Quiénes son los mejores escaladores de la historia del ciclismo | Relevo
CICLISMO

Quiénes son los mejores escaladores de la historia del ciclismo

En el ciclismo no existe un mayor espectáculo que una etapa de alta montaña durante una gran vuelta.

Marco Pantani en La Vuelta a Murcia. /Guillermo Carrión
Marco Pantani en La Vuelta a Murcia. Guillermo Carrión
Javier Mercadal

Javier Mercadal

El ciclismo es un deporte tendente a la hiperespecialización. En un equipo del UCI WorldTour, cada corredor posee una función específica. Un papel reservado que debe cumplir a la perfección para conseguir los logros colectivos planteados. Existen excepciones: Sepp Kuss, teórico gregario del actual Visma, se coló en lo alto de la General de la pasada Vuelta a España y, desde el conjunto neerlandés, le dejaron ser campeón (con algunos matices). Sin embargo, por norma general, en la mayoría de ocasiones cada ciclista juega su rol.

Grosso modo los miembros de un equipo se pueden diferenciar en: rodadores, sprinters, contrarrelojistas y escaladores. Existen algunos pocos elegidos capaces de rendir en todas las superficies existentes, aunque por definición siempre serán los menos. En España, la tradición de grandes ciclistas se suele adosar a la de escaladores. Corredores que se encuentran en su elemento cuando la carretera pica hacia arriba y los porcentajes de desnivel aumentan. Es por ello que, en nuestro país, nada se celebra más que una etapa de alta montaña.

Evidentemente, un gran escalador puede evolucionar en un vueltómano de primera categoría. De hecho, la mayoría de los más grandes así lo hicieron. Pulieron sus defectos hasta convertirse en corredores lo más completos posibles, capaces de aguantar contra el crono la ventaja ganada en los finales con alto. Estos son los mejores escaladores en la historia del ciclismo.

Marco Pantani (Italia)

Marco Pantani es el ciclista escalador por excelencia. La sublimación del molde por el que se han forjado los grandes especialistas en montaña en la historia del ciclismo. Cuesta arriba, el Pirata siempre tenía una marcha más. El italiano era capaz de marcar un ritmo endiablado cuando al resto de sus competidores les faltaba el oxígeno. Así lo demuestran varios de los récords que instauró en su época, algunos de los cuales todavía perduran en la actualidad. Por ejemplo, Pantani es el ciclista que más rápido ha escalado el Alpe D'Huez: 36 minutos y 50 segundos en 1995. O lo que es lo mismo, subió a una media de 22,5 km/h. No solo eso, también ostenta las dos siguientes mejores marcas: 36:55 minutos en 1997 y 37:15 min. en 1994. Cabe remarcar que se tratan de las tres únicas ocasiones que subió la cima.

Solo Lance Armstrong ha logrado rodar a velocidades semejantes en la cima reina de los Alpes, aunque sus marcas quedaron anuladas tras su sanción por dopaje. Pantani, como casi todos los grandes ciclistas de su época, también terminó pitando en un control antidoping. Fue en el Giro de Italia de 1999 y aquello supuso el inicio del fin para él. De hecho, como muchos otros escaladores, la de Pantani es una figura trágica. El ciclista transalpino falleció en 2004 en circunstancias misteriosas. Se hallaba sumido en una depresión y las pruebas detectaron grandes cantidades de cocaína en su organismo. Sin embargo, el Pirata es recordado como uno de los grandes ciclistas legendarios. En su haber queda el doblete de Giro y Tour conseguido en 1998, así como un legado en la montaña imborrable en la memoria de los aficionados que pudieron vivirlo en directo.

Jonas Vingegaard (Dinamarca)

Con su carrera todavía en activo, resulta imposible situar la altura histórica de Jonas Vingegaard en el ciclismo. Sin embargo, con lo conseguido hasta la fecha, no parece una barbaridad establecer que el corredor danés ya ha demostrado estar entre los mejores escaladores de siempre. Lo demuestra con récords de ascensión en puertos como Col de la Loze (33:01), Mont Blanc (18:27 acompañado de Tadej Pogacar), Tourmalet (45:37 junto a Pogacar), Puy Dome (14:21) o Marie Blanque (20:58). Todas ellas subidas míticas del Tour de Francia y en las que ha marcado la ascensión más rápida de la historia.

La historia de Vingegaard es tremendamente curiosa. Durante sus años de formación, el jefe de filas del Visma pasó prácticamente desapercibido. Se trataba de un ciclista con aptitud para las carreras de montaña, pero cuyos registros nada podían prever la explosión que vimos años después. En 2021, cuando ejercía de gregario de Primoz Roglic, una caída del esloveno le dio la alternativa. Era el hombre mejor colocado en la General del equipo y terminó segundo la ronda gala. Desde entonces, su evolución ha sido meteórica. En la actualidad, Vingegaard ha trascendido el estatus de escalador para ser uno de los corredores más completos del pelotón, sino el que más.

