Ollas de Paquimé: El barro hecho arte – Chiquearte
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Ollas de Paquimé: El barro hecho arte

Con pico y pala, los artesanos de Mata Ortiz, pueblo del municipio de Casas Grandes, Chihuahua, salen al campo, al cerro, a obtener la materia prima para crear sus piezas. Ellos transforman la tierra en obras de arte, en ollas de Paquimé.

Mata Ortiz se encuentra muy cerca de la zona arqueológica de Paquimé, una ciudad que no se organizó alrededor de una pirámide dedicada a un dios, pero que sí logró resguardar a sus habitantes de las inclemencias del desierto norteño mexicano.

Ahí, sin que ni siquiera lo imaginaran sus antiguos pobladores, inició la tradición artesanal de este pueblo de Casas Grandes… Y es que, las ollas de Paquimé actuales están inspiradas en las vasijas de cerámica que fueron encontradas en la zona arqueológica. Dichas piezas, según los arqueólogos, fueron parte de las ofrendas que conformaban las honras fúnebres de los paquimenses.

Sus diseños son muy característicos, por lo que es fácil reconocer el arte de Paquimé. Las figuras emblema son las grecas escalonadas y las guacamayas estilizadas, aunque también aparecen serpientes. Otro de los diseños presentes son las formas antropomorfas.

Un legado rescatado del olvido

Cinco siglos después de haber sido abandonada Paquimé, los habitantes de Mata Ortiz recuperaron las técnicas de manufactura y el estilo de la cerámica de la cultura de Casas Grandes. Ahora, las artesanías que crean son parte de su identidad y una forma de generar recursos económicos.

Juan Quezada es el iniciador de la tradición de las ollas de Paquimé actuales, fue él quien rescató del olvido este trabajo. Durante su juventud, Quezada conoció las vasijas encontradas en la zona arqueológica. Encantado por sus diseños, decidió investigar más sobre cómo fueron hechas, así que comenzó a experimentar con los materiales y el proceso de elaboración de estas piezas de cerámica. El barro, la pintura, la pulida y la quemada fueron parte de sus experimentos, los cuales tenían como objetivo la creación de un arte lo más similar posible al de los antiguos paquimenses.

Cuando lo logró, Juan empezó a enseñar todo el proceso a otros pobladores. Hoy, la economía del pueblo se sustenta, principalmente, de la alfarería. Y así como hay artesanos que hacen todo el proceso de creación, muchos otros habitantes se dedican solo a una de las actividades que hacen posible este arte: unos recolectan el barro y lo venden, otros moldean las piezas, mientras que unos más las pintan únicamente. Así pues, todo el pueblo está inmiscuido, de una u otra forma, en la alfarería.

¿Cómo se elabora una olla Paquimé?

Dependiendo del tamaño de la pieza, su creación puede llevar de unos días (cuando son sumamente pequeñas) hasta 1 o 2 meses.

La olla Paquimé inicia con la recolección del barro, el cual es recolectado por el propio artesano o por algún otro poblador de Mata Ortiz, de las inmediaciones del pueblo, es decir, es un barro totalmente local.

Tras limpiar el barro, se crea la masa con la que se trabajará, la cual se tortea. Algunos artesanos usan moldes de yeso para irle dando forma de vasija, otros solamente usan manos para moldear la vasija. Cuando ya se tiene la forma de la olla, se deja secando, para luego lijarla, acción que por lo menos se lleva a cabo 3 veces, pues la finalidad es quitar todas las imperfecciones. Terminado este paso, se pule la pieza con jabón.

Por fin, llega el momento de darle color a la cerámica. Para ello, se utilizan pinceles hechos con cabello humano y los colores son obtenidos de minerales locales, así que son totalmente naturales. Líneas, figuras geométricas, espirales, animales son algunos de los diseños que los artesanos plasman. Algunos, en lugar de color, usan la técnica del esgrafiado, es decir, dibujan con agujas. Para ello, la pieza debe pasar previamente por ser empastada y bruñida.

Para terminar, se pasa al horneado de la pieza, el momento más crítico de todo el proceso, ya que la olla puede reventarse. Las vasijas se colocan sobre una cama de aserrín y encima de ellas se pone un recipiente de metal que las cubre totalmente. Ya en esta posición, el recipiente con las piezas es cubierto con leña, a la cual se le prende fuego. Ahí pasarán aproximadamente 1 hora y media para obtener brillo e incluso un color que busque obtener el artesano.

Mata Ortiz es un pueblo ampliamente reconocido por su arte, el cual ha viajado a otros partes del mundo representando a México.

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