En el mundo de la moda hay distintos papeles que jugar y visiones coloridas; puede que no siempre coincidamos, pero Miranda Priestly es un tema que nos une.

Cuando The Devil Wears Prada, o en español, El diablo viste a la moda —escrita por Lauren Weisberger y puesta en escena gracias a Aline Brosh Mckenna—aparece dentro de una conversación, las posturas en torno a ella se revelan. El personaje de Miranda Priestly interpretado por Meryl Streep —quien por cierto estuvo nominada en los premios Óscar como Mejor Actriz por su actuación en la película—, pinta a las editoras de una forma que te haría querer hacer renunciar de inmediato, tal y como le pasó a Andrea Sachs, interpretada por Anne Hathaway.

¿Recuerdas cuando Andy tuvo que conseguir el manuscrito de Harry Potter para las gemelas?, o ¿cuando Emily Charlton, interpretada por Emily Blunt colapsa de nervios? La realidad es que la situación no la convierte en el personaje más malo de la historia. En el caso de Miranda, su carácter la vuelve incomprendida en la vida real.

Después de infiltrarnos en el mundo de las revistas, tenemos una idea mucho más clara del escenario. Por ello, te compartimos cuatro razones por las que deberías perdonar a la Dragon Lady, ¡y hasta tomarla como ejemplo!

Su pasión

Si algo nos queda claro desde el minuto uno, es que el personaje de Miranda ama su trabajo. Además de manifestar perfectamente las cualidades que busca en una asistente, entiende que su corazón la ha llevado lo más lejos.

Cuando su puesto en Runway, la revista más aclamada de Estados Unidos, se vio amenazado, declaró: La realidad es que nadie puede hacer lo que yo hago. Encontrar el valor en ti misma, es algo que difícilmente se logra.

 

4 lecciones que aprendimos de Miranda Priestly

Su concepto de lealtad

“La lista” fue la razón por la cual el presidente de la editorial reconsideró su decisión de reemplazarla. Miranda no sólo acunó a talentos como James Holt, además, les transmitió el mensaje de ser leales, tal es así que ellos mismos prometieron seguirla a donde fuera. Si bien, sus medidas obsesivas de volar el teléfono de Andy son cuestionables, no podemos negar que siempre estuvo a pie de batalla por su marca y su equipo.

 

4 lecciones que aprendimos de Miranda Priestly

Su ojo para el talento

Es verdad, cuando Meryl Streep conoce a Andy, ella no cumplía con la “imagen” de la chica Runway, pero tuvo algo mucho más poderoso: su talento. Aún en los momentos más desafiantes de su estancia en la revista, supo solucionar y reaccionar.

Un cambio de look dio la pauta, y aunque el novio de Andy y muchos se cuestionen esa transformación, la realidad es que sólo fue el pretexto para que sus sueños se volvieran más grandes. Por eso la recomendó.

 

4 lecciones que aprendimos de Miranda Priestly

Su exigencia

Para Miranda no hay vacaciones ni descansos, ni siquiera para pararse a comer. Aunque rara vez esa suele ser una exigencia, poco a poco nos convertimos en ESA chica.

Cuando el trabajo es muchísimo y además nos apasiona, solemos pasarnos horas en el escritorio. Revisando, editando y tratando de que todo salga de lo mejor sin importar que no ganemos un millón de dólares.

La exigencia de Miranda no era sólo para sus asistentes o sus demás colegas, era para sí misma. Sin quererlo, Andy aprendió una de las lecciones más valiosas en la industria, a volar sola.

 

*FOTOS: Cortesía.