El 5 de junio de 1912, el periódico El Tiempo publicó en su primera plana una nota con el encabezado Francisco Villa es traído a esta capital para juzgarlo. La noticia daba cuenta de un fuerte enfrentamiento entre las fuerzas comandadas por Pancho Villa y las filas de caballería de Antonio Rábago, quien tenía órdenes de aprehenderlo por instrucción del general Victoriano Huerta, jefe del Ejército Federal que combatía la insurrección promovida por Pascual Orozco en contra del gobierno de Francisco I. Madero.

El motivo de la captura de Villa fue un hecho fortuito: una yegua pura sangre fue decomisada por un oficial federal mientras estaba bajo el resguardo de los villistas. Esta acción molestó al llamado Centauro del Norte, por lo que acudió a Huerta para que la regresaran de inmediato. Esto desató diferencias que terminaron en una discusión y, eventualmente, en una acusación por sospecha de insubordinación.

Diferentes versiones de lo sucedido circularon al día siguiente; se decía que Huerta había mandado capturar a Villa para prevenir una posible insubordinación después de enterarse de que le había enviado un telegrama a Madero en el que pedía su separación de las tropas. Otra versión decía que el mismo Villa se había acercado para solucionar el problema cuando fue interceptado por los huertistas con quienes sostuvo un sangriento enfrentamiento.

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Imagen 1. Nota periodística Francisco Villa es traído a esta capital para juzgarlo, México, 5 de junio de 1912

Sin importar la versión, Villa fue llevado hacia el paredón de fusilamiento; sin embargo, luego de que el pelotón de fusilamiento fuera varias veces interrumpido, el general Francisco Castro dio la orden de detener la ejecución y escoltar a Villa al tren para que emprendiera un viaje a la Ciudad de México. Este momento pudo ser uno de los más angustiosos e indignantes de su vida, pues se encontró frente a la posibilidad de morir en condiciones de traidor.[1]

Mucho se especula de los motivos que detuvieron la ejecución, entre ellos están las peticiones que hicieron los hermanos Raúl y Emilio Madero, junto al mismo general Castro, y que fue instrucción directa del presidente, quien en su comunicación oficial declaró que el general Huerta puso a disposición de la Secretaría de Guerra a Francisco Villa por cometer algunas faltas que ameritaban castigo.[2]

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Imagen 2. Hombres ejecutados en el paredón, sin fecha

El 7 de junio, Villa llegó a la estación Buenavista, en la Ciudad de México, y fue recibido por una multitud de reporteros y gendarmes, que lo transportaron a un cuartel federal. El destino para el revolucionario era la penitenciaría de México, el llamado Palacio Negro de Lecumberri, en donde le esperaba una celda oscura y poco ventilada que lo mantendría aislado de los demás presos.

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Imagen 3. Francisco Villa parado junto a una máquina del ferrocarril, 1912.

Días después comenzó el juicio en su contra. Villa solo sabía que se le acusaba por insubordinación y desobediencia, pero el juez sumó el delito de robo, pues se argumentaba que se había robado a la yegua, y saqueo, supuestamente por apoderarse de ciertas cantidades de dinero y propiedades dentro de la región de Parral, Chihuahua.

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Imagen 4. Villa y un grupo de Dorados rinden las armas en Sabinas, sin fecha

Finalizado su aislamiento, Villa se enteró de que dentro de la crujía B de Lecumberri se encontraba el coronel zapatista Gildardo Magaña, quien había sido interceptado durante su paso por la capital cuando intentaba hacerle llegar el famoso Plan de Ayala a la facción orozquista. El Centauro del Norte le hizo llegar golosinas, bebidas y cigarros para presentarse y hacerle saber que conocía su nexo con Emiliano Zapata, además, aprovechó para preguntarle sus motivos para rebelarse contra Francisco I. Madero, confesarle que planeaba vengarse de Huerta e insinuarle que se fugaran hacia donde se encontraba Zapata; sin embargo, Villa terminó por arrepentirse de la fuga porque confiaba en que Madero los sacaría de Lecumberri.

Con esa confianza impresa en Madero, Villa buscó contactarlo. Pulió sus habilidades ortográficas con el mismo Magaña y le escribió varias cartas al presidente pidiendo una audiencia para entablar el diálogo. Mientras esperaba una respuesta, desarrolló su afición por los libros, los cuales le ayudaron a sobrellevar el encierro.

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Imagen 5. El coronel Francisco Villa y su denominado Estado Mayor, 1911

En octubre, Antonio Méndez Castellanos, un abogado que le ofreció a Villa llevar su caso de manera gratuita, publicó un manifiesto dirigido al presidente Madero en el que expresaba las calumnias de la prensa y la falta de pruebas para inculpar al caudillo, además, reafirmó las hazañas militares del general Villa como parte de la revolución maderista.

