Miguel Miram�n

Miramón era un conservador y monárquico que creía en la defensa de los llamados valores e instituciones tradicionales de México. En consecuencia, se le ha tildado en varias ocasiones como defensor de la aristocracia reaccionaria y generalmente es recordado por haber sido un comprometido defensor de los fueros, la Iglesia Católica y el ejército. 

Se convirtió en líder de las fuerzas conservadoras durante la Guerra de la Reforma y se desempeñó como presidente del gobierno rebelde en la ciudad de México en ese momento. Antes de esto, sin embargo, en 1846, Miramón se unió al Colegio Militar y luchó contra la Invasión Norteamericana y fue llevado prisionero a la edad de 15 años cuando las fuerzas estadounidenses asaltaron Chapultepec. 

Durante su adolescencia y principios de los años veinte, fue eascendiendo en el escaafón militar. En 1852 fue nombrado subteniente de artillería y un año después capitán. Enseñó 'Tácticas y de Infantería' en el Colegio Militar. 

Durante la Revolución de Ayutla 1854-1855 luchó contra los liberales en defensa del gobierno dictatorial de Santa Anna. Cuando triunfó la Revolución, huyó a Puebla para luchar contra Ignacio Comonfort. Estuvo a punto de ser capturado, pero fue salvado en el último momento por Leandro Valle, un viejo amigo de la universidad militar. 

En la Guerra de Reforma de 1858-1860, se desempeñó primero como teniente. Miramón se ganó una reputación por su crueldad cuando el 11 de abril de 1859, ordenó la ejecución de civiles inocentes y médicos junto con oficiales de los ejércitos constitucionales. 

Diversas fuerzas dentro de las filas conservadoras se disputaban el poder presidencial cuando tomaron la capital, pero Miramón fue elegido como presidente interino de la República por mayoría de votos del Departamento de Representantes el 2 de febrero de 1860. Cuando se convirtió en presidente, ni Juárez ni los Estados Unidos reconocieron la legitimidad de su gobierno. Los Estados Unidos llegaron a enviar un embajador al gobierno de Juárez que se había establecido en Veracruz. 

El 13 de agosto se puso el poder en manos del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Ignacio Pavón. Él continuó las hostilidades contra los ejércitos liberales. El General Santos Degollado y otros líderes republicanos del ejército constitucional obligaron Miramón a retirarse de nuevo a la ciudad de México. Renovó nuevamente las hostilidades contra los liberales y trató de marchar a Veracruz hasta que fue vencido por las tropas del general Jesús González Ortega en San Juan del Río, Querétaro, el 22 de diciembre de 1860. Su gobierno terminó cuando renunció dos días después, el 24 de diciembre y huyó a La Habana y luego a Europa. 

En Francia Miramón fue recibido por Napoleón III y participó en sus negociaciones con el archiduque Maximiliano de Austria. En España fue recibido por la reina Isabel II. Se trasladó a Italia y luego intentó volver a México, a pesar de que la marina británica le impidió desembarcar en Veracruz forzando su regreso a Europa. 

Fue sólo una vez que la intervención francesa (1862-1867) se puso en marcha, cuando Miramón fue capaz de regresar a México el 28 de julio 1863, donde ofreció sus servicios al Imperio. El archiduque, que había sido coronado "Emperador Maximiliano de México", nombró a Miramón Gran Mariscal del Ejército Imperial. Fue enviado a Berlín para estudiar las tácticas militares. 

Regresó en 1866 y organizó el ejército imperial contra las fuerzas republicanas cada vez más eficaces y fue uno de los que continuó luchando por el Imperio después de que el ejército expedicionario francés abandonara México. 

El 19 de febrero de 1867 llegó a Querétaro, en un intento de luchar contra el asalto al emperador. Miramón llevó la infantería y puso al general Tomás Mejía a cargo de la caballería. Participó en las batallas de la Casa Blanca y Cimatario las más significativos de Querétaro. El día en que esta ciudad cayó, Miramón fue herido en el rostro. El Emperador Maximiliano capituló en contra del consejo del herido Miramón, quien inicialmente se refugió en la casa del doctor Liceaga, pero fue capturado el mismo día y preso en el convento de las Capuchinas. 

El 19 de junio 1867 Mejía, Maximiliano y Miramón fueron ejecutados en el Cerro de las Campanas situado en las afueras de Querétaro. Su cuerpo fue llevado a la ciudad de México y fue enterrado en el cementerio de San Fernando, para ser finalmente trasladado, en 1896 a la Catedral de Puebla.