Elecciones en Francia: cómo votará Marsella, la capital de los que no quieren a Macron ni a Le Pen
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      Elecciones en Francia: cómo votará Marsella, la capital de los que no quieren a Macron ni a Le Pen

      Sus habitantes serán clave para el balotaje del 24 de abril. El presidente hará un acto allí el sábado.

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      Elecciones en Francia: cómo votará Marsella, la capital de los que no quieren a Macron ni a Le PenCarteles que llaman al acto que hará este sábado Emmanuel Macron en Marsella. Foto: Noel Smart
      15/04/2022 18:08

      “Entre la cólera y la peste”. Así se siente Marsella, la tercera ciudad francesa sobre el Mar Mediterráneo, ante el balotaje en Francia, cuando debe elegir entre el presidente Emmanuel Macron y la líder populista de la Autonomía Nacional, Marine Le Pen.

      Este melting pot de franceses, nacionalizados, hijos de las colonias, de argelinos, marroquíes, tunecinos y de Comoros, mezclados con italianos y armenios, divididos generacionalmente a la hora de votar, son casi 3 millones de habitantes, que van a ayudar a definir la segunda vuelta de la elección en Francia del 24 de abril.

      Pero están divididos entre franceses, hijos de la inmigración, viejos migrantes bien asimilados y una nueva generación que votó al líder de izquierda Jean Luc Melénchon y hoy se siente huérfana de opciones.

      Políticamente están como Marsella geográficamente: entre el millonario St Tropez, a 60 kilómetros, los cruceros y el puerto reciclado y con la Cité de La Castellane, el símbolo de la pobreza, el narco y la ausencia del Estado, en pleno centro de la ciudad.

      Ni uno ni otro


      Son ellos los que votaron con el corazón a Jean Luc Mélenchon, el líder de Francia Insumisa, que hizo paracaidismo en Marsella para transformarse en uno de sus más queridos diputados marselleses para una generación joven, esperanzada con el cambio.

      Ellos son los que encarnan el "Ni", el nuevo fenómeno que afecta a una buena parte de los franceses frente a la segunda vuelta: ”Ni uno ni otro”. Ni Le Pen ni Macron.

      En Marsella, la mayoría de los votantes no quiere a Emmanuel Macron ni a Marine Le Pen. Foto: Noel SmartEn Marsella, la mayoría de los votantes no quiere a Emmanuel Macron ni a Marine Le Pen. Foto: Noel Smart

      En París, los estudiantes universitarios tomaron la universidad de La Sorbonne bajo el slogan del Ni. Los jóvenes marselleses son menos revolucionarios pero más prácticos: creen que se van a abstener o votar en blanco.

      Pero no se olvidan que en Marignane, la ciudad donde esta el aeropuerto de Marsella, Marine le Pen se impuso con el mejor score de Bouche de Rhone. Consiguió el 40 por ciento y ahora puede sumarle el 10 por ciento que obtuvo Eric Zemmour. La región es territorio histórico del Frente Nacional rebautizado por ella.

      En el Palais del Pharo, un monumento con escenario napoleónico y espectacular vista al Viejo Puerto, el presidente Emmanuel Macron buscará convencerlos este sábado, después del almuerzo, de que la opción es él.

      Pero no existe el menor entusiasmo en la ciudad. No hay muchos carteles ni militantes entusiasmados, aunque Macron diga que Marsella es la ciudad de su corazón.

      El puerto de Marsella, este viernes. Foto: Noel SmartEl puerto de Marsella, este viernes. Foto: Noel Smart

      Discusiones y dudas

      Julian, Sabrina y Honoré discuten sobre su escritorio en la oficina cómo van a votar. Parece una escena de un film de Almodóvar. Solo falta Rosy de Palma. Con sus botas de charol negras de taco alto, la campera naranja, su coiffeur impecable, Julien (45) es un gay parisino, militante. "Hace 20 años que no voto al que quiero sino que voto en contra de alguien. Estoy harto. No tengo el derecho a expresarme", admite.

      Como sus dos amigos, votó a Mélenchon en la primera vuelta pero ahora asegura: “No tengo otra alternativa que votar Macron”.

      Sabrina juega con sus falsos “cover” de Channel y Gucci de su teléfono celular, que cambia para que se no los roben cuando viaja. “Pero mis anteojos son Gucci en serio” aclara.

      "Los otros son Bussinnes Channel", admite. Una obvia referencia que “son de contrabando, comprados en una Cité”. Ella también eligió a Mélenchon pero ahora no sabe si votará o no. No les gusta ni uno ni el otro.

      Con su metro 90, “black, hijo de un martiniqués y una paquistaní", Honoré es más francés que la Torre Eiffel. El cree en la revolución, adora la historia francesa y es un graduado de informática.

      ”Yo voté a Mélenchon para hacer frente a Le Pen. ¿Y ahora? No lo dudo: yo voto a Macron porque hay que frenar a Le Pen”, admite, aunque siga soñando con su revolución.