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Imagen 6. Petición de indulto para el general Francisco Villa por parte de Antonio Méndez Castellanos, 1 de octubre de 1912

Días después, Méndez Castellanos volvió a escribirle al presidente para anunciarle que había presentado dos escritos al Juzgado de Instrucción Militar, uno referido a la petición de libertad bajo caución y otro en el que pedía la práctica de las debidas diligencias para justificar las cantidades de dinero que Villa había obtenido por las campañas militares en favor de la defensa de Chihuahua, por lo que suplicaba al primer jefe interponer su ayuda para promover la libertad a su defendido.

Para finales de octubre, Méndez Castellanos le agradeció al señor presidente haber concedido la audiencia en la que pactaron el traslado del general Villa a otro de los cuarteles ubicados en la capital mexicana. También le hizo llegar un nuevo manifiesto en el que denunciaba las acusaciones del diputado Nemesio García Naranjo publicadas en el periódico La Tribuna sobre la supuesta intención del gobernador de Chihuahua, Abraham González, de liberar a Villa para nombrarlo jefe de armas.

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Imagen 7. Manifiesto de Antonio Méndez Castellanos hacia Nemesio García Naranjo, director del periódico La Tribuna, 20 de octubre de 1912

Villa se encontraba desolado y desesperado, incluso ya había manifestado que, de no obtener el cambio de prisión, buscaría el exilio en otro país hasta que su juicio se resolviera, pero pronto llegó la tan ansiada noticia. Después de todos los esfuerzos del presidente, el 7 de noviembre de 1912, Villa dejó Lecumberri y fue trasladado a la prisión militar de Santiago Tlatelolco, de donde se escapó un mes después.

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Imagen 8. Oficio del diputado Juan Sánchez Azcona, secretario particular del presidente Madero, en el que le informa a Antonio Méndez Castellanos sobre el traslado de Francisco Villa a la prisión de Santiago, 7 de noviembre de 1912.

El periodo que Francisco Villa estuvo recluido en Lecumberri fue un lapso oscuro para el caudillo, pues estaba acostumbrado a las campañas militares en la lucha revolucionaria con el pueblo. Sin embargo, también fue un momento que le ayudó a conectar con la historia nacional a través de los libros que se encontró en el camino y en el que aprendió a utilizar el arma de la palabra escrita para expresar su ideal siempre fiel a Madero y a la revolución.

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Imagen 9. Retrato de Francisco Villa, 1911

 

[1]Paco Ignacio Taibo II, Pancho Villa. Una biografía narrativa, México, Planeta, 2006, pp. 132-135.

[2] Ibidem

 

Fuentes consultadas:

Antonio Méndez Castellanos al presidente Francisco I. Madero, 1912, en AGN, México Contemporáneo, Archivos Presidenciales, Fco. I Madero, caja 009, exp. 222-1.

Juan Sánchez Azcona, secretario particular del presidente Madero, a Antonio Méndez Castellanos, 7 de noviembre de 1912, en AGN, México Contemporáneo, Archivos Presidenciales, Fco. I Madero, caja 034, exp. 220-3.

 

Referencias de imágenes:

Imagen 1. Nota periodística Francisco Villa es traído a esta capital para juzgarlo, México, 5 de junio de 1912, en AGN, Biblioteca-Hemeroteca Ignacio Cubas, El Tiempo, Ciudad de México, año XXIX, núm. 9506.

Imagen 2. Hombres ejecutados en el paredón, sin fecha, AGN, Archivos Fotográficos, Enrique Díaz, Delgado y García, caja 1-7.

Imagen 3. Francisco Villa parado junto a una máquina del ferrocarril, 1912, AGN, Archivos Fotográficos, Propiedad Artística y Literaria, La Rochester. Revolución/35, caja 17, PAL- 2675.

Imagen 4. El coronel Francisco Villa y su denominado Estado Mayor, 1911,  AGN, Archivos Fotográficos, Enrique Díaz, Delgado y García, caja 1-7.

Imagen 5. Coronel Francisco Villa con su ametralladora y un grupo de revolucionarios, 1912, AGN, Archivos Fotográficos, Enrique Díaz, Delgado y García, caja 1-7.

Imagen 6. Petición de indulto para el general Francisco Villa por parte de Antonio Méndez Castellanos, 1 de octubre de 1912, en AGN, México Contemporáneo, Archivos Presidenciales, Fco. I Madero, caja 009, exp. 222-1.

Imagen 7. Manifiesto de Antonio Méndez Castellanos hacia Nemesio García Naranjo, director del periódico La Tribuna, 20 de octubre de 1912, en AGN, México Contemporáneo, Archivos Presidenciales, Fco. I Madero, caja 009, exp. 222-1.

Imagen 8. Oficio del diputado Juan Sánchez Azcona, secretario particular del presidente Madero, en el que le informa a Antonio Méndez Castellanos sobre el traslado de Francisco Villa a la prisión de Santiago, 7 de noviembre de 1912, en AGN, México Contemporáneo, Archivos Presidenciales, Fco. I Madero, caja 034, exp. 220-3.

Imagen 9. Retrato de Francisco Villa, 1911, AGN, Archivos Fotográficos, Propiedad Artística y Literaria, H. J. Gutiérrez-Revolución-97, caja 10, PAL-1482.