritmo del reggae, de magníficas puestas de sol o de la Jamaica que pocos turistas conocen, la de los ambulantes vendiendo camarones recién rescatados del mar con métodos que llevan cuatro siglos de antigüedad.

Foto: cortesía
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Jamaica, un auténtico destino cultural

Si de repente en tu andar por este Isla caribeña escuchas la palabra “guagua” y alguien tiende la mano para golpearla a modo de saludo, debes saber que no está llamando a ningún autobús, sino que se trata de la abreviatura de ‘What’s going on’ en idioma patois, su dialecto local.

Este armónico lenguaje es el patois jamaiquino, es cantado, colorido y enérgico que además evoluciona constantemente. Algunos se refieren a esta lengua materna como un “inglés roto”, fuertemente influenciado por la riqueza de su herencia colonial africana, española, francesa e inglesa.

El entusiasmo está presente todo el tiempo y como tal, el lenguaje es ruidoso, animado y puede parecer agresivo, especialmente en atmósferas como en un evento deportivo o en los oscuros pasillos de un bar de ron.

Cabe mencionar que las diferentes regiones dentro de la isla también tienen sus propios acentos y palabras, lo que hace aún más interesante una visita a esta bella isla. Afortunadamente, en las principales ciudades y pueblos turísticos, los jamaiquinos hablan mucho más claro que en las regiones rurales más profundas. Te las arreglarás si le pides al orador que reduzca la velocidad y "seh dat again" (di eso otra vez).

Foto: cortesía
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Patois Jamaiquino, presente en la música y las artes

Como el hogar del reggae, el dancehall y otros géneros de la música jamaicana, hay un sinfín de conciertos en vivo, espectáculos y festivales que completan un rico calendario de eventos todo el año en este destino donde el Patois sigue presente.

En la década de 1960, cuando los jamaiquinos estaban negociando su independencia de Inglaterra, las clases altas desaprobaban el dialecto local como el idioma de la gente pobre y sin educación. En el otro extremo del espectro, los músicos de reggae usaban el lenguaje para expresar su identidad, y las canciones llenas de descripciones de pobreza y conflictos políticos eran la corriente principal en ese momento.

Los poetas y los artistas de teatro también adoptaron el patois como su principal modo de comunicación. Una de esas poetas, la Honorable Louise Bennett-Coverly, usó su popular programa de radio para ayudar a llevar Patois a través de las ondas de radio a la sociedad en general. Durante más de 20 años, Miss Lou, como la llamaban cariñosamente, interpretó su poesía a nivel local e internacional, ayudando a consolidar el patois como un idioma común y establecido de Jamaica

Por ello, hoy hablar el idioma es una forma de orgullo ya que es fácilmente reconocido en todo el mundo. Esto se debe en parte al aumento de la popularidad de la música reggae con leyendas como Bob Marley y más tarde Shaggy.

El poder comprender o decir algunas palabras en patois te permitirá sumergirte en esta cultura y ganarte el cariño de las personas con las que interactuarás.

Por ejemplo, cuando pasees por los mercados, elije una fruta o verdura exótica y pregunta "¿un wah dis?" (¿qué es esto?) o señala algo y di “¿a wah dat?" (¿qué es eso?). Cuando hayas decidido qué comprar, necesitará saber “¿a how much fi dis?" (¿cuál es el precio?) y podrás obtener un poco de "brawta" (un poco más) si el vendedor está de buen humor.

Una forma de comenzar tu incursión en el patois es comenzar a dejar caer la 'r' al final de palabras en inglés como water (agua), sugar (azúcar) y driver (conductor), para que se conviertan en "wata, suga, driva" con su énfasis en la última sílaba: "wat- AH, sug-AH, driv-AH”.

Los saludos comunes incluyen el siempre popular "wah gwaan" y "likkle more", que significa "hasta luego".

El Patois es tan jamaicano como las deslumbrantes playas y los atardeceres que te quitarán el aliento, por estas y muchas más razones debes visitar Jamaica por lo menos una semana y adentrarte en cada una de sus regiones para vivir de cerca la belleza natural de sus paisajes al ritmo de ‘regaae’.

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