      Decepcionados


      Pero los Ni no son solo de izquierda decepcionados. Arnaud compró su auto Tesla eléctrico, se prepara para invertir en la pos pandemia, sabiendo que nada podrá fortalecerse hasta el 2024 y eligió votar de un modo tradicional: a Valérie Pecresse, la candidata conservadora de Los Republicanos, que ni siquiera consiguió el 5 por ciento.

      Si hubo una característica en esta campaña es que los partidos tradicionales como los conservadores o los socialistas se dinamitaron en Francia.

      Pero Arnaud no quiere ser atrapado en el juego de “la peste y la cólera”. “Yo no voto Ni a Macron ni a Le Pen. Votaré en blanco”, advierte.

      La Castellane es la Cité donde nació y creció el futbolista Zinedine Zidane y su familia bereber. Hoy parece Alcatraz con vista al Mediterráneo y la policía no entra. Se ha trasformado en un centro de tráfico de drogas, especialmente hachís, cocaína y heroína y tráfico de armas.

      Por las noches se disparan con Kalashnikov las diferentes bandas y es un “no go territory” para la policía y las autoridades. La violencia y el narcotráfico reinan en los suburbios norte de Marsella.

      La Castellane, la zona pobre y violenta de Marsella. Foto: Noel SmartLa Castellane, la zona pobre y violenta de Marsella. Foto: Noel Smart

      Allí vive Rouad, que no votó porque no tiene domicilio fijo y no puede ser registrado en las listas electorales. "El mejor es Mélenchon. En el barrio todos votaron por él y ahora están perdidos. No saben como seguir”, contó.

      Como Tristán, un emprendedor de 23 años. “Yo soy otro perdido. No sé a quien votar en el balotaje. Le Pen odia a los migrantes como su padre, quiere cerrar las fronteras, imponer la pena de muerte. Y Macron no cumplió nada de lo que prometió: impuso el pase sanitario, las vacunas obligatorias y ahora las sacó. Pero ni bien termine la elección, las va a volver a imponer. Es el presidente de los ricos”, reflexiona.

      Pero no está convencido de no ir a votar.

      Marsella es la prefectura del departamento francés de Bouches-du-Rhône y capital de la región Provence-Alpes-Costa Azul, que se sintetiza como PACA. Situada en la histórica provincia de Provence, se encuentra en la costa del Golfo de León, parte del Mar Mediterráneo, cerca de la desembocadura del río Ródano.

      La ciudad más antigua


      Es la tercera ciudad más poblada de Francia, con 870.731 habitantes en 2019, en un territorio municipal de 241 km2. Junto con sus suburbios, el área metropolitana de Marsella, que se extiende sobre 3.972 km2, tiene una población de 1.873.270 al 1 de enero, la tercera ciudad más poblada de Francia después de los de París y Lyon.

      Los griegos la fundaron 600 años antes de Cristo y así es la ciudad más antigua de Francia. Pasaron los griegos, los romanos, los fenicios.

      Ha sido un puerto comercial desde la antigüedad. En particular, experimentó un auge comercial considerable durante la época colonial y especialmente durante el siglo XIX, convirtiéndose en una próspera ciudad industrial y comercial.

      Hoy en día, el Puerto Viejo todavía se encuentra en el corazón de la ciudad donde comenzó la fabricación de su famoso jabón de Marsella, hace 6 siglos. Los viejos docks han sido reciclados como en Londres o Liverpool. A diferencia de París, Marsella es la ciudad de los “negocios”: desde el taxista hasta el kiosquero, viven creando posibilidades para ampliar sus ganancias, como los fenicios.

      Observado desde lo alto por la Basílica de Notre Dame de la Garde, el Gran Puerto Marítimo de Marsella y la economía marítima son polos importantes de actividad regional y nacional.

      Marsella sigue siendo el primer puerto francés, el segundo puerto mediterráneo y el quinto puerto europeo.

      Una ciudad cosmopolita, unida a África, a Medio Oriente y Asia por lazos culturales y económicos y hasta de sabores. En Europa, la ciudad tiene la tercera comunidad judía más grande después de Londres y París.

      El sol de la primavera pega con toda la fuerza de sus 25 grados en el Jueves Santo en el Viejo Puerto.

      En la terraza de La Samaritanne, la brasserie que reúne a los marselleses desde 1910, todos discuten cómo votar y quien irá o no al acto de Emmanuel Macron el domingo. En vacaciones de Pascua, con los franceses cancelando sus reservas en Grecia y Turquía por temor a la guerra en Ucrania, Marsella y la Costa Azul explotan de turistas interiores. Y por ahora la mayoría son los Ni. Ni uno ni el otro.

      Marsella, enviada especial

      CB


      Sobre la firma

      María Laura Avignolo
      María Laura Avignolo

      Corresponsal de Clarín en París. mavignolo@clarin.com