La rivalidad con Marlon Brando y otras siete leyendas sobre Montgomery Clift

Este octubre Edward Montgomery Clift habría cumplido 94 años y acaba de publicarse una biografía plagada de escándalos del actor. Es un doble motivo para repasar sus ocho leyendas más famosas.

Este mes de octubre que ahora termina, Edward Montgomery Clift habría cumplido 94 años. Para ser más exactos, él y su hermana gemela Roberta, que nació el mismo día que él. Pero Monty sólo pudo cumplir 45. Por otra parte, ** acaba de publicarse en EE.UU. una biografía del actor perteneciente a la serie “Escándalos de Hollywood”, de la especialista Anne Helen Petersen.** Es un doble motivo para refrescar ocho leyendas urbanas (y ciertas) sobre uno de los grandes mitos y representantes del glamour del Hollywood clásico.

La rivalidad con Marlon Brando

Montgomery Clift coincidió con Marlon Brando en el Actor’s Studio. Se decía que las chicas que estudiaban en la mítica academia de actores no sabían a cuál de los dos mirar o admirar. Una de ellas dejo una frase para la posteridad: “Marlon posee un magnetismo animal y Monty es la elegancia personificada”. Montgomery decía que Brando era “demasiado payaso y baboso”, y Brando que Monty era “serio e intenso”, y que se comportaba ** “como si tuviera una batidora en el trasero y quisiera que nadie se enterase”.** Como ven, más que rivalidad entre ellos existía un considerable pique.

Las mujeres como buenas (o malas) consejeras

En los primeros años 40, en los que se instaló en Nueva York, Monty conoció a Libby Holman, una antigua estrella de Broadway que se convirtió en su principal consejera. “Gracias” a ella, rechazo los papeles protagonistas de ‘El crepúsculo de los dioses’ o ‘Solo ante el peligro’. Tal vez por consejos como éstos prefirió arrimar su ascua a la sardina de otra actriz, Mira Rostova, que le llevó por mejor camino, pero cuya actitud que desesperaba a los directores: Monty le hacía más caso que a sus jefes incluso en los aspectos técnicos de los rodajes. Como la madre de la Pantoja, pero sin lazos de sangre (ni desfalcos) .

Un actor difícil de dirigir

La primera película que se estrenó de Montgomery Clift (y la segunda que rodó) fue ‘Los ángeles perdidos’, cuyo guión original gustó mucho al actor. Pero éste fue reemplazado por una versión del mismo del hijo del productor, lo que molestó sobremanera a Monty, que decidió improvisar sus diálogos acercándolos más a los primigneios, lo cual desencadenó una lluvia de acusaciones y reproches con abogados de por medio. Curiosamente, el guión ganó el Oscar en 1948, lo que en parte convertía a Clift en responsable del premio.

El extraño amor (jamás consumado) de Liz Taylor

Durante el rodaje de ‘Un lugar en el sol’, Liz Taylor quedó deslumbrada por la técnica (actoral) de Clift, y se puso profesionalmente en sus manos. Por aquel entonces, Monty estaba tan entregado al “método” que era capaz de encerrarse una noche en una penitenciaría para preparar una escena o de pasar seis días entre los curas de una orden de Quebec para rodar ‘Yo, confieso’. Siempre se dijo que Montgomery Clift estuvo locamente enamorado de Liz Taylor, pero fue Liz Taylor la que quiso casarse con él (también es cierto que Liz Taylor quiso casarse, y lo hizo, con medio planeta Tierra) y Clift el que no aceptó. Entre ellos quedó siempre una relación de profunda amistad y cariño, bastante difícil de encontrar en el Hollywood de la época.