Federico Martín Bahamontes (España)

Aunque hubo ciclistas antes que él, Federico Martín Bahamontes es el primer gran ciclista español. Una estrella internacional, que destacaba sobre todos sus rivales siempre que comenzaban las cuestas. De él se ha dicho infinidad de veces que es el mejor escalador de la historia. El suyo era un ciclismo muy diferente al actual. Mucho más rudimentario y todavía más dado a la épica si cabe. Debido a la falta de técnica en la retransmisión existente en su época, su figura siempre se ha movido a caballo entre la realidad y la leyenda. De él se contaban historias de cómo esperaba a sus rivales en la cima después de haberles sacado distancia en la subida solo para demostrarles su superioridad. Lo cierto es que no era un buen bajador, lo que le hacía perder ventajas o, incluso, que prefiriese descender acompañado.

Bahamontes fue el primer español en ganar el Tour de Francia, en 1959. Fue su única gran vuelta. En lo que arrasó, sin duda, fue en la clasificación de la montaña. Ganó seis maillots de la montaña en Francia, además de dos distinciones al mejor escalador en la Vuelta a España y una en el Giro de Italia. Cerrando así un triplete que le corona como el mejor escalador de su generación. En la edición número 100 del Tour, la organización le distinguió con una placa como el mejor escalador en la historia de la competición.

Alberto Contador (España)

En sus inicios, a Alberto Contador se le comparaba de manera frecuente con Marco Pantani. Algo que el propio ciclista español siempre comprendió como el halago máximo. El español era un corredor valiente y, sobre todo, que generaba emociones en el espectador. La antítesis del ciclismo robótico imperante en aquella época de domino de Lance Armstrong y el US Postal. En ese sentido, los lazos con la manera de correr de Bahamontes también son claros. El espectáculo por encima de los cálculos matemáticos. Cuando comenzaba la cuesta arriba, el de Pinto estaba siempre presto para dinamitar la carrera.

Contador fue un ciclista muy divertido de ver, pero también muy exitoso. Hizo la transición ideal de animador del pelotón a jefe de filas y vueltómano contrastado. Siempre manteniendo su personalidad sobre la bicicleta. Su palmarés oficial refleja triunfos en dos Tour de Francia (2007 y 2009), dos Giro de Italia (2008 y 2015) y tres Vueltas a España (2008, 2012 y 2014). Uno de los mejores corredores españoles de la historia sin duda. Evidentemente, tuvo sus sombras como casi todos su coetáneos. Como el propio Pantani. En su caso, un positivo por clembuterol durante el Tour de 2010. Aquello le borró dos años de su palmarés y el revuelo mediático montado a su alrededor probablemente hizo más mal que bien a su imagen pública. Sin embargo, a su regreso sobre la bicicleta ayudó a recordar el tipo de corredor que fue. Su última victoria de etapa, en la cima del L'Angliru, es el mejor resumen de uno de los mejores escaladores de todos los tiempos.

Gino Bartali (Italia)

Como decíamos, Bahamontes está ampliamente considerado como el mejor escalador de la historia. Sin embargo, siempre que se realiza esta apreciación, no faltan voces que postulan a Gino Bartali para dicho puesto honorífico. Cronológicamente, el italiano es el directo antecesor del español. Seguramente, el gran escalador de su generación. Sobre todo, por ser uno de los últimos bastiones de un ciclismo primigenio. Basado en las sensaciones y la superioridad física. Bartali era una fuerza de la naturaleza, que bebía vino antes de las carreras y se fumaba algún que otro cigarrillo entre etapa y etapa. Y, aún con todo, a la hora de subir, siempre estaba en la cabeza de la carrera.

Bartali además fue un ciclista muy exitoso. Ganó dos Tour de Francia con una década de diferencia entre ellos: en 1938 y 1948. Además de tres Giros de Italia (1936, 1937 y 1946). El corredor transalpino, además, tuvo una gran importancia social, pues su figura sirvió de aglutinador para un país que sufría tras su derrota en la II Guerra Mundial. No solo eso, Bartali falleció en el año 2000 sin que nadie supiese de su papel humanitario durante los años del gobierno fascista de Benito Mussolini. Según se descubrió en 2003, el corredor florentino salvó la vida de unos 800 judíos al esconder en su bicicleta la documentación necesaria para que pudiesen abandonar Italia antes de ser víctima del genocidio llevado a cabo por los países del Eje. Una gesta que no confesó a nadie, pues siempre quiso ser recordado por sus éxitos deportivos.

