El oscuro incidente que habría llevado a la muerte al cantante de INXS Michael Hutchence
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La historia oficial cuenta que el 22 de noviembre de 1997 Michael Hutchence, el famoso vocalista del grupo australiano INXS, se ahorcó con su cinturón colgándose de la puerta de la habitación 524 del Ritz Carlton Hotel en Sidney, Australia, lugar donde el cantante, junto con los miembros de su banda, se había alojado en los días previos de una gira conmemorando los 20 años de la banda y la presentación oficial de “Elegantly Wasted”, el décimo álbum del grupo.
Los forenses dictaminaron que la muerte de Michael Hutchence, quien por entonces tenía 37 años de edad, se debió a un suicidio, lo que se correspondía con el depresivo mensaje que el músico había dejado en el teléfono de su manager: “Nada me importa ya”. En su cuerpo, además, se encontró un peligroso cóctel de fármacos, tales como el Prozac. De todos modos, la prensa sensacionalista barajó la hipótesis de la muerte por asfixia erótica, efecto indeseado de un supuesto trío sexual, lo que calzaba mejor con la imagen de dios del rock y del sexo que identificaba a Hutchence, uno de los frontmans más carismáticos y populares de los años 80’ y 90’.
Debieron pasar varios años para que se estrenara el documental “Mystify”, de Richard Lowenstein, director de varios de los videoclips de INXS, que reveló un oscuro episodio que en 1991 afectó severa e irreversiblemente la salud de Michael Hutchence, y que, a la luz de los testimonios que dieron algunos de sus allegados, amigos y conocidos, jugó un papel central en su prematura muerte.
En 1991 Michael Hutchence se encontraba disfrutando de unos días de asueto en Copenhague, Dinamarca, acompañado por la modelo Helena Christensen, su bella novia de entonces. El documental “Mistify” reveló que ambos, montados en sus bicicletas, se detuvieron un momento a un costado de una calle estrecha de la capital danesa para comer pizza. Un taxista, que no podía pasar, increpó entonces al cantante para que moviera su bicicleta de la calle. Ante la negativa, el conductor del taxi se bajó de su vehículo y le propinó un golpe tan fuerte a Hutchence, que éste cayó de espaldas al piso y azotó violentamente su cabeza contra el bordillo de la acera. El ruido del cráneo golpeando contra el pavimento asustó de inmediato al taxista, que escapó raudamente del lugar.
“Michael estaba inconsciente, le salía sangre de la boca y del oído. Pensé que estaba muerto. Lo llevé de inmediato a Urgencias, pero cuando despertó no parecía ser él mismo. Estaba agresivo y confuso. Trataron de hacer que se quedara en el hospital, pero él empujaba a los enfermeros y médicos. Pensaron que estaba borracho, así que lo dejaron ir. Michael se quedó en cama durante un mes en mi apartamento, vomitando la mayor parte del tiempo. Debería haber estado en el hospital, pero se oponía de manera muy agresiva a salir de la casa. Cuando trataba de alimentarlo, me empujaba. Casi llegó a la violencia. Apareció un lado oscuro, muy furioso, de él”, recordaría Helena Christensen en el documental “Mistyfy”, agregando que al cabo de ese mismo mes, cuando ambos viajaron a París y en vista de que Michael Hutchence seguía sintiéndose mal, éste aceptó ir a una consulta médica. Allí le hicieron una resonancia magnética que reveló una fisura en el cráneo y la ruptura de varios nervios vitales.
Richard Lowenstein, director del documental “Mistify”, en una entrevista concedida al periódico “The Iris Times”, recordaría que un tiempo después Michael Hutchence regresó a Melbourne para grabar con él unos videos musicales. “Nos dijo que había tenido un accidente y que había perdido el sentido del olfato y prácticamente todo el del gusto. Pero no nos habló sobre todas las repercusiones que ese supuesto accidente había dejado en su comportamiento. Recuerdo con claridad que hablé con mi director de fotografía, Andrew de Groot, y le dije: ‘Acá hay algo malo’”.
Lowenstein agregó que “me sorprendí cuando lo vi, porque Michael era una persona totalmente distinta de la que había sido meses antes. La irritabilidad era muy obvia. Él practicaba kickboxing tailandés, y si hablábamos de algo que le resultaba frustrante, arremetía y rompía la pared del hotel con el pie. Lo que me perturbaba más era su incapacidad de mantener una conversación coherente. Empezaba una historia, entonces cambiaba el hilo y hablaba de algo completamente diferente. Sospeché en ese momento que podía tratarse de una lesión cerebral, pero nunca me imaginé algo como lo que terminamos por encontrar tiempo después de su muerte en 1997”.
En efecto, tras la trágica y prematura muerte de Michael Hutchence en 1997, Richard Lowenstein consiguió acceder a una copia de la autopsia del cantante, de 180 páginas, donde se mencionaban las consecuencias del traumatismo sufrido en 1991. “No entendí gran cosa de lo que leí, así que le mandé el informe médico a un profesor de neurociencia de la Universidad de Melbourne. Días más tarde, este mismo médico me llamó y me dijo: ‘¿Usted sabía que él tenía un daño cerebral grave?’, dándome a continuación detalles de la lesión cerebral, que era de gran tamaño y de consecuencias importantes”.
Lowenstein, tras escuchar al médico, comprendió en ese momento que las piezas del rompecabezas de la misteriosa muerte de Michael Hutchence por fin encajaban. “La personalidad de Michael había cambiado dramáticamente durante un periodo de dos a tres meses mientras trabajaba con él, en el medio de los cuales pasó el incidente con el taxista en Copenhague. Siempre creí que algo estaba un poco mal, a diferencia del relato que hacía Michael. Veía destellos de su antigua personalidad, pero también lo veía hacer cosas arrogantes y ególatras, que nadie esperaba que hiciera. No era consecuencia de la fama, porque eso hubiera sido cinco años antes. Al final creo que esa lesión en el cerebro provocó su errático comportamiento en los años posteriores, que terminó con ese triste mensaje que dejó en el buzón de voz de su manager antes de suicidarse”.
Por lo pronto, los millones de fans que todavía existen de INXS -grupo que ha vendido más de 60 millones de discos- en todo el mundo, siguen recordando con cariño y devoción a Michael Hutchence, quien en palabras del historiador musical Ian McFarlane “fue uno de los showmans más importantes de la música de los 80′ y 90′, pues exudaba un carisma enigmático y desprendía un gran sex appeal con sus ágiles y exuberantes movimientos en el escenario”.
Video de Michael Hutchence e INXS: “Kiss The dirt”:
Video de Michael Hutchence e INXS: “Never tear us apart”:
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