Su nunca reconocida (por él) homosexualidad

Tal vez en esta decisión de Montgomery Clift de no casarse con los ojos más bellos del cine tuvo algo que ver su supuesta homosexualidad, o tal vez bisexualidad, una condición que nunca reconoció públicamente y que siempre le atormentó. Su vida privada estuvo exenta de escándalos: no salía con chicas pero tampoco se le reconocieron relaciones con hombres, frecuentaba fiestas pero no era de los que las cerraban, etc. Y cuando hablaba de mujeres lo hacía de una manera ambigua, que se parecía más a una campaña de despiste que al fanfarroneo de un gallito de corral. Se dice que en una reunión íntima confesó: ** “no lo entiendo, en la cama quiero a los hombres, pero realmente amo a las mujeres".**

‘De aquí a la eternidad’ y la homofobia de Sinatra El rodaje de ‘De aquí a la eternidad’ (1953) , está repleto de anécdotas. Para empezar, su director Fred Zinneman decía que trabajar con Montgomery era un lujo, porque obligaba a los demás actores a dar lo mejor de ellos. Fiel al “método”, aprendió a tocar la corneta, a boxear, volvió a reducir sus diálogos porque creía que su personaje debía ser un tipo lacónico… Lo que no redujo fue su asistencia a fiestas. Durante el rodaje, Frank Sinatra, James Jones (autor de la novela) y él se cogían unas cogorzas considerables, que acabaron transformándose en una gran amistad entre Sinatra y Monty, al que consideraba en parte responsable del Oscar que ganó por la película. ** Hasta que en una fiesta que Frankie daba en Bel Air, “La Voz” descubrió la orientación sexual de Monty… y ordenó que lo echaran de su casa.** Sinatra hacía las cosas así. A su manera. Pero no fue el único: John Wayne y Walter Brennan se mantuvieron alejados de él durante el rodaje de ‘Río rojo’ (1948) tras descubrir esos rumores de homosexualidad.

Su accidente y sus ángeles de la guarda

En 1956 le cambió la vida. Durante el rodaje de ‘El árbol de la vida’ (la de Edward Dmytryk, no la de Terrence Malick) , y abandonando la casa de Elizabeth Taylor tras otra de esas fiestas que frecuentaba pero de las que no era precisamente el alma, su coche se empotró contra un poste de teléfonos que surgió de la niebla y el alcoho l. La propia Liz entró en el coche y le extrajo dos dientes que se habían clavado en su garganta y le estaban asfixiando. Rock Hudson, Michael Wilding (marido de Liz) y Kevin McCarthy evitaron que los fotógrafos le retrataran en ese estado. Fue sometido a una delicadísima operación de cirugía plástica: nariz, mandíbula, labio superior… A Monty le reconstruyeron por fuera, pero los dolores le acompañaron durante el resto de su vida. Enganchado a las pastillas, ni él ni su memoria volvieron a ser los mismos.

La decadencia y el final

El desertor’ fue su última película. Desde el accidente, su memoria le jugaba malas pasadas que a veces se traducían en ayudas y apoyos de compañeros como Spencer Tracy y otras veces en demandas por parte de la Universal. Incluso en el rodaje de ‘Vidas rebeldes’, ** Marilyn llegó a decir que Monty era la única persona que conocía que estaba peor que ella.** En su última actuación, Montgomery Clift pidió no ser doblado en ninguna escena. Pese a su lamentable estado de salud, lo consiguió. Su meta era rodar a continuación ‘Reflejos en un ojo dorado’ con su gran amiga, confesora y apoyo Liz Taylor. Pero murió antes de rodarla. Monty nunca llegó a saber que su sustituto fue su gran rival: Marlon Brando.

Montgomery Clift murió en Nueva York el 23 de julio de 1966, a los 45 años de edad. Le encontraron solo, boca abajo, desnudo, tan solo llevaba puestas sus gafas de sol. Según su secretario personal, esa noche la televisión emitió ‘Vidas rebeldes’. Pero Monty no quiso verla.

‘No soy raro, sólo estoy intentando ser un actor; no una estrella, un actor’ (Montgomery Clift) .