Lo más grato de la práctica de este viernes, al margen de la ilusión reflejada en los ojos de los niños, fue la confirmación de la recuperación, al parecer felizmente absoluta, de Martin Merquelanz. Fue el primer entrenamiento visible en su integridad desde que MD informó en exclusiva de que ya se entrenaba con los demás, por lo que se pudo comprobar que el extremo irundarra de 28 años completaba la sesión con todos y lo hacía además a gran nivel. Con confianza a la hora de meter el pie e ir a las disputas, se empleó con la misma intensidad que el resto. Y no parecía tener una marcha menos. Es más, condujo el cuero con velocidad y demostró su talento en golpeos y pases.
Sin ficha por ahora, todo apunta a que volverá en 2024 tras pasar 2022 y 2023 en blanco. De hecho, no juega un partido desde septiembre de 2021, cuando sufrió su gravísima lesión en la rodilla izquierda jugando como cedido en el Rayo Vallecano. 27 meses y tres operaciones en esa articulación después, Merquelanz está de vuelta. No podía evitar sonreír durante la práctica y cuando le tocó firmar autógrafos y fotografiarse con los más jóvenes. La Real debe decidir si quedárselo en este mes de enero o cederlo. La exigencia de Imanol complica su permanencia y hay que tener en cuenta que el oriotarra casi no contó con él estando en perfecto estado de revista en la campaña 2020/21, a la vuelta del Mirandés, aunque la idea original que se manejaba es que se recupere definitivamente en Zubieta, teniendo en cuenta que muchos pensaban que iba a tener que dejar el fútbol de forma prematura. El equipo txuri urdin necesita extremos de manera urgente, con Kubo camino a Catar a jugar la Copa Asiática tras jugar contra el Alavés y Barrene, de momento, fuera de combate; pero es quizá osado pensar que pueda retornar y aportar tan pronto.
Lógicamente, tras tanto tiempo fuera de combate, le falta, quizá, dar el último paso, la continuidad en los entrenamientos y quizá alguna prueba definitiva para poder celebrar por todo lo alto su retorno.
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