Lucho Herrera (Colombia)

Si hablamos de ciclismo y alta montaña, es necesario hablar de Colombia. El país cafetero es cuna de grandes ciclistas y, sobre todo, grandes escaladores. Varios de los grandes nombres que han destacado a altas latitudes provienen del país sudamericano. De todos ellos, el más grande sin duda es Lucho Herrera. El primer latinoamericano en ganar una de las grandes vueltas, concretamente la Vuelta a España de 1987. Quizá, el mejor escalador de la década de los 80, como lo demuestra de haber conseguido el maillot de la montaña en Tour, Giro y Vuelta. Algo que solo Bahamontes ha conseguido.

Herrera fue un escalador arquetípico. Un corredor que destacaba por sus arracadas explosivas y su capacidad de mantener el ritmo durante metros y metros hasta abrir hueco. Tomó al mundo por sorpresa en 1984, cuando derroto en la cumbre del Alpe d'Huez a Bernard Hinault, en una de esas victorias que marcan carreras enteras. En una de las épocas más prolíficas del ciclismo, el colombiano dejó su huella. Siempre, cuesta arriba. Es por ello que selló su triunfo en La Vuelta con una subida demoledora en los Lagos de Covandonga.

Charly Gaul (Luxemburgo)

Charly Gaul fue el gran rival generacional de Bahamontes. El único capaz de retar en las cumbres al español y además salir ganador en más de una ocasión. Para el recuerdo queda su duelo en el Tour de 1958, que terminó cayendo de lado luxemburgués. Gaul tenía una particularidad que le distinguen de la mayoría de escaladores: además era bueno en contrarreloj. Una anomalía que le permitió posicionarse pronto en la lucha por la General, tras derrotar al español en la cronoescalada del Mont Ventoux. Sin embargo, unos problemas mecánicos le hicieron perder 10 minutos en la etapa 19.

Aquello pudo ser el fin, sin embargo resultó el prólogo de una de las grandes exhibiciones individuales en la historia del ciclismo. En la etapa 21, que constaba de cinco puertos de montaña, y en un día de lluvia y frío, Gaul se marchó solo en el segundo puerto del día. Ya no paró. Sacó ocho minutos al segundo clasificado. Para comprender la magnitud de la gesta, Bahamontes entró a media hora. Aquella exhibición el granjeó el sobrenombre del Ángel de las Montañas. Gaul ganó aquel Tour de 1958. Además, ganó el Giro en 1956 y repitió en 1959.

Eddy Merckx (Bélgica)

En cualquier ranking de ciclismo que se precie, el nombre de Eddy Merckx debe ser incluido. Probablemente, el belga es el mejor ciclista de la historia. También, claro, es uno de los mejores escaladores que se han visto. Merckx era conocido como El Caníbal por su deseo de ganar cada vez que salía a la carretera. También en las etapas de montaña, claro. No se puede decir que fuese un especialista porque él era mucho más. Ganó grandes vueltas y también clásicas de un día.

El palmarés de Merckx incluye cinco Tours de Francia, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España. Pero además marcianadas como ganar en una misma edición de la ronda gala el maillot amarillo, el de la montaña, el de la clasificación por puntos, la clasificación combinada y el premio a la combatividad. Algo que firmó en 1969, en el que además era el año de su debut. Una gesta que nadie ha podido replicar. A Merckx la etiqueta de escalador se le queda pequeña, lo que no implica que no fuese uno de los mejores de la historia.

Lucien Van Impe (Bélgica)

Lucien Van Impe fue el gran protegido de Bahamontes, a quien siempre agradeció su carrera profesional. El ciclista belga fue coronado como el Rey de las Montañas en el Tour del Porvenir de 1968, una condecoración que llamó la atención del Águila de Toledo. El español utilizó su influencia en el pelotón para conseguirle un contrato profesional. Van Impe respondió a la confianza depositada en él. A lo largo de su carrera, el belga ganó en seis ocasiones el mítico maillot a puntos rojos del Tour, el mismo número que había conseguido Bahamontes y que, hasta la fecha, suponía el récord absoluto de la competición (Richard Virenque consiguió siete posteriormente).

Van Impe logró dicha marca siendo coetáneo de Merckx, lo cual dota de más mérito a la gesta. También de Bernard Hinault, otro de los grandes dominadores históricos de la ronda gala con cinco triunfos en París. Aún así, el belga logró conquistar un maillot amarillo en 1976. Lo consiguió en un espectacular duelo frente a Joop Zoetemelk que se dirimió, claro, en la montaña. Concretamente en las rampas de los Pirineos, que otorgaron al belga más de tres minutos de distancia respecto al neerlandés que terminarían siendo decisivos. Zoetemelk trató de recuperarse, incluso se apuntó tres victorias de etapa, aunque no pudo arrebatarle el amarillo a su máximo rival.